Una cosa que me llama muchísimo la atención es cuánto se aburre la gente y qué de cosas está dispuesta a hacer para que se le pase esa intolerable sensación. A mí el aburrimiento me parece muy bien, pero creo que siempre hay que tomárselo con paciencia y tranquilidad, y no con ese loco frenesí drogadicto de buscar nuevas excitaciones por todas partes.
Saco este tema porque leo que en Boadilla un grupo de pazguatos (y ojalá fueran solo eso) quieren hacer el Cristo más grande del mundo.