El otro día, en Madrid, bajaba por la calle Goya hacia Colón y me encontré esto:
Había oído hablar mucho del asunto, e incluso lo había comentado con amigos alguna vez, pero aún no lo había visto. Está ya bastante avanzado. Me llamaron la atención varias cosas que creo que merecen comentario en este blog.
(Aclaro, antes de continuar, que esto es un blog, nada más. Y concretamente el mío: uno de los más indocumentados del panorama. Si quisiera escribir un artículo académico serio me documentaría lo mejor posible y emplearía varias semanas, o incluso meses, en componer un artículo digno y capaz de resistir algún análisis. Pero como es un blog y escribo casi de corrido no me concedo el desahogo ni el consuelo de las precisiones y salto sin red y a la pata coja a lo que salga, a lo que brote. Tanto es así que os ruego que si sabéis algo que yo explico mal o no explico me lo aclaréis en los comentarios).
Las Torres de Colon, proyectadas por el Estudio Lamela y construidas entre finales de los 1960s y mediados de los 1970s causaron sensación: Se habló mucho de que abolían el dicho de "empezar la casa por el tejado" como sinónimo de cometer un disparate.
La idea, muy ingeniosa, fue que para liberar el suelo y el subsuelo del habitual bosque de pilares, se construían dos enormes tallos de hormigón armado (uno para cada torre), que alojaban a los ascensores y actuaban como inmensos pilares huecos. Encima de cada uno de ellos se colocaba un sombrero de seta (perdón por el tecnicismo), que había sido construido abajo y se elevaba con grúas y gatos, y cuando este estaba ya bien afianzado en todo lo alto se empezaban a construir los pisos de arriba abajo, colgándolos de la seta. De ese modo, las plantas no tenían pilares a compresión, sino tirantes a tracción. Y la macroseta de arriba y el tallo central aguantaban todo el peso.
El sistema era muy ingenioso y muy audaz. En todo el mundo había muy pocos edificios colgados y esta estructura era poco menos que la revolución, pero la verdad es que tampoco ha habido muchos más desde entonces.
(Yo creo que de poco sirve liberar el espacio del suelo y del subsuelo con esos enormes pilares-núcleos de comunicación si después las plantas de parking y las primeras de oficinas necesitan una estructura convencional de pilares. Ya que se tienen que hacer, que tiren para arriba con ellos(1)).
Bastantes años después su fisonomía cambió notablemente porque hubo que meter entre ambas torres una escalera de emergencia para adaptarlas a la nueva normativa. (Los edificios son seres vivos y hay que irlos adaptando). El diseño de esta reforma fue bastante discutible, pero yo fui muy tolerante (a quién narices le importará mi tolerancia) porque me hago cargo de lo difícil que fue la papeleta. (Bueno, sí: es cierto que lo del "enchufe" de arriba igual fue liarse la manta a la cabeza ya demasiado).
Pero lo de ahora es bastante más serio. No sé por qué (y ya digo que pido perdón por no documentarme, pero no lo considero imprescindible para lo que pretendo con este escrito), pero de repente el Plan General de Madrid parece que ha permitido más plantas en ese lugar, y verdaderamente es un lugar valiosísimo y cotizadísimo. Hay que conseguir construirlas como sea(3).
Pero ya no se pueden hacer como se hicieron. Las setas iniciales marcaban los tapones superiores, a partir de los cuales las torres se construyeron planta a planta hacia abajo. ¿Cómo hacer ahora más plantas encima?
La idea fue prolongar las dos columnas vertebrales y construir las nuevas plantas volando desde ellas. Un auténtico desafío.
Los ingenieros iniciales no confiaban en que los dos núcleos pudieran aguantar más peso. Todo se calcula con coeficientes de seguridad, que dan margen, pero no tanto. Además la ampliación no se puede hacer a costa de reducir ese margen. Para colmo había unas filtraciones de agua en el subsuelo, que al cabo de las décadas habían minado parcialmente la cimentación.
Se quitaron los ascensores de los núcleos centrales y se colocaron en uno nuevo exterior, de manera que aquellos se solaron, ganando unos cuantos cotizadísimos metros cuadrados más por planta. Tanto la cimentación como los núcleos se reforzaron (es fácil decirlo, pero ponte tú a hacerlo) y estos se prolongaron para recibir las nuevas plantas en voladizo: setas individuales planta a planta.
El trabajo de ingeniería ha sido un prodigio, y nos vuelve a demostrar cuál es el sentido de esa disciplina: hacer fácil lo imposible (o al menos razonablemente fácil, o al menos afrontable). Pero yo quería reflexionar en cuál es el sentido de la arquitectura, y veo que una vez más me ha salido una entrada bastante larga y no quiero pasarme de medida, así que en este momento, y sin haberlo pretendido ni premeditado, le añado al título un uno romano entre paréntesis y continuaré otro día con el número dos, si es que me sale.
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