He recibido el esperadísimo libro Manifiesto arquitectónico paso a paso, de David García-Asenjo Llana y me he lanzado a devorarlo.
El libro debía de haber salido en abril. Ya estaba todo listo, y hasta la presentación preparada, cuando la pandemia lo aplazó todo. Pero da igual: Nunca es tarde si la dicha es buena, y esta sí que lo es.
David García-Asenjo leyó su brillante tesis doctoral en octubre de 2016, y uno de los miembros del tribunal, el autor del prólogo de este libro, Eduardo Delgado Orusco, le aconsejó que publicara, si no toda ella (las tesis son muy ásperas y muy difíciles de publicar fuera de los ámbitos académicos), al menos una de sus partes, que es la que, reconstruida, redactada de nuevo y completamente reconfigurada para ser leída por un público más amplio, tenemos en la mano.
La tesis iba de "estrategias de proyecto" en la arquitectura sacra contemporánea, y de esto va este libro, pero me atrevo a decir que va de mucho más, como voy a intentar explicar.
En primer lugar quiero señalar por qué es un "manifiesto". Según el DRAE, un manifiesto es un "escrito en que se hace pública declaración de doctrinas, propósitos y programas", y yo me atrevo a añadir que suele hacerse en un tono autoritario y perentorio. Los manifiestos suelen tener bastante de ladrido e incluso de arrogancia, descaro y desabrimiento. Pero este tono le es completamente ajeno a García-Asenjo. Esa gesticulación rabiosa y seca no es propia de él. A él le va más un tono aristotélico, como luego diré.
Este es un manifiesto (intentaba decir) porque en efecto es una declaración pública de propósitos y de programas (las dos últimas facetas de la definición de la academia). En cuanto a la doctrina (la primera de las tres facetas), ya la lleva incorporada el tema elegido: las iglesias. (Es broma: No va de doctrina religiosa, sino arquitectónica).
¿Por qué precisamente iglesias? El tema es perfecto para hablar de arquitectura por -al menos- tres razones:
La primera, como señala el autor, es que en cualquier barrio que elijamos es muy probable que el edificio más provocador, más evocador, más moderno y más interesante sea la iglesia; y si no es el más será sin duda de los que más.
La segunda, también señalada por García-Asenjo como frontispicio de su libro, es una cita de Bolaño según la cual parecería que la historia de la literatura no es solo la de sus obras maestras, sino también la de los libros "menores", pero eso no es cierto porque toda obra "menor" tiene un autor secreto, que es, por definición, autor de obras maestras, y así David García-Asenjo se entrega con pasión tanto a los edificios que todos veneramos como a algunos otros de "segunda fila", que o bien ignorábamos o bien no habíamos sabido apreciar hasta que él nos los ha mostrado y ponderado, y con todos ellos hace un discurso coherente y aleccionador, y de todos ellos fabrica una "trama de iglesias" (el tema lo permite e incluso lo pide estratégica y programáticamente) que configuran una obra maestra total, continua y ubicua.
Y la tercera es que, al ser el programa de necesidades y usos siempre el mismo, y relativamente sencillo, al cotejarlo con las tan diferentes soluciones en los ejemplos seleccionados nos hace reflexionar mucho sobre la enorme importancia que tienen los condicionantes externos (topografía del solar, limitaciones del entorno, condiciones económicas...) y los deseos e intenciones de los autores, que son muy elocuentes porque nos muestran las diversas estrategias de la arquitectura.
Contaba una vez el autor que uno de sus hijos, comprendiendo finalmente su profesión, le dijo: "Papá, pero entonces tú no haces casas. Tú haces libros de instrucciones sobre cómo hacer casas". Fantástica definición del oficio de arquitecto.
Tan en serio se tomó David García-Asenjo esta lúcida visión de su hijo que se ha concentrado en hacer libros de instrucciones. Libros de instrucciones son sus proyectos de edificación, pero también sus artículos, sus clases, sus charlas, sus intervenciones en la radio y este manifiesto. Desde luego, si alguno de ustedes tiene el encargo de proyectar una iglesia debería leerlo y estudiarlo. Pero si no lo tiene también le interesará.
En primer lugar quiero señalar por qué es un "manifiesto". Según el DRAE, un manifiesto es un "escrito en que se hace pública declaración de doctrinas, propósitos y programas", y yo me atrevo a añadir que suele hacerse en un tono autoritario y perentorio. Los manifiestos suelen tener bastante de ladrido e incluso de arrogancia, descaro y desabrimiento. Pero este tono le es completamente ajeno a García-Asenjo. Esa gesticulación rabiosa y seca no es propia de él. A él le va más un tono aristotélico, como luego diré.
Este es un manifiesto (intentaba decir) porque en efecto es una declaración pública de propósitos y de programas (las dos últimas facetas de la definición de la academia). En cuanto a la doctrina (la primera de las tres facetas), ya la lleva incorporada el tema elegido: las iglesias. (Es broma: No va de doctrina religiosa, sino arquitectónica).
¿Por qué precisamente iglesias? El tema es perfecto para hablar de arquitectura por -al menos- tres razones:
La primera, como señala el autor, es que en cualquier barrio que elijamos es muy probable que el edificio más provocador, más evocador, más moderno y más interesante sea la iglesia; y si no es el más será sin duda de los que más.
La segunda, también señalada por García-Asenjo como frontispicio de su libro, es una cita de Bolaño según la cual parecería que la historia de la literatura no es solo la de sus obras maestras, sino también la de los libros "menores", pero eso no es cierto porque toda obra "menor" tiene un autor secreto, que es, por definición, autor de obras maestras, y así David García-Asenjo se entrega con pasión tanto a los edificios que todos veneramos como a algunos otros de "segunda fila", que o bien ignorábamos o bien no habíamos sabido apreciar hasta que él nos los ha mostrado y ponderado, y con todos ellos hace un discurso coherente y aleccionador, y de todos ellos fabrica una "trama de iglesias" (el tema lo permite e incluso lo pide estratégica y programáticamente) que configuran una obra maestra total, continua y ubicua.
Y la tercera es que, al ser el programa de necesidades y usos siempre el mismo, y relativamente sencillo, al cotejarlo con las tan diferentes soluciones en los ejemplos seleccionados nos hace reflexionar mucho sobre la enorme importancia que tienen los condicionantes externos (topografía del solar, limitaciones del entorno, condiciones económicas...) y los deseos e intenciones de los autores, que son muy elocuentes porque nos muestran las diversas estrategias de la arquitectura.
Contaba una vez el autor que uno de sus hijos, comprendiendo finalmente su profesión, le dijo: "Papá, pero entonces tú no haces casas. Tú haces libros de instrucciones sobre cómo hacer casas". Fantástica definición del oficio de arquitecto.
Tan en serio se tomó David García-Asenjo esta lúcida visión de su hijo que se ha concentrado en hacer libros de instrucciones. Libros de instrucciones son sus proyectos de edificación, pero también sus artículos, sus clases, sus charlas, sus intervenciones en la radio y este manifiesto. Desde luego, si alguno de ustedes tiene el encargo de proyectar una iglesia debería leerlo y estudiarlo. Pero si no lo tiene también le interesará.