¿Sabíais que Antonio Sant’Elia murió en la Primera Guerra Mundial,
atacando una fortaleza, a la carga, en bicicleta?
Alegoría sobre la muerte de Antonio
Sant’Elia, por Gema Hernández Correa
¿Sabíais que Francesco Borromini se clavó una
espada en el vientre en un ataque de rabia, en un enfado terrible?
¿Sabíais que Louis I. Kahn murió en una
estación de tren, en Nueva York, solo e indocumentado, y estuvo varios días sin
identificar en el depósito de cadáveres? ¿Sabíais que esta triste muerte fue la
ocasión para que se conocieran sus tres mujeres?
¿Sabíais que Carlo Scarpa murió en Senday
(Japón) a causa de...? ¿De qué murió Scarpa? Nadie lo dice. En el librito de la
colección Estudio paperback de Gustavo Gili se menciona textualmente
“un accidente trivial”. Nada más. ¿Qué accidente? ¿Qué pasó?
En algún libro
más amplio ni lo mencionan. Y no escribáis al Centro Carlo Scarpa: No os contestarán.
Nadie habla de
estas cosas.
Nadie decente,
“como Dios manda” cuenta episodios tan morbosos.
El caso es que,
tras mucho preguntar, mucho buscar y mucho leer, sé que hay un escalón (o unos
escalones, o una escalera) y un tropiezo (o una caída, o un desmayo). He
recopilado varias versiones contradictorias (el enlace que he puesto a la wikipedia da una de ellas), y sigo sin saber si alguna es la correcta.
¿Por qué no se
habla de estas cosas? ¿Por qué en las biografías de los personajes ilustres no
se suele hablar de su muerte, y cuando se hace es muy de pasada, con mucho
miedo a ser vulgar y grosero?
Seguramente
porque se suele pensar que ese detalle no aporta nada y sólo es algo morboso.
De acuerdo. Yo
reconozco que soy mitómano. Me emociona tener un libro firmado por su autor, un
recuerdo, un objeto, lo que sea, para tomarlo como fetiche.
Debería bastarme
con disfrutar de una gran obra de arte: Leer un buen libro, ver un buen
cuadro... Pero yo necesito más: Saber algo de su autor, de su vida, de su
familia, de sus detalles y circunstancias. Tal vez sea un maldito enfermo, un
cotilla, un morboso. Puede ser. Sí; seguramente lo soy.
Alegoría sobre la muerte de Enric Miralles, por Gema Hernández Correa
Pero además de
esto (que puede ser; yo no digo que no), me gustaría pensar otra cosa, o una
cosa complementaria. Y es que la trayectoria vital de una persona sirve para
comprender mejor su obra, y que las condiciones y detalles de su muerte (un
hito muy importante, fundamental, se mire como se mire) podrían ayudarnos a
entender mejor su vida y, por consiguiente, su obra.
Ya no digo
solamente el detalle anecdótico de saber cómo murió, sino la perspectiva que
tiene toda una vida mirada desde la muerte.
Petrarca escribió en su Cancionero: “Un bel morir, tutta la vita onora” (un bello morir honra toda la
vida). Yo añadiría que también un morir feo, traidor, miserable, injusto, etc,
ilustra toda una vida. Una brillante trayectoria truncada por un accidente, por
una enfermedad, por cualquier otra circunstancia horrible, caprichosa, estúpida
y gratuita, da una dimensión nueva a toda la vida de una persona y a toda la
obra de un creador.
En este sentido,
Borges dice en “El inmortal”
(uno de los cuentos del libro El Aleph):
“La muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres. Éstos
conmueven por su condición de fantasmas”.
Esa frase me
emociona enormemente. ¿Podría yo atreverme a narrar, desde esa conmoción de la
muerte, la condición preciosa y patética de las vidas de algunos arquitectos
señeros?
Pues sí. Me
atrevo. (Además de cotilla y morboso soy bastante desvergonzado).
Vamos con ello: Escribamos
algunas necrológicas arquitectónicas. Necrotectónicas.
Es un ejercicio
morboso de cotilleo. Sí. Ni lo negaré ni lo ocultaré. Pero es también un canto
de amor hacia estos arquitectos y un intento de comprensión.
Estoy con ello.
Seguiré hablando de este tema.
Alegoría sobre la muerte de Lilly
Reich, por Gema Hernández Correa
Muy interesante la entrada, un tema además poco común. Muy buena la alegoría sobre Miralles, me ha hecho interesarme en Wikipedia ahora mismo por su muerte (en la versión catalana e inglesa especifican el motivo, no en la castellana). Maravilloso su parlamento escocés, ¡cuántas veces he fardado con los escoceses que lo diseñó un compatriota!
ResponderEliminarEl hombre se define por lo que le falta, como dijo mi querido Oteiza.
ResponderEliminarLa muerte nunca viene bien a no ser que el cadáver sea el de un malvado, he visto gente muy creyente sufrir ante la pérdida de un ser querido. En el Olimpo los constructores trabajan con el cristal, proyectan prismas para luz y construyen, y construyen...De vez en cuando las risotadas del creador de los melones y de las sandías les estremecen deseando no haber muerto.
Manossaltarinas53
¿Habrá libro?
ResponderEliminar(Lo estoy deseando...).
Mientras tanto, gracias por ir contándonos cosas...
Un saludo
Francis
Estamos en ello, Francis.
EliminarPero por ahora no puedo decir más porque, como dicen las folclóricas, se me gafa el proyecto.
Iré dando más noticias.
Muchas gracias por tu interés.
Muchas gracias, Ray y Manossaltarinas53 por vuestras aportaciones.
En cuestiones de necrológicas habla con Nieves Concostrina.
ResponderEliminarYo he oido de boca de su familia que Carlo Scarpa murió ahogado/ atragantado como consecuencia de una caida bajando por las escalerillas de un avión en el Japón.
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