Para despedir el año, y como hace mucho tiempo que no hablamos de jazz, quiero mostraros una pieza mítica que seguro que conocéis todos.
Incluso a quien no sepa nada de jazz le sonarán los primeros compases de esta pieza, y a quien no le vaya mucho este tipo de música es casi seguro que esta le agrade. (Al menos los primeros cuarenta y cinco segundos).
Tiene "algo". Escuchadlo. Seguro que ya la conocéis. ¿Qué tiene?
Tiene varias cosas raras: La primera y fundamental es que su compás es un 5/4, una cosa bastante extraña, y desde luego insólita en el jazz.
La segunda, que tiene mucho que ver con la primera, es que ese saxofonista parece un funcionario del catastro, el batería un agente de seguros y el pianista un profesor de matemáticas.
En realidad, el pianista, Dave Brubeck, lider de este cuarteto, empezó a estudiar veterinaria antes de decidirse por la música. Tuvo formación clásica y su orientación hacia el jazz vino muy mediatizada por sus estudios.
Estamos hablando, por lo tanto, de un jazz culto, un tanto cerebral, sofisticado.
Todo esto que digo tiene mucho de racial. Os he dicho que me choca el aspecto de los músicos porque son blancos. (El contrabajista, Eugene Wright, es de raza negra, y esto es otro detalle muy interesante, ya que Dave Brubeck fue un pionero en las bandas de integración racial, lo que en su momento tuvo una enorme importancia: tomar a las personas por su valía y no por su raza, y todo ello en un tipo de música tan racial como el jazz y en un ambiente tan racista como el de los Estados Unidos).
(Aclaro: No es que me choque tanto el aspecto de los músicos por su raza como por su pinta de oficinistas o de profesores un tanto grises).
El compositor de esta pieza, Take Five, fue Paul Desmond, otro músico culto y cerebral, que conoció a Dave Brubeck en el ejército, durante la Segunda Guerra Mundial. Se hicieron amigos y desde entonces tocaron juntos habitualmente.