Ayer por la noche este blog recibió su visita un millón.
Estoy muy contento y (siempre lo digo) sigo sorprendido por despertar tanto interés.
Tengo en cuenta, naturalmente, que muchos entran por error, que otros miran un segundo, dicen "bah" y se van y que otros leen alguna entrada o parte de ella y piensan "vaya tontería". Sí, lo tengo en cuenta. Pero de todas formas un millón de visitas me parece una cifra escandalosa, inconcebible.
Llevaba ya unos días con las novecientas noventa y pico mil visitas y confieso que estaba expectante. Ayer por la tarde iba por las novecientas noventa y nueve mil y algo y pensaba que llegaría al millón hoy, pero fue ayer mismo.
A las ocho y media o nueve de la noche ya miraba el contador cada pocos minutos, y finalmente a las diez menos diez:
Refresqué la imagen y a los pocos segundos:
Qué rabia. Se me había escapado el pantallazo al visitante un millón.
Muchas gracias a todos, y especialmente a quienes os tomáis la molestia (verdaderamente lo es) de dejar un comentario en el blog. También especialmente a quienes me hacéis esos comentarios en alguna de las redes sociales o en la más antigua de todas: cara a cara.
(Ayer me dijo un compañero que le encantaba el blog y que alguna de las entradas le arrancaba una carcajada. Se me saltaron las lágrimas de emoción y de alegría).
A quienes leéis alguna entrada y no sois gente propensa a comentar también os doy las gracias muy efusivamente.
Me siento realmente millonario en lectores y en amigos. Espero que sigáis visitando este blog de vez en cuando y deseo tener la lucidez suficiente como para no aburriros.
Abrazos, besos, gratitud, todo. Como se suele decir, me dais la vida.
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NOTA PARA POSIBLES EMPRESAS ANUNCIANTES: Nunca me había planteado tener publicidad en el blog, pero estoy pensando que sería muy feliz viviendo exclusivamente de escribir aquí. Para ello no pudo mucho: Me conformo con muy pocos miles de euros al día. Anúnciense aquí; ya verán qué bien.