En el año 1966 el arquitecto americano Robert Venturi publicó un libro fundamental: Complejidad y Contradicción en la Arquitectura. Es un libro de lectura obligatoria, lucidísimo y necesario a más no poder.
Critica con gran inteligencia la Arquitectura Moderna, y es, pues, uno de los primeros pilares (incluso fundacionales) de la postmodernidad arquitectónica.
La famosísima sentencia de Mies van der Rohe "less is more" ("menos es más") es corregida por Venturi en este libro cambiando sólo una letra: "less is bore" ("menos es aburrido"). Un hábil juego de palabras que refleja su forma de ver el problema arquitectónico, y que nos abre los ojos a la opulencia, a la acumulación formal, a la combinación de registros y de tonalidades, a la exuberancia y a la alegría orgiástica.
El funcionalismo no puede ser el ideal. El funcionalismo sólo cree en la racionalidad, en que los edificios respondan al programa, en que sean limpios y nítidos, en que no alojen más que frío cálculo. La gente necesita otras cosas más estimulantes, otras dimensiones por encima de las meramente racionales.
A la austeridad y a la claridad modernas, Venturi opone la complejidad y la contradicción. Y tiene razón. Las cosas importantes de la vida son complejas y se contradicen. La vida misma es compleja y contradictoria, y la gran arquitectura tiene que tener factores de complejidad y de contradicción.
Chapó.
Estoy esbozando muy por encima la caricatura de su libro, pero os recomiendo de verdad que lo leáis, aunque ya tenga cuarenta y cinco años de edad. Sigue estando vigente, y es de una finura y de una inteligencia notables. De verdad que merece la pena, repito.
Lo único malo de este libro es que al final tiene unos infaustos ejemplos de obras de Venturi. Y, cuando uno se ha ido convenciendo durante todos los capítulos de que estaba ante una obra seria, la obra de un hombre inteligentísimo, al final ve con horror la sarta de mamarrachadas que este hombre puede construir siguiendo su evangelio.
La casa para su madre, Doña Vanna Venturi, podría ser más o menos aceptable si su madre fuera la Barbie entrenadora de delfines, por ejemplo. Es una auténtica chorrada, un teorema simplón, una tautología autodemostrable.
¿Pero de verdad, comparado con esto, el Pabellón de Barcelona es aburrido? (Less is bore). ¿Pero alguien se cree que esta cosa es más compleja y más contradictoria que La Villa Saboya, o que la Casa de la Cascada?
¡Madre mía! (Bueno, la de Venturi). El amor de una madre lo puede todo, y quiero creer que esa buena mujer viviría encantada en esa casa. (¿Tanto como la señora Schröder en su casa de Utrecht?).
Y después de la casa de su madre, la famosísima residencia de ancianos:
¡Qué maravilla! ¡Qué complejo y contradictorio de nuevo! ¡Otro logro arquitectónico! ¿En qué se diferencia esto de un bloque de Parla?
El detalle más polémico fue la gran antena dorada que corona la fachada. Era un homenaje a la televisión: la gran fuente de distracción de los ancianos. ¡Pues qué talento arquitectónico! ¡Qué obra con mensaje!
(Por cierto, la gran antena dorada ya no existe. Ahora hay varias antenas, tan anodinas como las de cualquier otro edificio, incluso de Parla. Deben de ser cosas del TDT. Qué faena).
Esta es la revelación arquitectónica, la caída de San Pablo, la aparición de la Virgen de Fátima, y hasta el Blus del autobús. Si viajáis a EE.UU. no perdáis el tiempo buscando obras del gran viejo pedorro. Id a ver estas cosas, mucho más complejas y contradictorias. El Bluf del autobús.
No me fastidie, Don Robert. Don Frank tiene más arquitectura en la uña del meñique izquierdo (del pie).
Lo que hay que aguantar.
Bueno, pues el éxito de Venturi fue tal (repito que el libro lo merece) que se convirtió en un santón mundial de la arquitectura.
Y a los pocos años, en 1972, insistiendo en la misma línea, pero ya despendolado, escribió con su esposa Denise Scott Brown y con Steven Izenour otro libro: Aprendiendo de Las Vegas. En él nos intenta convencer a los arquitectos de que tenemos que atender los gustos de nuestros clientes, porque el gusto supuestamente inculto del público es lo que vale, es lo que tiene que imponerse en este mundo multidimensional y tuttifrutti.
Hombre, eso consuela mucho, porque la inmensa mayoría de arquitectos jamás hemos podido hacer otra cosa que seguir el gusto de nuestros clientes. Y con ese argumento se nos da una coartada muy buena.
El libro es una orgía de alabanzas a ese lugar siniestro creado por los gangsters, cuyo lema es: Por la corrupción a por la pasta del pardillo.
Las Vegas, con sus falsas estatuas de la Libertad, con sus falsos canales venecianos, con sus falsas pirámides de Egipto, con su falso... todo, logra a mi juicio, por el contrario a lo que Venturi afirma, ser un ejemplo palmario de funcionalismo: La forma (repugnante copia fallera de edificios y monumentos "de verdad") sigue a la función (el juego, la estafa, la prostitución).
(Con perdón de Frank Sinatra)
No quiero aprender de Las Vegas. No tengo la más mínima gana. No quiero aprender de esa vomitona de zafiedad.
Sé que con su primer libro Venturi demostró que el Corbu o el Franyoirrái no son la felicidad perpetua ni la verdad absoluta. Vale, tiene razón. Pero me daría mucha pena y mucha rabia, y mucho dolor, renunciar a ellos para echarme en los brazos de la antena dorada.
Y todavía me da más pena, más rabia y más dolor que haya tanta gente que no se dé cuenta de la superchería y que siga aplaudiendo estas cosas.
al hilo del tema, hay una secuencia (acompañada de un pequeño texto), muy buena en el libro YES IS MORE en la salen cada icono-arquitecto con su eslogan EN FILA! Lo curioso es que termina con la foto de DARWIN...
ResponderEliminarComparto tu opinión... Como podrían esos "chistes" arquitectónicos competir con chistes tan sutiles como los de Corbu, o Mies (con lo fino que hilan los muy cabr...) :D.
Hay una cosa que me choca... ¿Todo el valor retórico del la residencia pende de una antena que quitaron?... xD ¿Imaginas a alguien cambiando la escultura de Kolbe del pabellon aleman, por otra?¿Una cariatide?¿Un calder? xDDDDDDDD
Y que me dices de su amigo Philip Johnson, y su famosa frase? ;D
Estupenda entrada saludos!
Lo mejor de la racionalidad de principios de siglo es que nos llevó a dos guerras mundiales.
ResponderEliminarLas esculturas de Mies-Corbu-and company no funcionaban, no eran confortables y menos que nada racionales. Al aplicar una fórmula no daba como resultado el edificio sino que se las revestía de apariencia para que parecieran eso.
Magníficas arquitecturas e infinitos puntos de vista con etiqueta de internacional.
Cada cosa a su tiempo.
Cada cual pone sus límites y este post pone de manifiesto algunos de.
Saludos
Programa: No estoy de acuerdo en absoluto con que la racionalidad nos llevara a dos guerras mundiales. Al revés: Creo que si hubiera habido más racionalidad habría habido menos guerras.
ResponderEliminarEn cuanto a Mies, Corbu and company, ya sé que sus obras no son el mero resultado de una ecuación, y que eran mucho más complejos y contradictorios que todo eso. Ahi está la gracia. Pero sí eran racionales.
Y no hacían esculturas.
Ya sé que eres un provocador. He contado hasta cien antes de entrar al trapo... y he entrado al trapo. Saludos.
(PD.- ¿Según tú Venturi soluciona todo esto? ¿Y evita las guerras? ¿Sí? ¿De verdad?).
“El único verdadero viaje,
ResponderEliminarel único baño de juventud sería
el de no andar hacia nuevos pasajes,
sino tener otros ojos.”
Marcel Proust
Alison and Peter Smithson después de analizar muchísimas obras de arquitectura del mvto moderno dijeron que esta era esencialmente:
a) Cúbica o con apariencia de
b) Organizada Geométricamente y abstracta
c) Un objeto acabado en sí mismo
d) Depositado, no enraizado en el lugar
e) Reluciente, blanco o pintado
f) De materiales pulidos (o aparentemente) con pretensión de producción industrial
Nada de racional.
Venturi vino en platillo volador, se puso la careta de, disfrutó de lo lindo y si no llega a ser por él, la tercera nos hubiera caído encima.
Aquí tuvimos al enano saltarín.
Es interesante el dialogo entre Venturi y Koolhaas que aparece en la revista arquitectura viva que en la tapa dice "marcas culturales" (no recuerdo el numero). Ahi Venturi habla de lo que siguio en las Vegas cuarenta años despues.
ResponderEliminarsaludos
Pedro
Muchas gracias, Pedro.
ResponderEliminarHe buscado en la web el número, y es este:
http://www2.arquitecturaviva.com/Antiguos/ArquitecturaViva83.html
No lo tengo. Si lo consigo publicaré un resumen de ese diálogo, que parece interesante.
Gracias.
Lamentablemente la estetica de Venturi ha calado mucho mas hondo entre arquitectos y clientes que la de Corbu. Como ha dicho Joserra, daros una vueltecita por Parla.
ResponderEliminarEscribi Jose Ramon Hernadez Correa en Google y luego aplique "imagenes" y solo salieron fotos de personajes y obras de arquitectura de otros arquitectos. Krier, Venturi y Rossi defendierton teorias y luego las materializaron mal o bien. Ramoncito, escribe, es locuacisimo y altanero...haber si en los proximos años, cuando tenga obras mostrables, tenga mejor suerte que los despedazados por este arquitecto en ciernes.
ResponderEliminarAnónimo, me has matado.
EliminarPreferiría que criticaras mis comentarios en vez de alegar que la no publicación de mi obra me desautoriza a opinar.
No me molesta que te remitas a mi obra deleznable o incluso invisible (ojalá lo fuera realmente), pero sí que me llames Ramoncito y que no dejes nombre alguno, para que yo no te pueda llamar de ningún modo.
Gracias por lo de locuacísimo. Lo de altanero, según qué acepción se tome, no está mal.
Y a mi edad creo que ya nunca tendré obras memorables, pero a ver (sí, "a ver") si algún día las puedo mostrar.
(En algún sitio sí se ve alguna. Busca mejor).