(El post de hoy es polémico. Pero igual que no me corto en soltar coces a diestro y siniestro, también tengo buenas espaldas y buenas posaderas para recibir las vuestras. No os cortéis en los comentarios. Entiendo que me llevéis la contraria en muchas cosas, pero defiendo con vehemencia mi opinión).
El otro día por Facebook mi amiga virtual Ana Fernández del Prado hablaba de un libro que le habían mandado leer en la asignatura Clasicismo y Modernidad. ¿Cómo? ¿WTF? ¿Pero existe esa asignatura? Al parecer sí. (Lo he buscado y he puesto el enlace. Por cierto; la página está vacía, lo que me parece muy coherente con el concepto "Clasicismo ∩ Modernidad". Es decir: La intersección del "Conjunto Clasicismo" con el "Conjunto Modernidad" es un "Conjunto Vacío").
El otro día por Facebook mi amiga virtual Ana Fernández del Prado hablaba de un libro que le habían mandado leer en la asignatura Clasicismo y Modernidad. ¿Cómo? ¿WTF? ¿Pero existe esa asignatura? Al parecer sí. (Lo he buscado y he puesto el enlace. Por cierto; la página está vacía, lo que me parece muy coherente con el concepto "Clasicismo ∩ Modernidad". Es decir: La intersección del "Conjunto Clasicismo" con el "Conjunto Modernidad" es un "Conjunto Vacío").
Sacrebleu! ¡Pardiez! ¡Cáspita! ¡Caracoles! ¡Clasicismo y Modernidad! ¡Y lo dicen así! ¡Y se quedan tan anchos! ¡Clasicismo y Modernidad!
¿Cómo a alguien se le puede ocurrir que la Modernidad tenga algo que ver con el Clasicismo? Es inconcebible. La Modernidad, por definición, por mera declaración de principios, es absoluta y profundamente anticlásica. Y debe serlo. Es su esencia ontológica. No cabe otra cosa.
Se me dirá: "Depende de lo que entendamos por Modernidad y lo que entendamos por Clasicismo, y hasta dónde llevemos el alcance de esos términos". Vale, de acuerdo. Puede que haya una cuestión previa de vocabulario. Entonces, para empezar mi diatriba proclamaré, para que quede muy claro, que yo (llamadme enrevesado) por Modernidad entiendo Modernidad, y por Clasicismo entiendo Clasicismo.
¿Está claro? Es que los términos pueden ser muy ambiguos a veces, sobre todo en boca de gente aviesa y malintencionada. A veces algunos son muy retorcidos, y es casi una misión de caballero andante hablar de lo obvio y decir perogrulladas. (Triste panorama en el que siempre hay que explicar lo obvio).
Aclararé previamente que la Modernidad se tiene que valer de elementos técnicos, de referencias lingüísticas, lógicas, rítmicas, constructivas, etc, que a menudo utilizan herramientas que ya utilizó el clasicismo. Sí, naturalmente. También los arquitectos modernos comen manzanas similares a las que comieron los clásicos, o caminan moviendo las piernas de manera parecida a como lo hacían aquéllos. Nada más.
Aclararé previamente que la Modernidad se tiene que valer de elementos técnicos, de referencias lingüísticas, lógicas, rítmicas, constructivas, etc, que a menudo utilizan herramientas que ya utilizó el clasicismo. Sí, naturalmente. También los arquitectos modernos comen manzanas similares a las que comieron los clásicos, o caminan moviendo las piernas de manera parecida a como lo hacían aquéllos. Nada más.
Vamos a ver: ¿Que la Villa Saboya tenga cuatro fachadas con columnas la hace similar en algo al Partenón?
¿De verdad? ¿Tienen algo que ver? ¿Constructiva, técnica, funcional, formal, espacialmente, tienen algo en común?
Por más que el Corbu, buscando un apoyo culto -que, como todos los poco letrados, creía necesitar-, hiciera dibujos y dibujos de los templos griegos y cantara sus alabanzas ansiando entrar en comparación con ellos, lo que él hacía no tenía nada que ver, nada en absoluto, pero nada de nada, con aquello.
Por otra parte, ya llevan varias décadas cansando quienes quieren ver la base de Mies y su justificación en Schinkel. ¡Por favor! E insinúan que obras como la Galería Nacional de Berlín le deben tributo al Altes Museum.
¿De verdad? Arquitectamos locos? Es verdaderamente para echarse a llorar, y para gritar.
Sí: Tienen columnas rítmicamente moduladas (pero que no tienen un mínimo parentesco estructural). Tienen una escalinata de acceso. Tienen una planta simétrica (en Mies sólo la superior). ¿Y? También tienen fachadas, y cubierta. No tienen absolutamente nada que ver, y a quien no sea capaz de darse cuenta de eso tampoco voy a ser yo capaz de convencerle.
La estructura de Mies niega la de Schinkel. El espacio de Mies niega el de Schinkel. La forma de Mies niega la de Schinklel. Los materiales de Mies niegan los de Schinkel.
La estructura de Mies niega la de Schinkel. El espacio de Mies niega el de Schinkel. La forma de Mies niega la de Schinklel. Los materiales de Mies niegan los de Schinkel.
Sí. Mies van der Rohe visitó con interés el Altes Museum, y fue aleccionado por Behrens para apreciar la claridad constructiva de Schinkel. Sí. Cuando era muy joven. Y le sirvió de mucho. Reconozco que sus influencias son innegables. Sólo que después pasaron en su vida algunas cosas sin importancia: Conoció la obra de Wright, entró en la Bauhaus (que llegó a dirigir), se relacionó con De Stijl... Nada; cositas sin importancia que de ninguna manera pudieron borrar su apreciación inicial por Schinkel.
Naturalmente que sí: El Pabellón de Barcelona es Schinkel puro.
¡Lo que hay que oír y lo que hay que leer!
(Nota desconcertante: Jaume Prat ha publicado estos días este puñetero artículo justo cuando yo iba por aquí. Me ha dejado descolocado y sin saber cómo seguir. Permitidme que intente terminar esto y no pierda el hilo más de lo que lo he perdido ya. Ignoraré concienzudamente lo que ha escrito Jaume. No sé si por ahora o para siempre. No; para siempre no. Es tan fascinante que he de volver a ello en otro momento).
Mies es otra cosa, siempre sorprendente, incomprensible e inabarcable. Su ansia de perfección platónica es al mismo tiempo un afán de reducción, de esencialidad, de minimalismo. ¿Puede tener esto algo que ver con el clasicismo? Creo que es evidente que no. Cómo plantea los programas, cómo enfrenta los problemas, cómo enuncia los... De Mies hablaremos otro día. Pero vamos: Que no. Que no es clasicista. Quien tenga ojos que mire.
Ah, y otra cosa, que aunque no venga a cuento no puedo dejar de señalar: Mies es primerísima línea mundial, un dios, un hipermegamaxi, y Schinkel es Segunda División B, se ponga quien se ponga como se ponga. Es como si dijéramos que Ancelotti, para tomar ideas para el Real Madrid, va los sábados a ver al Juvenil de la A.D. Illescas, equipo que elijo sólo a título de ejemplo, y no porque en él juegue mi hijo Andrés. Eso no tiene nada que ver. (Anda, Carlo, échale un ojo, que nos sacas de pobres).
Retomaré el hilo, que estoy muy disperso y os estoy liando. Resumo: La Modernidad, por su propia esencia, tiene una componente vanguardista y unas condiciones de pensamiento y de trabajo que la hacen completamente anticlásica.
No obstante, a un nivel puramente académico todo es posible. La elucubración mental, el pensamiento relacional, es capaz de todo tipo de piruetas.
Charles Dickens, en sus Papeles póstumos del Club Pickwick, nos enseña cómo hacer un brillante trabajo sobre metafísica china: Se toma la Enciclopedia Británica y se busca el artículo "metafísica". Se copia al pie de la letra. Se busca entonces el artículo "China". Se copia a continuación. Y ya está hecho el trabajo.
¡Gloria a Dickens! Gracias a este prohombre, a este benefactor de la Humanidad, todos los escribanos aguachirles podemos hacer sesudos trabajos sobre "Valentía y Sed", "Lógica y Escarabajos", "Esgrima y Automoción", "Numismática y Reverberación", y... sí: "Clasicismo y Modernidad".
Así sí. En el puro laberinto de la palabra, en la brillante espuma dialéctica y en la aburrida documentación bibliográfica cabe todo. Todo es posible.
Si nos esforzamos durante suficiente tiempo podremos ver numerosos e inequívocos rasgos clásicos en estos dos prohombres:
(Que parece que no se preocuparon demasiado por la cuestión).
(Si te ha interesado, gustado o indignado esta entrada clica el botón g+1 que verás aquí abajo. Si estás en desacuerdo -o incluso de acuerdo- con lo que digo, comenta. Muchas gracias).
Mies es otra cosa, siempre sorprendente, incomprensible e inabarcable. Su ansia de perfección platónica es al mismo tiempo un afán de reducción, de esencialidad, de minimalismo. ¿Puede tener esto algo que ver con el clasicismo? Creo que es evidente que no. Cómo plantea los programas, cómo enfrenta los problemas, cómo enuncia los... De Mies hablaremos otro día. Pero vamos: Que no. Que no es clasicista. Quien tenga ojos que mire.
Ah, y otra cosa, que aunque no venga a cuento no puedo dejar de señalar: Mies es primerísima línea mundial, un dios, un hipermegamaxi, y Schinkel es Segunda División B, se ponga quien se ponga como se ponga. Es como si dijéramos que Ancelotti, para tomar ideas para el Real Madrid, va los sábados a ver al Juvenil de la A.D. Illescas, equipo que elijo sólo a título de ejemplo, y no porque en él juegue mi hijo Andrés. Eso no tiene nada que ver. (Anda, Carlo, échale un ojo, que nos sacas de pobres).
Retomaré el hilo, que estoy muy disperso y os estoy liando. Resumo: La Modernidad, por su propia esencia, tiene una componente vanguardista y unas condiciones de pensamiento y de trabajo que la hacen completamente anticlásica.
No obstante, a un nivel puramente académico todo es posible. La elucubración mental, el pensamiento relacional, es capaz de todo tipo de piruetas.
Charles Dickens, en sus Papeles póstumos del Club Pickwick, nos enseña cómo hacer un brillante trabajo sobre metafísica china: Se toma la Enciclopedia Británica y se busca el artículo "metafísica". Se copia al pie de la letra. Se busca entonces el artículo "China". Se copia a continuación. Y ya está hecho el trabajo.
¡Gloria a Dickens! Gracias a este prohombre, a este benefactor de la Humanidad, todos los escribanos aguachirles podemos hacer sesudos trabajos sobre "Valentía y Sed", "Lógica y Escarabajos", "Esgrima y Automoción", "Numismática y Reverberación", y... sí: "Clasicismo y Modernidad".
Así sí. En el puro laberinto de la palabra, en la brillante espuma dialéctica y en la aburrida documentación bibliográfica cabe todo. Todo es posible.
Si nos esforzamos durante suficiente tiempo podremos ver numerosos e inequívocos rasgos clásicos en estos dos prohombres:
(Que parece que no se preocuparon demasiado por la cuestión).
(Si te ha interesado, gustado o indignado esta entrada clica el botón g+1 que verás aquí abajo. Si estás en desacuerdo -o incluso de acuerdo- con lo que digo, comenta. Muchas gracias).
Pienso que entre el negro y el blanco existe una infinita variedad de tonalidades "grises", por así decirlo.
ResponderEliminar"La Modernidad, por su propia esencia, tiene una componente vanguardista y unas condiciones de pensamiento y de trabajo que la hacen completamente anticlásica". A partir de esta afirmación yo te pregunto José Ramón: ¿Podría existir la modernidad sin el clasicismo?.
Añado el matiz; creo que el neoclasicismo se desgranó, analizó y criticó por los maestros del movimiento moderno para a partir de ahí, tras la innovación y sospecha de cada paso, hallar "La modernidad"... A nosotros nos toca de "La modernidad" a "lo contemporáneo" (hecho que ha pasado en puntuales ocasiones y de forma anecdótica, y ésto me preocupa).
No afirmo con contundencia, sólamente pienso que La modernidad es consecuencia de un proceso. Lo que me preocupa extraordinariamente es que ahí se quedó; ahí nos quedamos... ¿Dónde está "lo contemporáneo"?. ¿Qué fue de nuestra época?.
Abrazo
Sin ser letrada en el tema y sin querer aparecer como una persona "...aviesa y malintencionada..." coincido con Ángel Noares en su comentario, pero lo tomo desde otro ángulo...
ResponderEliminarPienso en el clasisismo como "el abuelo" de una familia, y en el modernismo como "el nieto"...
"El abuelo" es el referente, es el pasado, es LA HISTORIA sobre la que se apoya la vida y el futuro del "nieto"
El abuelo SE VE en los ojos y se proyecta en el futuro del nieto...
El nieto CAMINA SOBRE LAS HUELLAS QUE DEJÓ SU ABUELO... y nada tan lindo como ver al abuelo y al nieto relacionarse alegremente...
Ángel se pregunta si podría existir la modernidad sin el clasisismo... yo, en mi ignorancia, me atrevo a decir que no... como no hay nieto si no hubo un abuelo...
Pero entre el nieto y el abuelo, hubo un hijo que se convirtió en padre... y también a mí me falta "lo contemporáneo"...
Un saludo y la disculpa por mi intrepidez en comentar temas tan lejos de mi alcance...
Por favor, no te disculpes. Yo debería disculparme por soltar mis opiniones a lo bruto y sin miramientos.
EliminarTe expresas muy bien, y lo que dices, como lo que dice Ángel, suena plausible.
Pero os doy mi opinión. Modesta y poco documentada, pero que siento muy fuerte.
Se me viene a la mente una primera oleada de gente harta del clasicismo: Debussy, Monet, Valle Inclán, Horta, Gaudí... ¿Qué tienen ellos de clásicos? Nada. Al contrario. Hartos de lo clásico lo derriban.
Y se me viene una segunda oleada: Joyce, Einstein, Marinetti, Picabia, Picasso, Tzara, La Bauhaus... ¿Qué tienen de clásicos?
¿Cuáles son los ideales clásicos y cuáles son los ideales de estos bestias?
Si tuvieron un abuelo y un padre su único afán fue matarlos a ambos.
(A mí sí tenéis que perdonarme la intrepidez de escribir así. Lo hago con pasión, pero con el mayor respeto hacia todos vosotros y hacia vuestras opiniones, que suscitan una discusión apasionante).
Muchísimas gracias por comentar.
En cuanto al problema de "lo contemporáneo actual", creo que la modernidad terminó generando su propio estilo, sus propias reglas, su propio lenguaje, su propio academicismo y su propio manierismo. Y el arte actual, al querer revelarse contra el academicismo neomoderno, cae en un nuevo academicismo meramente externo y aparente.
ResponderEliminar(Pero en todo esto sí que me pierdo).
La modernidad no existiría sin el clasicismo y todos los arquitectos, artistas, escritores, han bebido primero del clasicismo y del pasado. La historia de cualquier disciplina es un proceso que va hacia adelante y vuelve hacia atrás, en el que hay continuidades y rupturas, pero en el que todas las partes son necesarias para entenderlo. Un ejemplo, los pintores del final del XIX y principios del XX, si analizas a cualquiera de ellos, siempre hay excepciones, puedes percibir el proceso, así que yo creo que sí son dos conceptos absolutamente relacionados. Fíjate en Le Corbusier.
ResponderEliminarNo he introducido nombre por error, me llamo Patxi Cortazar
EliminarHabía una vez pero ya no hay y fueron felices y comieron emparedados.
ResponderEliminar( Manossaltarinas53)
Me tienes intrigado, Manossaltarinas53. Juraría que te conozco. Tengo una quiniela con dos o tres candidatos, pero por ahora no consigo estrechar el cerco.
EliminarNo nos conocemos, gracias por dejarme participar.
Eliminar( Manossaltarinas53)
¿Cómo podemos usar la palabra moderno tan alegremente?
ResponderEliminar¿Cómo usar una palabra en la que cabe la más vacía de las obras minimalistas del ‘’estilo internacional’’, el genio de Alvaro Siza, y hasta una cocina de estas muy lisitas del IKEA?... todo ‘’muy moderno’’
Imaginémonos también, al hombre del año 4000 a.C. ante una rueda, o al del año 0 viendo construir un arco romano en su pueblo de provincias, exclamando su modernidad.
¿Cómo definir así modernidad?
Así podremos distinguir entre vacías obras seguidoras de un estilo, de obras genuinas (HECHOS FUNDAMENTALES Y HECHOS TRANSITORIOS, según S. Giedion), pero NO ESTOY SEGURO DE QUE PODAMOS CONTRAPONER CLASICISMO Y MODERNIDAD.
Te pido disculpas José Ramón por ser un toca narices, ya que en tu post dejas claro que este tema semántico no te interesa… pero para mí, comprender bien esto es la forma de llegar a alguna conclusión mínimamente profunda en estas contraposiciones, y de extraer todo el jugo teórico y belleza que la arquitectura anterior al movimiento moderno nos ofrece.
Patxi y Anónimo: Creo que entendéis la palabra "moderno" de una manera genérica y diacrónica. De acuerdo: En la historia cada paso es un paso más, aunque sea hacia atrás o aunque sea hacia un lado, haciendo un quiebro. Y todos forman la historia.
EliminarPero en la "historia del arte" el término "moderno" tiene un alcance preciso y una ubicación muy concreto. No significa "lo actual" o "lo de ahora". (Si fuera así no se habría acuñado el término "postmoderno", ni después se acuñará el "postpostmoderno" o lo que venga).
En ese sentido Alvaro Siza no es moderno, ni tampoco IKEA. Son posteriores. Post-modernos.
Para mí el movimiento moderno rompe consciente y provocativamente con todo lo precedente. Hace borrón y cuenta nueva. Las vanguardias son destructivas antes que constructivas.
Me gustaría que alguien me dijera, de verdad, qué concepto clásico, o qué idea clásica, o qué rasgo clásico, o qué inquietud clásica podemos ver en una silla de Marcel Breuer, por ejemplo. O en un poema de Apollinaire Yo no veo nada de nada.
(Por otra parte, no pidáis disculpas por ser tocanarices. Repito que el debate es apasionante y puede ser tan acalorado como queráis. Estaría bueno. No tenemos nada que disculparnos por opinar con pasión y llevarnos la contraria. Yo soy todo lo tocanarices que puedo, y os pido que lo seáis también).
Muchas gracias por vuestros comentarios.
Lo siento, pero Siza no me parece postmoderno en ninguno de los sentidos; es una vuelta hacia atrás claramente en la historia del arte y de la arquitectura, Jencks, Stirling, etc..., volviendo al clasicismo por cierto. La arquitectura del Renacimiento rompe totalmente con la arquitectura medieval, era moderna en el siglo XV-XVI o no?
EliminarNo, porque K. Marx todavía no había escrito El Capital.
Eliminar( Manossaltarinas53)
José Ramón, tienes toda la razón en cuanto a mi primer comentario, pero aun fuera de lugar no me pude resistir a escribirlo, ya que no hay palabra más peligrosa que ‘moderno’ si no se usa con cuidado.(aunque lo cierto es que tampoco era el caso )
EliminarYa hablando del tema estrictamente del post inicial, comparto tus argumentos, pero… ¿es una rotura con el pasado, ideológica (de vanguardia), o lógica? ¿Se negara el pasado, o el estado justamente anterior?
Quiero decir, a grandes rasgos, lo que niega el MM es el mal uso de lenguajes clásicos (vestimenta de ‘estilo’), y la falta de una mínima salubridad, funcionalidad o dignidad en la ejecución de la ciudad tradicional de finales del XIX, que estaba siendo desbordada demográfica especulativa e industrialmente. Así, no se negará la Arquitectura Clásica, sino el uso absurdo que se daba a su lenguaje.
En mi opinión, siempre optimista, así actúan los maestros del movimiento moderno, dando el valor que tiene la Arquitectura Clásica, estudiando el fondo, lo que hace esos edificios ser lo que son.(como podemos negar la búsqueda griega de belleza a escala divina, de la perfección mediante el orden ,la proporción, del concepto e imagen unitaria, su implantación escenográfica… y así podríamos seguir hasta el barroco).
Prueba escrita de esto es ‘Espacio, tiempo y Arquitectura’ (que bien podía ser bibliografía obligada de la asignatura Clasicismo y Modernidad) escrito por el primer secretario de los CIAM, que aun naciendo de las entrañas del MM es un canto al amor por la buena Arquitectura a lo largo de la historia (o así lo recuerdo yo)
Así el pasado no serán elementos a copiar, sino mediante su estudio, bases de pensamiento, entendidas como RESPUESTAS A UN TIEMPO… y será este el punto de vista desde el que formularan sus propuestas dentro de sus posibilidades, y con ciertos errores, que trataran de mejorar luego algunas de las corrientes postmodernas.
Estas ideas de los Maestros serán luego prostituidas por la masa del movimiento, que tomara los eslóganes rompedores del Corbu, Loos... al pie de la letra. Estos si negarán cualquier cosa fuera del lenguaje del MM y sustituirán un estilo por el siguiente. Esto ya tiene una pinta más vanguardista.
Común: Envejecemos, dejamos de molar y fin.
ResponderEliminar( Manossaltarinas53)
Creo que, aunque, como decía Le Corbusier, la arquitectura debe plasmar el "espíritu de una época", (y ellos sintieran el pulso de la era industrial y los nuevos materiales), su formación provenía en gran parte de la tradición académica, y del estudio minuncioso de los estilos históricos.
ResponderEliminarPor supuesto, optaron en un momento, casi al inicio de sus carreras, por "romper" con esa tradición, de forma radical, creando, por un lado las bases del estilo internacional (L.C.) y, por otro, el desarrollo en arquitectura de estilos artísticos de vanguardia, como el neoplasticismo, para llegar a una arquitectura esencial, también dentro de ese Estilo Moderno o Internacional (Mies). Pero dentro de cada uno hay matices. Mies van der Rohe tenía (y el mismo lo declaraba) referencias precisas a la antigüedad clásica, ya sea con la renovación de valores para el ser humano (relación con la naturaleza, búsqueda de la introspección y la vez reflexión con sus espacios interiores, etc.).
Recomiendo ver la tesis del arq. Pere Ravetllat sobre la relación entre las Casas-Patio de Mies, y la Casa Pompeyana de época romana.
No sólo de la apariencia más externa y su geometría podemos valorar la arquitectura, si no de sus conceptos, situaciones, etc. Por otro lado, también quedó claro que con el afán de ruptura e innovación de estos primeros maestros (Mies, Le Corbusier, y Wright) se perdió un poco ese carácter de monumentalidad de la arquitectura histórica (sobre todo la que ha llegado a nuestros días). A partir de mediados el S.XX, fue Louis I. Kahn quién se empezó a preocupar por rescatar ese sentido de representatividad y monumentalidad del clasicismo, con el empleo de materiales utilizados siempre (piedra, ladrillo, madera) y geometrías rotundas y poéticas, de un lenguaje con elementos y conceptos modernos.
Gracias (una vez más) a todos por vuestros comentarios.
EliminarFran: Lo explicas estupendamente bien. No estoy de acuerdo y no pretendo enquistarme diciendo siempre lo mismo, ni porfiar.
Creo que los modernos buscan nuevos valores, no sólo arquitectónicos, sino humanísticos, contrarios a los de la antigüedad clásica.
(Por una parte no quiero intervenir para tener la última palabra, pero por otra parte tampoco quiero dejar vuestras intervenciones sin respuesta, como si no me importara lo que decís. De verdad que esto genera un debate apasionante. Os leo con enorme interés).