jueves, 8 de agosto de 2013

Capricho filatélico nº 1 (licencia agosteña)

En mi entrada anterior, para hacer notar cuánto apreciaban los finlandeses a Alvar Aalto, puse un sello de correos y un billete de banco. Son dos elementos que los estados utilizan habitualmente, además de para su fin principal, para hacer propaganda de sus países, de su cultura, de su historia.
El hecho de que un personaje aparezca en un sello o en un billete de su país es una especie de certificado de inmortalidad.
Por eso puse esa imagen, pero como en twitter me entretengo a menudo buscando sellos conmemorativos (#Arquisellos, que suelen ser respuesta a las efemérides arquitectónicas que cada día nos muestra nuestro amigo @alfavino), algunos han querido ver en esa entrada un atisbo de artículo "arquisellístico", y me llaman por teléfono a todas horas, me envían e-mails, golpean la puerta de mi casa, me amenazan, me ofrecen sobornos, etc., para que dedique una entrada a estos #Arquisellos.
No les haré caso del todo (aunque me juegue la vida con ello), sino que voy a hacer una somera reflexión y luego pondré unos ejemplos. Tómese como capricho veraniego y permítaseme por una vez. (Bueno, serán dos).

Lo primero que se me ocurre señalar al respecto es que coleccionar sellos de arquitectura moderna tiene un serio problema, y es que quien decide los motivos a emitir ni suele ser amante de la arquitectura moderna, ni suele tener mucha idea sobre ella, ni se deja asesorar.
Por ejemplo, y sin salir de España, que yo sepa no existe ni un solo sello sobre los primeros modernos (Aizpurua, Labayen, Illescas, Lacasa, Sánchez Arcas, García Mercadal, Arniches, Feduchi, Sert, Torres Clavé, etc, etc,), ni sobre los segundos (Gutiérrez Soto, Cabrero, etc), ni sobre Miguel Fisac, Alejandro de la Sota, José Antonio Corrales, Ramón Vázquez Molezún, Fernando Higueras, Antonio Miró...

Pero ya llevan seis sellos sobre Calatrava.

(Y, sí, afortunadamente sí hay sellos sobre Oíza, Carvajal, Moneo, Miralles, Tuñón y Mansilla, por ejemplo; aunque creo que el de Carvajal fue por chiripa, pero bienvenido sea).

Pero esto no es sólo propio de España, sino de todos los países. Los grandes grandísimos, los gaudíes, lecorbusieres, franklloydwrights, mies, gropius... sí tienen sello, pero ni se hacen con coherencia ni con lógica.
Venga. Ya está. Ya me he quejado.

Ahora voy con la segunda observación, que es más simpática. Y es que a veces un edificio, por su uso, por su trascendencia política o social, es profusamente reflejado en los sellos, independientemente de su valor arquitectónico, ya que lo que celebran aquéllos es la proclamación de una constitución, una conferencia internacional, una cumbre histórica o unas jornadas sobre el cáncer; y a veces sale el edificio donde se han celebrado, y a veces hasta es un gran edificio.

Ese es, precisamente, el caso del que comenté el otro día: El Finlandia Talo.
En él se celebró la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa en el año 1975, y las consecuencias filatélicas fueron considerables. Pongo unos ejemplos que espero que os causen curiosidad. Tomadlo como un post ligero, veraniego y semivacacional. (Post, naturalmente, dedicado al mencionado amigo @alfavino, y a @angel_neoars, y por extensión a @DGArquitecto, @quadraturaarq, @TodoEfemerides, @AGUA_architects,  y a todos los demás que se suman alguna vez al grupo de arquiselleros de twitter).

(Releo esto el día 11 de mayo de 2015 y añado a @AmasUArquitecto, que se incorporó después pero se ha convertido en el alma de este grupo pro-filatélico, y quien más #Arquisellos aporta).

Abrimos boca con unas viñetas sin valor postal.
La primera, una hojita bloque de Hungría, de 1973. Los cuatro sellos de las esquinas sí tienen valor postal y pueden franquear cartas, pero los dos de en medio son meras viñetas. Una es nuestro Helsinki Talo. ¿Y la otra? (No lo digo).


Lo mismo pasa con esta hojita de Rumanía: Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa, 1973. Ginebra y Helsinki. Hay cuatro sellos con valor postal y dos viñetas sin él, que muestran las dos sedes.


Llega por fin el año 1975 y se celebra en el Finlandia Talo la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa, y es motivo de celebración postal por varios países:

La U.R.S.S.

Finlandia, la anfitriona.

Checoslovaquia. 1976. Hojita bloque con dos sellos con
valor postal, en los que se ve el Finlandia Talo al fondo.

A los cinco años, en 1980, se vuelve a celebrar la Conferencia, esta vez en Madrid. Hungría tiene varias hojas conmemorativas, en las que sale el Palacio de Congresos de Madrid, pero tiene esta en la que recuerda también las sedes de las conferencias anteriores:

Hungría. 1980. El sello tiene valor postal, pero los motivos arquitectónicos se quedan fuera.

Pero aquí no acaba todo. Los países del este quedaron tan encantados con la Conferencia de Helsinki que la vuelven a homenajear al cabo de 10 años.

Checoslovaquia. 1985. 10º Aniv. Conferencia de Helsinki.
Hoja bloque con cuatro sellos, pero el edificio se queda fuera,
en la hojita, como decoración, junto con otros motivos.

Rumanía, 1985. 10º Aniv. Conferencia de Helsinki.
El sello muestra una familia "ejemplar". El Finlandia Talo se queda fuera.
(como las sedes de Belgrado 1977, y Madrid 1980)

U.R.S.S. 1985. Esta sí: Un sello con el edificio.

Y Hungría, la de las magníficas hojitas, esta vez sí que saca
el Finlandia Talo como protagonista. 1985.

Pero es que a los quince años, la U.R.S.S., la más contumaz, emite otro sello conmemorativo.

U.R.S.S. 1990. 15º Aniv. de la Conferencia de Helsinki.

Bueno, pues ya veis lo que ha dado de sí este edificio en el mundo filatélico.
Termino con una curiosidad: Los matasellos tienen también interés filatélico, y hay algunos muy curiosos.
En 1992, la recién creada República de Moldavia accedió a las Naciones Unidas y a la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE). Y lo celebró con una serie de (dos) sellos, y con matasellos muy chulo:

República de Moldavia. 1992. Sobre y Matasellos conmemorativo
de su entrada en el C.S.C.E. Primer día de circulación.

Bueno, con esto ya vale de capricho. (Perdonadme la fricada). Pero, ahora que lo pienso, Alvar Aalto tiene otra buena anécdota filatélica con otro de sus edificios. Y agosto apenas está empezando, y yo sigo con espíritu friki-veraniego. Así que voy preparando nueva entrada.


(Si te ha gustado o te ha causado cierto interés o cierta curiosidad esta salida de tono, te agradecería que clicaras en el botoncito g+1).

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