Me ha vuelto a pasar. Y la de veces que me volverá a pasar. Y que nos volverá a pasar a todos. Sin embargo, a pesar de que se repite tanto, sigo sin saber cómo actuar.
Un cliente al que le has hecho un presupuesto de honorarios intentando ser lo más ajustado posible se escandaliza ante lo que le parece una barbaridad, y te pide que se lo expliques.
La mayoría lo hacen con educación e incluso con cierta ingenuidad: Sencillamente no se podían imaginar que ese trabajo que te pidieron fuera tan amplio, tan extenso, con tantas derivaciones y complejidades. Por supuesto que todos los profesionales entendemos la ignorancia de los clientes en estas cosas e intentamos ser didácticos y explicar lo que hacemos y para qué lo hacemos. Con algunos se crean unas situaciones surrealistas llenas de malentendidos divertidos por las dos partes. Todo esto es comprensible y natural. Pero finalmente hay otros que nos interpelan con grosería, incluso de una forma ofensiva, diciéndonos que nuestro trabajo es una chorrada, que nos lo hace el ordenador y que abusamos muchísimo.
El otro día estaba en una de estas. Tenía que escribirle un correo electrónico a un "ya no cliente" para al menos desahogarme explicándole que yo no era un asaltador de caminos ni un sinvergüenza, y que mis honorarios incluían trabajos y, sobre todo, responsabilidades, que él no podía ni imaginar. ¿Pero para qué? Me parecía que era un inútil recurso al pataleo.
No sabía qué hacer y se lo comenté a mi amigo Ekain. Nos contamos anécdotas (todos tenemos una buena colección de ellas) y barajamos distintas formas de contestar a estos clientes maleducados y desconsiderados (que los hay). Nos reímos, claro.
De ahí surgió la idea de convocar un concurso arquiliterario en el que pueda participar quien quiera escribiendo un correo electrónico a un cliente tóxico.
Aquí tenéis las bases. Animaos a participar, que hay premio y todo.
I CONCURSO ARQUILITERARIO DE RELATO
CORTO “EMAIL DE UN ARQUITECTO A UN CLIENTE TÓXICO”
CONTEXTO Y TEMA DEL RELATO
Un cliente solicita a un arquitecto una oferta de honorarios
para el proyecto de su casa. Al recibir los números (!!), el cliente, molesto, le exige de malos modos una explicación al arquitecto, pues el precio le parece una
burrada; el arquitecto no sabe qué contestar, todos los días lo mismo, se le
ocurren mil maneras… y ninguna.
El I CONCURSO ARQUILITERARIO DE RELATO CORTO que presentamos
consiste precisamente en eso: una contestación vía e-mail, humorística, airada,
sarcástica, lógica, amable… a ese cliente.
BASES
1.- El concurso está abierto a cualquier persona.
2.- El relato, en formato de email y con una extensión máxima
de 300 palabras, se enviará por correo electrónico a la dirección arqui.relato@gmail.com
antes de última hora del día 16 de mayo.
3.- El contenido del mensaje es libre, valorándose el humor,
la ironía, la serenidad, la locura, la mala leche, el disparate, la coherencia,
y un largo e inconcreto etcétera.
4.- El jurado, cuyo fallo será inapelable, estará compuesto
por José Ramón Hernández Correa y Ekain Jiménez Valencia, que serán tan
arbitrarios y subjetivos como cabe esperar de ellos.
5.- Se otorgará un único premio, consistente en:
- Una ilustración original, dedicada, del Arquitecto
Hastalasnarices realizada por Ekain Jiménez Valencia.
- Un ejemplar del libro Necrotectónicas. Muertes de arquitectos,
de Ediciones Asimétricas, dedicado por su autor, José Ramón Hernández Correa.
6.- La fecha del fallo será anunciada en redes sociales a la
finalización del plazo de recepción de los relatos. El relato ganador, junto
con una selección, serán publicados en las redes sociales y en el blog ¿Arquitectamos locos? Los
mismos estarán libres de derechos para su libre uso como modelo de
respuesta. Salvo petición expresa, serán anónimos.
En Vitoria-Seseña, a 21 de abril de 2021.
Nota: este pequeño certamen pretende subrayar la falta de comprensión de algunos clientes con las personas a las que se dirigen para contratar sus servicios, ya sean arquitectos, abogados, o podólogos. Un hecho bastante habitual en muchas profesiones. Pretendemos hacerlo a través de una convocatoria informal, en clave de humor, y abierta a todos. No se nos ofendan.