Le dedico esta entrada, con más miedo que vergüenza,
También a mi amigo Pablo, amigo del museo, que me invitó
y me acompañó, y me ayudó a abrir los ojos en muchos detalles,
El otro día fui al
Museo del Prado con mi amigo Pablo. Hacía muchos años que no iba; tantos que ni siquiera había visto la ampliación de
Moneo (que, por cierto, no me pareció nada de nada: unas cuantas salas dispuestas para exponer, una escalera larga, unos ascensores, unos aseos... o sea, lo correcto; no sé si es para tanto, pero tampoco sé si se puede hacer mejor).
Vimos las exposiciones temporales de la
metapintura, de
José de Ribera y del
Maestro Mateo. Fantásticas pero agotadoras. De pie derecho (y a "paso museo") más de cuatro horas. Me dolían las piernas y la espalda. Y aún tuvimos humor (y Pablo la paciencia) de subir al claustro elevado (operación pop donde las haya) de los Jerónimos para ver la exposición de las
ocho propuestas finalistas para la nueva ampliación del museo, consistente en la adaptación del
Salón de Reinos.
Digo todo esto para ponerme el parche antes de la herida y para pedir disculpas antes de opinar. Estaba agotado, y el análisis de los paneles requería una atención, una lucidez y un tiempo que no tenía. No obstante sí que pensé un par de cosas, y como soy un inconsciente y un irresponsable las voy a decir aquí.
Creo, para empezar, que se trata de un concurso imposible, en el que el planteamiento es más que discutible, por no decir directamente que es erróneo. Se está constituyendo un grandísimo museo por adición de cagaditas. Por lo tanto, da igual cómo se resuelva cada cagadita: son cagaditas.
El
Salón de Reinos no es una gran obra arquitectónica (ni siquiera es muy buena), y no es digna del Museo del Prado. A este paso, si el museo va necesitando nuevos espacios podría ir adquiriendo cualquier local -un Palacio del Pollo Asado, un Museo del Jamón, un McDonald's...- e ir convocando concursos de arquitectura a los que se presentarían las más grandes eminencias.
Dicho lo cual, cualquiera de las ocho propuestas que se exponen me ha parecido bastante más digna que el edificio original, y a la vez todas absolutamente inútiles. Pero no es culpa de los arquitectos que las han presentado. Ha sido la convocatoria del concurso, las bases mismas, que no permitían solución.
Croquis muy elocuente e inteligente de la propuesta ganadora,
No puedo analizar una por una. Sí diré que el croquis a mano alzada de Foster-Rubio me ha parecido inteligente y pícaro, muy elocuente y muy atractivo ante tanto render 3D y tanto exceso. El gesto casi para niños, dibujando hasta la manita que quita la cubierta y la que quita dos forjados como si fueran dos naipes o dos tarjetas rojas, me ha parecido encantador, y hábilmente dirigido a un jurado cansado y saturado.
La propuesta de B720-Chipperfield me parece muy elegante, pero flojita; la de Souto-Hernández-Riaño magistral, pero como es magistral un arpegio de
Bach, apenas un distraído y automático do-mi-sol-do. Es Bach, sí, pero no es la
Pasión según San Mateo, sino un mero borrador, un apunte. Cruz y Ortiz también muy elegantes, como siempre... Sí: todas las propuestas son muy buenas, pero...
Pero la consabida fachadita sur es lo de siempre, la "plaza" que relacionaría en superficie el Museo inicial, la ampliación de Moneo, el Casón y este Salón del Reino es anodina -interesante la de SoutoHdezRiaño y escamoteada astutamente por FosterRubio-, y la relación subterránea entre todo ello, que a mi juicio sería la verdadera clave de cada propuesta, es evitada concienzudamente.
En la primera pasada los paneles de OMA me parecieron una salida de pata de banco. Pero reflexionando un poco me parecen los más coherentes con la incoherencia de todo el planteamiento, y si pecan de algo es de ser demasiado comedidos y de haberse quedado cortos en su pretendida provocación. Al final se peinan, quitan los codos de la mesa y hasta bendicen los alimentos que todos vamos a tomar.
Seguramente el Museo del Prado sea un problema sin solución -como lo son el Louvre, el Metropolitan, el British...-, un monstruo imposible, un terrible acúmulo del talento de la humanidad. ¿Cómo se hace un museo así? ¿Cómo se le da sentido en esta época en la que el mero atesoramiento de obras de arte y su exhibición no tienen ya tanto sentido como antaño?
Yo solo veo dos modelos de museos, y los dos me parecen muy problemáticos:
Uno sería el mamotreto monstruoso, con hectáreas y hectáreas construidas, y con previsión de más y más hectáreas ampliables. En este caso no tiene mucho sentido conseguir esa inmensa mole por adición de edificios separados que se ligan mediante galerías subterráneas. (Y, repito, ahí el verdadero proyecto son esas galerías, que en este concurso no se ven). Sería mucho mejor hacer un grandísimo edificio de nueva planta. Tal vez aún se podría reconsiderar lo de la Peineta para el Atleti y adaptarla y requeteampliarla para Museo del Prado. O hacer por fin el gran EurovegasPrado, o el inmenso ParqueWarnerPrado, en algún municipio del sur de Madrid. En el Quiñón de Seseña quedaría de miedo un enorme PoceroPrado.
El otro sería hacer ese Museo del Prado en sedes dispersas, repartidas por toda España. Un verdadero Museo Nacional del Prado. Cada sede podría tener unos fondos fijos y existir además un gran fondo circulante, o bien que todo el fondo del museo fuera circulante a base de exposiciones temporales que se alternarían con actividades culturales, conferencias, ciclos de cine y de teatro, festival de jazz renacentista y lo que hiciera falta. Quiero decir hacer un museo marca, una especie de SuperGuggenheim, un Prado sin prado, sin el cateto Salón del Prado al que los madrileños (bizarrísimas damas y bien dispuestos caballeros) salían a pasear sin daños ni perjuicios, ni deshonestidades.
Qué viejo es todo esto, qué paleto. (Por cierto, que veo en los paneles esos cuartetos de cuerda callejeros, esos caminantes bizarrísimos, esos señores y señoras principales y noto el tufillo chulapón y castizo, y me da tiritona).
Siempre me pasa igual: Me lanzo a escribir, me entusiasmo y me pongo a disparatar. Sólo quería decir que sí, que un concurso de arquitectura más, que vigas blancas de gran canto y cerchas vistas a lo
povera (junto con la más pija sofisticación), o dobles alturas con vigas en equis allá arriba, o estucos malvas, rosas, blancos, o cubiertas de chapa o de policarbonato, o chapados de granito o de uglass, o de hormigón blanco.
La verdad es que sí, que todo es muy bonito y que los arquitectos concursantes han hecho buenos trabajos.
Permanezcan atentos a las nuevas ampliaciones. Cuando lleguen a la Puerta de Alcalá va a estar muy bien.
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