miércoles, 14 de julio de 2010

El Gimnasio Maravillas

En 1962 el Colegio Maravillas de Madrid necesitaba ampliarse, y tenía para ello un solar endiablado.
El problema era muy difícil, pero el arquitecto Alejandro de la Sota lo resolvió con una gran sencillez. Como ocurre a menudo con las soluciones brillantes, parecen muy fáciles, porque parece que la cosa no podría haber sido de otra manera. (Inmanencia, que dije el otro día).

El colegio daba a dos calles, con un gran desnivel entre ellas. Tanto que la cubierta del nuevo gimnasio quedaría a la altura del patio de recreo. Así que ésta se usó como prolongación de aquél.
Para salvar el gran vano del gimnasio (no se suele admitir de buen grado que una pista de baloncesto tenga columnas en medio) se hicieron unas enormes cerchas, pero a su vez la forma de éstas sirvió para alojar dentro unas aulas.

Entre cercha y cercha se colocó un suelo para las aulas. Éstas se asomaban al gimnasio, y tenían las gradas debajo.

Las aulas tenían buena luz, la forma curva del suelo les daba muy buena visibilidad. Tenían ventilación natural y a la vez estaban protegidas del ruido del tráfico de la calle de Joaquín Costa.

Lo que resulta muy curioso, y es lo que quería relacionar con nuestro amigo Del Bosque, es que De la Sota hace un truco muy hábil, resuelve un problema muy difícil, pero no presume. Como le pasa a Iniesta, mete el gol, pero le da vergüenza que le aclamen por ello. Así, a la hora de hacer la fachada, sencillamente no la hace. No hay "fachadismo". Todos nos volvemos locos por las fachadas, pero a De la Sota "le sale sola". Resuelve funcionalmente el problema, y el aspecto final será el que sea.
(Eso no es del todo cierto: Hay que elegir el color del ladrillo, el de las carpinterías metálicas, su división, etc. Pero lo hace sin retórica vana. Sin presumir. Como los chicos de la roja).
Conozco a algún estudiante de arquitectura de fuera de Madrid que vino a ver esta obra maestra que le habían recomendado que visitara. Le dieron la dirección exacta, pero no había visto fotos ni nada. Llegó allí, miró por todas partes y no encontró la maravillosa obra de la que le habían hablado, sino sólo una tapia de ladrillo muy sosa. Y se volvió.

1 comentario:

  1. La primera vez que vi esta sección, en primero de carrera, descubrí para lo que valian. Hasta entonces era un forma mas de representar algo. No podia ni imaginar que algunas ideas se expresaran sobre todo en su sección. Desde entonces miro las secciones con otros ojos.

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