Hoy quiero contaros una envidiable historia que se puede leer en este libro que me prestó mi amigo Emilio(1).
En él Joseph Mankiewicz dice que su colega Norman Krasna le contó una buena idea que se le había ocurrido para una obra de teatro. Estaba inspirada en un linchamiento que había ocurrido en el norte de California:
-¿Te imaginas si una turba enfurecida...?
-Uf. Sí. Sería tremendo.
Norman Krasna
A Mankiewicz, que por aquel entonces era guionista y aún no había dirigido nada, aquello le caló.
Le caló tanto que tres años después aún se acordaba de ello y se lo propuso al gran (y temible) Louis B. Mayer con la pretensión de dirigir esa película. El jefe le dijo que seguro que iba a ser muy buena, y un fracaso comercial, pero que de acuerdo. Solo que a él lo quería tener como productor, porque no lo veía aún preparado para dirigir(2).
Mankiewicz propuso entonces como director a Fritz Lang, recién venido a EE.UU. y que estaba en esos momentos sin trabajo, y Mayer aceptó.
Mankiewicz propuso entonces como director a Fritz Lang, recién venido a EE.UU. y que estaba en esos momentos sin trabajo, y Mayer aceptó.
-Hay una pega -dijo Mankiewicz-, y es que la idea no es mía, sino de Norman Krasna. Se la tendríamos que comprar.
Mankiewicz le escribió a su amigo: "Tengo 25.000 dólares para ti por aquella idea que tuviste hace tres años sobre aquel linchamiento de California. Mándame una sinopsis para que yo pueda justificar el pago y te enviaré el cheque por correo".
(Veinticinco mil dólares todavía es dinero, pero en el año 1936 te podías comprar una buena casa con eso).
Krasna, encantado por encontrarse con tanta pasta de una forma tan tontísima, le contestó: "Estupendo, Joe, pero, por favor, recuérdame qué idea era esa porque no sé de qué me estás hablando".
Mankiewicz le explicó el argumento. Krasna, que no lo recordaba en absoluto, lo escribió según se lo estaba contando su amigo, lo firmó, lo envió y le pagaron ese dineral. Y así nació Furia.
Sobre esa base Bartlett Cormack escribió el guion, que Fritz Lang terminó de perfilar. Mankiewicz también añadió alguna línea de diálogo (no acreditada). Entre todos ellos modificaron un poco la historia inicial, pero eso al feliz poseedor de los veinticinco mil dólares no le importó mucho. No se rasgó las vestiduras ni armó ningún escándalo de creador íntegro ofendido. No. Fue muy tolerante y discreto(3).
En la novena edición de los Oscar Furia no fue nominada por el guion, pero sí por el argumento(4). Es decir: Fueron unos veinticinco mil dólares muy bien empleados. Los ejecutivos de la Metro estaban contentos. Norman Krasna también. Incluso más.
Ojalá ser Krasna en alguna ocasión (yo confieso que lo he sido un par de veces). Ojalá que alguien se descolgara con una buena cantidad de dinero por nada o por casi nada y solo tuviéramos que abrir la mano, tomarlo y guardárnoslo, en vez de tener que sudar tinta por cada céntimo, en vez de pelear cada puñetero euro por un trabajo duro e ingrato. Ojalá alguien nos lo diera todo hecho y con el pago generoso y garantizado.
Hay libertad religiosa, ¿no?, y podemos venerar a quien nos dé la gana, ¿verdad? Pues yo, por mi parte, me imprimiré a tamaño de estampita el retrato de Krasna que he puesto más arriba, lo colocaré en una estantería-altarcito que tengo con más santos y lo miraré con devoción y amor cada día. Y por su efeméride (nació un 1 de noviembre; qué casualidad: el día de todos los santos) encenderé una pequeña vela ante él y le rezaré esta oración que habré impreso en el reverso de la estampa:
Glorioso San Norman Krasna,
de Queens, Nueva York,
patrono, modelo y ejemplo
de los profesionales liberales
que trabajamos por un estipendio
que siempre se nos escatima,
haz por tu poderosa intercesión
que un día alguien me llame y me ofrezca
una pasmosa cantidad de dinero,
(incluso una obscena cantidad de dinero)
(incluso una obscena cantidad de dinero)
por un trabajo muy fácil, o, mejor,
por no hacer nada en absoluto,
y yo te daré gracias y te bendeciré
por toda la eternidad.
Amén.
Es posible que tras rezar esa sincera plegaria me llame algún amigo, compañero o cliente:
-¿Te acuerdas de aquel diseño que hiciste hace unos años para un fabricante de puertas de viruta de corchopán?
-No. No sé ni de qué me estás hablando.
-Pues alégrate: ¡Te acaba de transferir veinticinco euros!
No sé: A veces un milagro.
(1).- Sí, ahí veis lo que es una rara amistad: ¡Él me prestó un libro! ¡Y yo se lo devolví!
Siempre se ha dicho que solo hay alguien más tonto que quien presta un libro: quien lo devuelve. Pues bien, yo soy tontísimo. Presto libros y los devuelvo. Y Emilio también.
(2).- Mankiewicz cuenta que Mayer le dijo: "Si quiere llegar a ser director, debe aprender a arrastrarse antes de poder andar", y que esa era la mejor definición del oficio de productor que había oído nunca.
(3).- No así Fritz Lang, que al parecer se comportó en todo momento como un divo y no tuvo la menor gratitud ni el menor reconocimiento hacia quien le había proporcionado aquel trabajo en unos momentos muy difíciles para él, y no hizo más que quejarse y proclamar siempre que Mankiewicz le había destrozado SU película. (Anda y que le frían un paraguas).
(4).- Desde 1928 hasta 1956, además de para los mejores guiones (adaptado y original), hubo un Oscar para el mejor argumento. El de ese año lo ganó finalmente The Story of Louis Pasteur, pero Fury, de Norman Krasna, estuvo ahí, en la recta final. Si lo hubiera ganado habría sido ya el colmo.
Siempre se ha dicho que solo hay alguien más tonto que quien presta un libro: quien lo devuelve. Pues bien, yo soy tontísimo. Presto libros y los devuelvo. Y Emilio también.
(2).- Mankiewicz cuenta que Mayer le dijo: "Si quiere llegar a ser director, debe aprender a arrastrarse antes de poder andar", y que esa era la mejor definición del oficio de productor que había oído nunca.
(3).- No así Fritz Lang, que al parecer se comportó en todo momento como un divo y no tuvo la menor gratitud ni el menor reconocimiento hacia quien le había proporcionado aquel trabajo en unos momentos muy difíciles para él, y no hizo más que quejarse y proclamar siempre que Mankiewicz le había destrozado SU película. (Anda y que le frían un paraguas).
(4).- Desde 1928 hasta 1956, además de para los mejores guiones (adaptado y original), hubo un Oscar para el mejor argumento. El de ese año lo ganó finalmente The Story of Louis Pasteur, pero Fury, de Norman Krasna, estuvo ahí, en la recta final. Si lo hubiera ganado habría sido ya el colmo.
Parece que habría que hacerle un altarcito también a L.B. Mayer que no decidió apropiarse de la idea por las buenas.
ResponderEliminarDevoto desde ya. Me pido prime!
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