martes, 11 de noviembre de 2025

Requeteimpostor involuntario

Hay una película, quizá bastante "menor" y que solo he visto una vez y hace muchísimos años, pero que se me quedó bien grabada en la memoria. Su título original es Being There, que en España (¡ay!) se cambió por Bienvenido Mr. Chance). (Al vicio de traducir testicularmente unieron el de omitir la coma del vocativo).

El protagonista de la película -personaje que representa Peter Sellers- es un jardinero con escaso cociente intelectual que, por circunstancias casuales, da con alguien que interpreta sus simplezas como agudísimos comentarios llenos de dobles intenciones y significados sofisticados, y toma esos comentarios como consejos inteligentísimos y los sigue. Interpreta como alegorías o metáforas muy penetrantes lo que solo son bobadas.

Yo tuve la suerte de que me pasara lo mismo.

lunes, 3 de noviembre de 2025

Soberbia

Hace muchos años, cincuenta, una eternidad, le conté a un cura que quería estudiar arquitectura, y él me dijo que qué profesión tan bonita, que consistía en hermosear la obra de Dios. A mí aquello me produjo tal sofoco que aún lo recuerdo. ¿Cómo iba yo a poder hermosear la obra de Dios? ¿Cómo podría hacerlo alguien? Desde entonces lo he pensado muchas veces, y a lo único que soy capaz de llegar es a que bastante bien nos podríamos conformar si no la cagáramos demasiado, si no dejáramos tantísima mierda ni tantísima rutina, vagancia, mezquindad y fealdad como dejamos.

Leo ahora esta frase de Paul Auster, pero que podría ser de cualquiera porque es un lugar común, una obviedad: