Perdonad: Os tengo prometida una segunda entrada sobre aseos, y estoy con ella, pero de pronto se ha abierto paso otro asunto y ¿quién puede pensar en aseos? ¿Quién puede pensar ya en nada después de esto?
Este blog no está al tanto de las noticias de última hora, pero ha llegado a mis manos un testimonio desgarrador (desgarrador para nosotros; para los protagonistas es muy plácido y muy feliz) y lo tengo que compartir con vosotros urgentemente.
Tengo ante mí un ejemplar del número 3927, de 6 de noviembre de 2019 (dentro de tres días) de la revista ¡HOLA!, en el que sale la casa que los famosos Helen Lindes y Rudy Fernández se han hecho en las afueras de Madrid. (No solo es que se hable de la casa, sino que el reportaje llama al lector desde la parte superior y principal de la portada, de la que ocupa casi dos tercios. Es decir: es el asunto principal de este número).
Ya en esa portada nos dice la dueña: "Rudy y yo hemos diseñado todo juntos, desde el exterior hasta el más mínimo detalle interior", y empiezo a temblar.
Supongo que es una forma de hablar, y que quiere decir que se han implicado mucho CON EL ARQUITECTO(1) en la concepción de su casa, y que ha habido entre ellos muy buena comunicación y colaboración. Eso es fantástico. Así deberían ser todos los clientes. (Son los que más guerra nos dan, pero con quienes nos quedamos más contentos).
Aunque ya me huelo yo que no van a ir por ahí los tiros. No obstante, me pongo a mirar el reportaje con muchas ganas de leer algún: "Le dijimos al arquitecto..." o cosa similar.
Nada.
El arquitecto no existe.
Hay un detalle que me duele especialmente, y es que la reportera lo ve todo tan bonito, tan logrado y tan conseguido que le pregunta a Lindes si ha decorado ella la casa o si ha contado con ayuda profesional.
Es decir: Ya todo el mundo asume que la figura del decorador es muy conveniente, e incluso, en casos tan logrados como este, necesaria. Pero a nadie se le ocurre que la propia casa deba ser diseñada por un arquitecto.
Siento una gran envidia por los decoradores, que han sabido hacerse valer y se han prestigiado, mientras que nosotros nos hemos pasado la vida con el bolo colgando y diciendo gilipolleces como zepelines.
Pero no: Tampoco han necesitado esa ayuda. Una amiga interiorista les sirvió tan solo para ponerlos en contacto con distribuidores. (Y eso que ellos no se consideran "para nada" expertos).
(Al menos menciona a su amiga. Y al menos le ha servido para algo).
Y ya el colmo es cuando dice que su padre era constructor y ella lo acompañaba de pequeña y se fijaba mucho:
De verdad: Qué ganas de llorar. Qué mierda de carrera y de profesión hemos elegido, qué de tiempo perdido, qué cantidad de prácticas, de correcciones de croquis, de blablablá de los profesores estupendiásticos, de suspensos, de libros abstrusos, de noches sin dormir... y resulta que la arquitectura era esto: el sueño de una pareja que se ama, y nada más.
(Por cierto: Cuando yo era niño podías meterte en una obra, y también el hijo del charcutero cortaba embutido con la peligrosísima máquina loncheadora, pero esta mujer es bastante joven. No sé cuántos años hace que "era pequeña", pero supongo que muy pocos, y que ya había una seria legislación de seguridad. ¿Qué hacía esta muchacha entrando en las obras con su padre?)
-¿Han visto ustedes a algún arquitecto por aquí?
-¿Arquitecto? Fiuuuuuu. Pssssssss. Uhhhhhh(2).
Pues no ha habido tal: Hacía tiempo que la pareja quería hacerse su casa y lo han diseñado todo juntos. Meter a un repugnante "técnico titulado" en ese núcleo de amor y comprensión habría sido una atrocidad.
Hay un detalle que me duele especialmente, y es que la reportera lo ve todo tan bonito, tan logrado y tan conseguido que le pregunta a Lindes si ha decorado ella la casa o si ha contado con ayuda profesional.
Es decir: Ya todo el mundo asume que la figura del decorador es muy conveniente, e incluso, en casos tan logrados como este, necesaria. Pero a nadie se le ocurre que la propia casa deba ser diseñada por un arquitecto.
Siento una gran envidia por los decoradores, que han sabido hacerse valer y se han prestigiado, mientras que nosotros nos hemos pasado la vida con el bolo colgando y diciendo gilipolleces como zepelines.
Pero no: Tampoco han necesitado esa ayuda. Una amiga interiorista les sirvió tan solo para ponerlos en contacto con distribuidores. (Y eso que ellos no se consideran "para nada" expertos).
(Al menos menciona a su amiga. Y al menos le ha servido para algo).
Y ya el colmo es cuando dice que su padre era constructor y ella lo acompañaba de pequeña y se fijaba mucho:
De verdad: Qué ganas de llorar. Qué mierda de carrera y de profesión hemos elegido, qué de tiempo perdido, qué cantidad de prácticas, de correcciones de croquis, de blablablá de los profesores estupendiásticos, de suspensos, de libros abstrusos, de noches sin dormir... y resulta que la arquitectura era esto: el sueño de una pareja que se ama, y nada más.
(Por cierto: Cuando yo era niño podías meterte en una obra, y también el hijo del charcutero cortaba embutido con la peligrosísima máquina loncheadora, pero esta mujer es bastante joven. No sé cuántos años hace que "era pequeña", pero supongo que muy pocos, y que ya había una seria legislación de seguridad. ¿Qué hacía esta muchacha entrando en las obras con su padre?)
Sé que para poder hacerte una casa dentro de la legalidad (una casa, no un Monasterio) tienes que contratar a un arquitecto y a un arquitecto técnico que estén correctamente titulados y colegiados, y por lo tanto estoy seguro de que estos dos lo han hecho. Pero que de todo el reportaje se desprenda ese desprecio, esa inanidad, demuestra el papel que desempeñaron y la gratitud que les profesan por su trabajo.
Porque, con todo, el trabajo parece excelente, y la casa tiene buena pinta. Pero, claro, si los logros son solo mérito de los propietarios y los técnicos sirvieron exclusivamente para que pudieran obtener la licencia y resolver el papeleo, es lógico que ni les mencionen, como no mencionan a...
¡Joder: Es que encima mencionan a todo el mundo!
El reportaje está hiperacreditado. Todos, todos, todos, menos el arquitecto y el arquitecto técnico. Los autores de cada cuadro, los modistas que han diseñado cada vestido diferente que luce Lindes en cada foto, las tiendas donde se ha comprado cada mueble... Todos. ¿Qué puta mierda es esta? El reportaje va de una casa, de una casa supuestamente estupenda, y ni se menciona a los técnicos que la han hecho posible. ¿Qué hicieron? ¿Al menos calcularon las armaduras de las vigas y de los pilares y supervisaron en obra su correcta colocación o ni eso siquiera?
¿HICIERON ALGO EL ARQUITECTO Y EL ARQUITECTO TÉCNICO EN ESA CASA? ¿SE LLEVARON EL DINERO CRUDO POR HACER SOLAMENTE EL PARIPÉ? ¡QUÉ ESCÁNDALO! ¡QUEREMOS SABER SUS NOMBRES PARA PONERLOS EN LA PICOTA!(3)¡QUEREMOS QUE SUS COLEGIOS LOS DEPUREN, LOS LAMINEN, LOS ESCABECHEN!
Un escándalo de profesión, una vergüenza, una amargura constante.
En resumen: Vaya puñetera mierda que es la carrera de arquitectura. ¿Qué imbéciles la hacen? ¿Para qué? ¿Para qué soportan tanto, si cualquiera que se quiere hacer una casa ya sabe de sobra, y bastante más que ellos, y no los necesita?
Vaya asco de profesión.
Habría sido muy bonito, repito, que Lindes contara cómo ella y su marido se implicaron en el diseño CON EL ARQUITECTO, cuánto discutieron, cómo fueron surgiendo las cosas, qué relación tan fértil se produjo. Pero no. El arquitecto no existió en absoluto.
¿Para qué sirve un arquitecto? Esperad, que os lo voy a decir.
Esperad sentados.
(Ah, se me ha olvidado decir que si en los próximos años le saliera a la casa alguna fisura o alguna humedad -los dioses no lo quieran- los dueños sí que recordarían inmediata y milagrosamente los nombres de los técnicos ahora ninguneados).
Addenda 5-11-2019
Clara, una lectora de este blog, nos ha dado el dato (leed sus comentarios) de que el autor de esta casa es el arquitecto Santiago Martínez de Dueñas, del Estudio 3 Arquitectos. (Clicad aquí para ver más casas suyas).
Lo dicho: Una casa como esa es obra de profesionales cualificados y entregados a una pasión, que no merecen que se les ningunee y que, por el contrario, se haga creer a los lectores que alguien que ha ido de niña a alguna obra y que está interesada e ilusionada por hacerse una casa la diseñe sin más.
Mucho más bonito, más justo e incluso más elegante habría sido contar con cuánta pasión se vieron muchísimas veces con el arquitecto que les diseñó su casa, e incluso cómo colaboraron con él en ese diseño. Pero hacer como que no ha existido es, aparte de una estupidez que no puede creerse nadie, una mezquindad.
Addenda 9-11-2019
El arquitecto autor de la casa, Santiago Martínez, ha tenido la gentileza de escribir un comentario. Por favor, leedlo.
Addenda 10-11-2019
Esto no para. Cada día hay novedades.
Como os dije, ayer comentó el arquitecto: Santiago Martínez. Lo dije aquí y lo dije en twitter.
Mi amigo Ekain Jiménez lo repitió allí, pero enlazando también a Lindes y a Fernández. Ella o no se enteró o no se dio por aludida, pero él contestó a Ekain con un gif y acto seguido lo bloqueó.
Me hizo gracia la reacción, fui a ver su perfil en twitter para ver si había comentado algo, pero no pude porque también me había bloqueado a mí.
Bloquear, bloquear, bloquear, tanto bloquear. Con lo fácil que habría sido escribir, por ejemplo: "Estamos muy contentos con nuestro arquitecto. Lo que aparece en la revista debe de haber sido un malentendido o un error. Voy a ver qué puedo hacer". Luego no hace nada, pero queda estupendo.
Vamos, que nos ha bloqueado porque le hemos molestado u ofendido. Pues vaya.
Con lo que somos en esta casa de Fernández, de Rudy Fernández. ¿Es que no saben que en esta casa es verdadera devoción lo que hay por Fernández?
Una pena. Y lo dicho: Al arquitecto que le frían un paraguas.
_________________________________
(1).- Utilizo siempre el masculino genérico. Prefiero hacerlo así que escribir "el/la arquitecto/a", "el/la arquitect@", "el/la arquitect*" o (ay, Dios) "le arquitecte". Imaginaos escribir: "Es necesario contratar a un arquitecto o a una arquitecta y a un arquitecto técnico o a una arquitecta técnica". Lo hago por economía del lenguaje y siguiendo siempre las recomendaciones de la RAE.
(2).- Por cierto. ¿Sabéis cómo se llaman estos matojos rodantes que dan esa idea de soledad y abandono y salen mucho en las películas, sobre todo del oeste? ¿No? Pues como este blog es siempre (o casi siempre) didáctico os lo enlazo aquí.
(3).- No, en serio. Ojalá algún lector supiera sus nombres y los dejara aquí en un comentario, para hacerles aquí algún tipo de homenaje de desagravio.
Porque, con todo, el trabajo parece excelente, y la casa tiene buena pinta. Pero, claro, si los logros son solo mérito de los propietarios y los técnicos sirvieron exclusivamente para que pudieran obtener la licencia y resolver el papeleo, es lógico que ni les mencionen, como no mencionan a...
¡Joder: Es que encima mencionan a todo el mundo!
El reportaje está hiperacreditado. Todos, todos, todos, menos el arquitecto y el arquitecto técnico. Los autores de cada cuadro, los modistas que han diseñado cada vestido diferente que luce Lindes en cada foto, las tiendas donde se ha comprado cada mueble... Todos. ¿Qué puta mierda es esta? El reportaje va de una casa, de una casa supuestamente estupenda, y ni se menciona a los técnicos que la han hecho posible. ¿Qué hicieron? ¿Al menos calcularon las armaduras de las vigas y de los pilares y supervisaron en obra su correcta colocación o ni eso siquiera?
¿HICIERON ALGO EL ARQUITECTO Y EL ARQUITECTO TÉCNICO EN ESA CASA? ¿SE LLEVARON EL DINERO CRUDO POR HACER SOLAMENTE EL PARIPÉ? ¡QUÉ ESCÁNDALO! ¡QUEREMOS SABER SUS NOMBRES PARA PONERLOS EN LA PICOTA!(3)¡QUEREMOS QUE SUS COLEGIOS LOS DEPUREN, LOS LAMINEN, LOS ESCABECHEN!
Un escándalo de profesión, una vergüenza, una amargura constante.
En resumen: Vaya puñetera mierda que es la carrera de arquitectura. ¿Qué imbéciles la hacen? ¿Para qué? ¿Para qué soportan tanto, si cualquiera que se quiere hacer una casa ya sabe de sobra, y bastante más que ellos, y no los necesita?
Vaya asco de profesión.
Habría sido muy bonito, repito, que Lindes contara cómo ella y su marido se implicaron en el diseño CON EL ARQUITECTO, cuánto discutieron, cómo fueron surgiendo las cosas, qué relación tan fértil se produjo. Pero no. El arquitecto no existió en absoluto.
¿Para qué sirve un arquitecto? Esperad, que os lo voy a decir.
Esperad sentados.
(Ah, se me ha olvidado decir que si en los próximos años le saliera a la casa alguna fisura o alguna humedad -los dioses no lo quieran- los dueños sí que recordarían inmediata y milagrosamente los nombres de los técnicos ahora ninguneados).
Addenda 5-11-2019
Clara, una lectora de este blog, nos ha dado el dato (leed sus comentarios) de que el autor de esta casa es el arquitecto Santiago Martínez de Dueñas, del Estudio 3 Arquitectos. (Clicad aquí para ver más casas suyas).
Lo dicho: Una casa como esa es obra de profesionales cualificados y entregados a una pasión, que no merecen que se les ningunee y que, por el contrario, se haga creer a los lectores que alguien que ha ido de niña a alguna obra y que está interesada e ilusionada por hacerse una casa la diseñe sin más.
Mucho más bonito, más justo e incluso más elegante habría sido contar con cuánta pasión se vieron muchísimas veces con el arquitecto que les diseñó su casa, e incluso cómo colaboraron con él en ese diseño. Pero hacer como que no ha existido es, aparte de una estupidez que no puede creerse nadie, una mezquindad.
Addenda 9-11-2019
El arquitecto autor de la casa, Santiago Martínez, ha tenido la gentileza de escribir un comentario. Por favor, leedlo.
Addenda 10-11-2019
Esto no para. Cada día hay novedades.
Como os dije, ayer comentó el arquitecto: Santiago Martínez. Lo dije aquí y lo dije en twitter.
Mi amigo Ekain Jiménez lo repitió allí, pero enlazando también a Lindes y a Fernández. Ella o no se enteró o no se dio por aludida, pero él contestó a Ekain con un gif y acto seguido lo bloqueó.
Me hizo gracia la reacción, fui a ver su perfil en twitter para ver si había comentado algo, pero no pude porque también me había bloqueado a mí.
Bloquear, bloquear, bloquear, tanto bloquear. Con lo fácil que habría sido escribir, por ejemplo: "Estamos muy contentos con nuestro arquitecto. Lo que aparece en la revista debe de haber sido un malentendido o un error. Voy a ver qué puedo hacer". Luego no hace nada, pero queda estupendo.
Vamos, que nos ha bloqueado porque le hemos molestado u ofendido. Pues vaya.
Con lo que somos en esta casa de Fernández, de Rudy Fernández. ¿Es que no saben que en esta casa es verdadera devoción lo que hay por Fernández?
Una pena. Y lo dicho: Al arquitecto que le frían un paraguas.
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(1).- Utilizo siempre el masculino genérico. Prefiero hacerlo así que escribir "el/la arquitecto/a", "el/la arquitect@", "el/la arquitect*" o (ay, Dios) "le arquitecte". Imaginaos escribir: "Es necesario contratar a un arquitecto o a una arquitecta y a un arquitecto técnico o a una arquitecta técnica". Lo hago por economía del lenguaje y siguiendo siempre las recomendaciones de la RAE.
(2).- Por cierto. ¿Sabéis cómo se llaman estos matojos rodantes que dan esa idea de soledad y abandono y salen mucho en las películas, sobre todo del oeste? ¿No? Pues como este blog es siempre (o casi siempre) didáctico os lo enlazo aquí.
(3).- No, en serio. Ojalá algún lector supiera sus nombres y los dejara aquí en un comentario, para hacerles aquí algún tipo de homenaje de desagravio.
Los técnicos anónimos.
ResponderEliminarComo todo el mundo sabe y los lectores de HOLA lo corroboran, los técnicos son anónimos. Así nos va.
https://www.luisjurado.es/los-tecnicos-anonimos-programa-de-radio/
Hace unos cuantos meses acudí a una charla de un famosísimo decorador ( ¿o arquitecto de interiores?) muy divo él que hizo afirmaciones tales como "en la obra mando sólo yo" vamos que arquitecto y aparejador (¿o arquitecto técnico) eran una fieles servidores de sus veleidades arquitectónicas... pero lo peor fue que en la charla (vivo en una ciudad pequeña y nos conocemos) estaban algunos arquitectos y le aplaudieron mucho, algunos entusiasmadamente.
ResponderEliminarClaro que hicieron algo, pero aún no lo saben, lo sabrán en los próximos meses-años. Hicieron las goteras y humedades de capilaridad, las caídas de tejas, colocaron mal las fallebas de las ventanas (que no abren bien) y rayaron el zócalo de madera blanca tan bonito y que ahora parece una porquería, también hicieron mal la chimenea del comedor que no tira bien y ahora sus amigas VIP no quieren venir a cenar porque sus trajes de noche cogen olor a humo, diseñaron mal el portón de entrada, que se atasca cuando tienen fiesta y, para colmo, los inodoros no tragan las toallitas de higiene íntima que la gente sofisticada usamos...
ResponderEliminarCuando todo esto suceda-más pronto que tarde-ya no serán ellos los "diseñadores" y en el juzgado apareceran llorosos exigiendo una indemnización, eso sí, muy glamurosos para la foto.
Peor aún, puede que se quejen de algo perfecto porque sí. También pasa. La casa tiene una calidad, sostenibilidad y eficiencia energética que ellos mismos seguramente no pueden comprender ni apreciar. Por suerte muchos clientes de Santiago Martínez de Dueñas que llevan tiempo disfrutando de una casa diseñada por él saben lo que tienen y están agradecidos.
EliminarLa casa es diseño de Estudio 3 Arquitectos y el propietario intelectual Santiago Martínez de Dueñas. También se encargaron del jardín exterior y de gran parte del interiorismo. Muchas gracias por tu artículo, pronto tendrás noticias de ellos. Es un gran alivio ver que esto indigna a alguien más que a los ninguneados de este caso.
ResponderEliminarMuchas gracias por el dato, que además de mantener aquí en tus comentarios pongo en un lugar más destacado, al final de la entrada, como addenda.
EliminarMi pregunta va en relación con este párrafo: "Ya todo el mundo asume que la figura del decorador es muy conveniente, e incluso, en casos tan logrados como este, necesaria. Pero a nadie se le ocurre que la propia casa deba ser diseñada por un arquitecto"
ResponderEliminar¿El hecho de que un arquitecto sea "obligatorio" y un decorador no, hace que se nos vea como una carga y a los decoradores como una ayuda fundamental?
Buenos días José Ramón. Te estoy muy agradecido por este artículo en tu blog que expresa perfectamente mis sentimientos acerca de esta cuestión. Soy Santiago Martínez, Director de estudio3 Arquitectos, el estudio que proyectó la vivienda de Helen Lindes y Rudy Fernández. Tú sabes perfectamente las horas de trabajo que hay que dedicar para crear y hacer realidad una vivienda de este tipo, en este caso desde el asesoramiento para la compra de la parcela, obtención y tramitación de la licencia de obras, estudio topográfico, estudio geotécnico, visados en el colegio de arquitectos, búsqueda de la constructora adecuada y dirección de obra, es decir, todo lo necesario hasta la entrega de llaves con tramitación integral del proyecto, incluida la gestión de la primera ocupación y de la escritura de obra nueva. En cuanto al diseño, nosotros creamos una vivienda única para cada cliente, en este caso adaptada a las particularidades del terreno, las vistas, el soleamiento, y con las características de eficiencia energética, luminosidad, espacios abiertos e integración con el exterior que son nuestro sello. Evidentemente, ellos nos eligieron porque conocían nuestro trabajo y se adaptaba a su gusto. El diseño del proyecto comienza a partir del programa de necesidades del cliente, cada parte tiene su papel y el nuestro es diseñar.
ResponderEliminarYo me enteré de la publicación de esta exclusiva a través de otros clientes, y muchos se mostraron sorprendidos por las declaraciones en portada. Algunos me han comentado que ellos estarían orgullosos de mencionar que el diseño de su casa es nuestro y no comprenden el enfoque de hacer querer ver que un diseño así es una ocurrencia personal del cliente. En todo caso, muchas gracias por tu artículo y espero que contribuya a arrojar un poco de luz sobre la naturaleza del trabajo del arquitecto y su equipo. Un saludo.
Y esto nos pasa, estoy cada día más convencido, por cobrar tan poco.
ResponderEliminarA mí no me cabe la menor duda de ello. Esto, junto con las tropelías que algunos han cometido, nos llevan a ésto...
EliminarSantiago Martínez, por lo que veo en su web es usted un muy buen arquitecto, y por el comentario que le leo aquí es usted todo un señor. Chapeau.
ResponderEliminarhttps://www.elmundo.es/loc/famosos/2019/11/13/5dcaa9edfdddff590a8b4653.html
ResponderEliminarEa!