viernes, 25 de octubre de 2024

Los malos arquitectos

"Los malos poetas son malas personas, gente cobarde"
José Avello, Jugadores de billar


Acabo de leer esta frase en esta magnífica novela (injustamente olvidada durante muchos años y que ahora, reeditada, tiene una nueva oportunidad) y me ha llamado mucho la atención. ¿Malas personas?

Me hace reflexionar, porque yo me tengo por mal arquitecto pero no por mala persona. A no ser que le dé una vueltecita al concepto, que es lo que pretendo hacer a continuación.

Yo en principio diría que el mal poeta, como el mal arquitecto, es una persona torpe en su oficio y en su pasión, un desatalentado, incluso un plasta, pero que eso no tiene nada que ver con la maldad. ¿O sí?

miércoles, 16 de octubre de 2024

Desde la puerta

Con motivo del Mes de la Arquitectura me llamó el secretario de la Demarcación de Toledo (mi demarcación) del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha (mi colegio) para preguntarme si estaría dispuesto a dar una charla. "Por supuesto", le contesté. A bote pronto no tengo ningún pudor. Luego lo pienso y me pregunto qué voy a decir, qué puedo contar que interese. Pero ya es tarde: ya he dicho que sí.

En seguida (a los dos o tres días) me pidió el título para irlo anunciando, y le solté: "Una mirada desde la puerta de salida", pensando vagamente en que podía contar cómo veo la evolución de la profesión en estos treinta y nueve años que llevo colegiado, y cómo la dejo.

Bien. Estupendo. Se le dio la conveniente difusión y finalmente llegó el día: ayer, 15 de octubre, a las 18:00 h.

Con lo del visado digital hacía mucho tiempo que no iba a la sede. (La verdad es que a los de la provincia nos ha evitado un montón de viajes). Me sentí raro, como un turista. Hice fotos.

viernes, 4 de octubre de 2024

Melancolía IV

Lo del tanatorio salió mal. No gustó la idea del cromlech, no gustó la idea del poliedro de la melancolía, que nadie entendió, ni gustó la idea de la homotecia propuesta para el vestíbulo con todo el conjunto en miniatura mostrando las relaciones y las tensiones (lo tomaron por una especie de belén o de fuerte comansi). Lo único que quedó de toda aquella idea, aislado, solo, perdido, sin sentido, fue un péndulo que evocaba el paso del tiempo y, a través de la asociación con el cuento "El pozo y el péndulo", de Poe, la certeza de la muerte(1). Quedó ahí, incomprensible, adulterado por bancos y jardineras, como un intruso en un Hipercor. Ahí sigue. Y funciona: Podéis empujarlo (creo que casi mejor si no os ve ningún vigilante) para hacerlo entrar en tragedia: en la tragedia de las ideas adulteradas, perdidas, descartadas, desinfladas y olvidadas. Melancolía.

(En mi vida profesional he intentado tres o cuatro veces poner un poliedro de la melancolía. Jamás lo he conseguido).

Pasados unos meses, mi compañero de clase y amigo Ochan me dijo que unos tíos suyos tenían una fundición y estaban a punto de cerrarla por jubilación. Hacían objetos de bronce al molde de arena y sería bonito que su último trabajo fuera el poliedro de la melancolía.