jueves, 24 de julio de 2025

Una casa (1)

¿Habéis pensado alguna vez qué es una casa? Por supuesto que sí, y habréis obtenido un montón de respuestas y de ideas. Podríamos estar hablando horas y horas. Pero yo hoy no tengo ganas de hablar (de escribir), y veo que Jean-Jacques Sempé me da la entrada hecha. Voy a poner una secuencia de dibujos suyos y ya está.

Yo conocí a Sempé, supongo que como nos ha pasado a tantos, como el ilustrador de los relatos del Pequeño Nicolás, de René Goscinny. Venerador de Don René desde que me alcanza la memoria, leía las divertidas historias del pequeño escolar por el placer del texto, y veía los dibujos como agradables aderezos, pero nada más. Qué ignorante. Poco a poco fui descubriendo obras de Sempé en solitario, y comprobando que es uno de los mayores poetas visuales que he conocido. Tiene un poder de observación y de evocación, un tacto y un cariño verdaderamente prodigiosos.

Hoy me voy a limitar a poner diez dibujos suyos en secuencia. Cuentan una historia al mismo tiempo triste y feliz, plasman con nitidez lo que es la vida, pero concretamente, para lo que aquí me ocupa, nos explican extraordinariamente qué es una casa.

Por favor, id viéndolos en orden, despacio, paladeando cada elemento que aparece, cada gesto, y no escatiméis ni sonrisas ni lágrimas.

Qué preciosidad.

Hoy lo dejo aquí. Me emociono. Se me ocurren muchas cosas que decir, pero prefiero dejarlo así. Creo que no debo añadir nada. Al menos por ahora, porque, como veis, al título lo he seguido de (1).

Si os parece, la semana que viene (más o menos) hablamos un poco de todo esto.

3 comentarios:

  1. En más de una ocasión me he preguntado si el título que da nombre a este blog tiene alguna intencionalidad. ¿Es que hay que estar loco para ser arquitecto? ¿es esto lo que se quiere transmitir con el titular de este blog ?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El título del blog (como el propio blog, claro) surgió en un mal momento, de crisis general no sólo económica, sino de valores de todo tipo. Yo veía que me hundía, que mis amigos se hundían, que mis clientes se hundían, y mientras tanto se seguían publicando y celebrando fantasmadas arquitectónicas sin sentido. Todos nos teníamos que "reinventar", pero nadie hacía nada sensato. Me preguntaba indignado: "¿pero estamos locos o qué?" "¿Estamos locos?" Y de ahí el fácil y tonto juego de palabras.
      Un saludo y gracias por tu atención al blog.

      Eliminar