miércoles, 25 de abril de 2012

El pabellón de Pietilä

El arquitecto finlandés Reima Pietilä, cuya mejor obra sea tal vez el Centro de Estudiantes Dipoli, de Espoo (del que hablaremos otro día), se dio a conocer por el pabellón finlandés de la Expo de Bruselas de 1958. (Buena exposición. Recordad que ya hablamos del pabellón español. Pero hay otros cuantos muy interesantes, de los que tal vez merezca la pena hablar en otras ocasiones. Ya veremos).
En principio este pabellón de juventud no prefigura la obra de madurez (de muy pocos años después). ¿O sí? No lo sé. Pero se me hace algo más sencillo de entender y, tal vez, de explicar (o de explicármelo a mí mismo).
Pietilä ganó el concurso del pabellón en 1957, cuatro años después de haber obtenido el título de arquitecto, y aún muy influido por la escuela. Allí le habían hecho trabajar sobre las teorías de Theo van Doesburg, y le habían hecho reflexionar sobre la modulación y sobre la plasticidad del ángulo recto.
En su pabellón utilizó una modulación férrea, pero no esclavizadora. Es decir, aprovechó las ventajas de la modulación para controlar las formas y la estructura, pero no cayó en la rigidez, sino que supo configurar un espacio expresivo y fluido.
Manifestó que había querido hacer una arquitectura natural e intelectual a la vez, y eso, en cierto modo, caracteriza toda su obra: Una especie de "racionalismo orgánico" o de "organicismo racional", lo que le emparenta con el gran patriarca Alvar Aalto.
También dice que quiere hacer una arquitectura "finlandesa". Uno no sabe qué quiere decir eso, pero ve madera y se imagina que algo tendrá que ver.


(No sé por qué, pero eso de utilizar la estructura modular, geométrica, sencilla, para crear un espacio natural, libre y expresivo, creo que se podría aplicar también al pabellón español. Y es que a lo mejor Corrales y Molezún también tienen algo de finlandeses).
El pabellón está formado por "gajos" paralelepipédicos escalonados, que por dentro generan un espacio único y continuo mientras que por fuera aparecen como un volumen fragmentado.



La piel de madera es muy "cálida", "acogedora" y todo eso. Ya sabéis: finlandesa.
Y, sin embargo, aunque tengan expresiones distintas, el interior y el exterior no se contradicen.


El espacio interior es continuo porque se ha puesto un falso techo inclinado de madera, que convierte en continuidad y unidad lo que desde fuera aparece discontinuo y con cortes y saltos.
Este doble juego nos va a servir para estudiar a este arquitecto interesantísimo. El muy tuno organiza estructuras sistemáticas y muy rigurosas, que le permiten jugar con un espacio que a menudo parece contradecirlas; pero lo que ocurre en realidad es que su intelecto y su raciocinio le llevan a ponerse las cosas fáciles para poder jugar sin riesgo de naufragio.
Pietilä sabe nadar y guardar la ropa.
Leo que este pabellón de Pietilä, entre tantos magmíficos pabellones de aquella Expo, fue considerado el mejor. No sé por quién. No sé si fue una especie de título oficial. A mí, con todo, me gusta más el español. Creo que la genial idea de Corrales y Molezún resuelve de la manera más simple y más inteligente todas las solicitaciones y requerimientos. Este finlandés sí es más "vistoso".
Pero no se trata de pelear ni de competir.
Quedémonos, primero, con el descubrimiento de un arquitecto muy importante pero que cada vez se conoce y aprecia menos. Quienes no lo conocierais aprovechad para buscar cosas suyas. Ya veréis cómo merece la pena.
Reima Pietilä con su esposa Raili, con quien hizo casi todas sus obras.

1 comentario:

  1. Bravo!!! Preciosa ovación al maravilloso Pietilä.
    Gracias por compartir tan cuidada información.

    Saludos

    ResponderEliminar