martes, 5 de enero de 2021

Saitniroc, porches, pérgolas y piscinas

A Carlos Bento, que cuando tuvo estas fotos se
acordó de mí, y que acuñó la palabra saitniroc.


Mi amigo virtual de Facebook, Carlos Bento, como sabe que me va la marcha, publica este par de fotos en su muro para toda su numerosa audiencia, pero además me las pone en el mío con dedicatoria especial y sandunguera. ¿Qué voy a decir? Pues que me emociono. A ver. Es que son fotos preciosas.



Es él mismo quien las titula SAITNIROC, y yo no caigo al principio: Pienso en un váter de esos que trituran; qué asco, y solo al cabo de un rato me doy cuenta de que es "corintias" al revés.

En efecto: Los ¿capiteles? son corintios.

La casa lo tiene todo: Unas columnas descentradas en un pórtico saliente dentro de un entrante (cosa que habría vuelto locos a Ictino y a Calícrates, pero no a quien ha tenido tal audacia para perpetrar semejante alarde), una cubierta que desafía a la geometría descriptiva, un estorbo de pasos y vistas... Es una cosa verdaderamente delirante. Y ya de guasa las columnas cabeza abajo.

La inversión de las columnas me sugiere un desafío pop y postmoderno, un gesto irónico, burlón y crítico del arquitecto que lo ha concebido. Y hablo del arquitecto en sentido amplio: quien ha diseñado y calculado o previsto todo eso, tenga o no tenga título académico.

Y a eso quería ir: A la arquitectura espontánea, también llamada "arquitectura sin arquitectos". (Repito que toda arquitectura los tiene, pero la expresión se refiere a quienes no han estudiado, no se dedican a ello profesionalmente -apenas una vez en su vida para hacer su casa, o su nave, o lo que sea- y crean la arquitectura que verdaderamente ha configurado siempre el mundo).

Esta casa, por lo que me cuentan, está cerca de Londres, y no sé si allí exigen que un arquitecto titulado la suscriba y se responsabilice de ella o si en determinadas condiciones de escaso tamaño, medio rural, alejamiento o quién sabe qué, le eximirán a uno de contratar a tan molesto tábano.

Aquí en España te exigen el tábano. Somos así: Si no hay tábano no hay licencia. Y en definitiva tanto da que actuemos a priori como a posteriori. Lo que importa es que firmemos y nos hagamos responsables por si pasa algo. (Me refiero a algo más que tener las columnas boca abajo y tapando ventanas y puertas).

En definitiva, para muchas obras pequeñas (y para algunas grandes) la idea de que las diseñe un técnico competente se ha dado la vuelta y más bien las acaba tragando a posteriori. Lo de exigir la firma para garantizar con ello un adecuado diseño y una correcta ejecución se ha convertido en que alguien dé la cara por el desaguisado y se haga responsable de él a toro pasado y con los hechos consumados. Que existan suficientes técnicos como para tragar tal estado de cosas y encima pelear por las bajas de honorarios demuestra el grado de oprobio y de infamia al que hemos llegado todos.

La mayor parte de las veces los interesados no sabían que había que pedir licencia de obras, o bien sí lo sabían pero pensaban que con pasarse por el ayuntamiento y pagarla ya era suficiente. No se huelen la tostada cuando les dicen que tienen que presentar un proyecto y un compromiso de dirección de la obra por un técnico competente.

Alguno balbucea: "Pero si es solo una piscina prefabricada. Pero si vienen, me hacen el hoyo y me la colocan. Y ya está. ¿Hace falta un arquitecto para eso?". (Y, lo que es aún peor: "Pero si vienen el jueves a ponérmela").

Yo lo entiendo. Te han dicho los de la casa de las piscinas que vienen el jueves y tú has ido el martes a decir que vas a hacer esa obra y que cuánto se debe. Has hecho lo que has creído correcto, pero, como se dice cada vez más por internet, "lo que viene después te sorprenderá".

Entiendo que un contribuyente que no se ha visto en otra en su vida actúe así(1), pero lo que no puedo entender es que las empresas que hacen piscinas, o porches, o pérgolas, y que están especializadas en ello, no tengan técnicos en plantilla que te hagan el proyecto y te den ya solucionados los trámites de la licencia. Casi ninguna de las que conozco los tiene, y se pasan la vida metiendo a sus clientes en problemas.

Hace años, en plena desesperación sin trabajo, me ofrecí a una y no me hicieron caso. (Otra sí me llamó un par de veces, pero ahí quedó la cosa).

Los propietarios ni saben que hay que pedir licencia, y se enteran de rebote. Van al ayuntamiento y se les cae el mundo encima. La piscina prefabricada de poliéster viene de camino. El jueves que viene hacen el hoyo y la colocan, y en tres días está funcionando. Pero, ay, el ayuntamiento dice que proyecto, y que dos, tres, cuatro meses en conceder la licencia.

Además ahí no la puede usted hacer. Uffff.

Hace poco me pidieron precio por un proyecto de un porche. Todo de pilares y vigas de madera. Una empresa que se dedica a eso, y que lo tiene hasta en el nombre, había medido, había hecho un render, un presupuesto y ya estaban cortando madera. Pero el ayuntamiento les dijo que les tenía que hacer un proyecto un arquitecto.

La cosa se subvierte, porque ya no es el arquitecto quien diseña el porche y lo calcula, sino quien hace el documento formal que necesita el ayuntamiento.

Los propietarios ni saben lo que hace el arquitecto ni tienen por qué saberlo. Buscan un técnico que les dé el papel que el ayuntamiento exige. (En ese contexto, cobre el arquitecto lo que cobre es carísimo, porque es algo con lo que no contaban y que, obviamente, no les sirve para nada entendible, sino solo para cumplir un requisito burocrático, un capricho de unos indeseables). La empresa diseñó. La empresa "calculó". La empresa está cortando piezas. La empresa las colocará. ¿De verdad es necesario un arquitecto para hacer un proyecto que copie sin más lo que ha hecho la empresa? ¿De verdad los montadores necesitan un director de obra (que no conoce exactamente el sistema que usan) para que les diga cómo hacerlo?

Es todo un disparate. Yo no estudié arquitectura para esto.

Se lo digo a los dueños: que les agradezco la llamada, pero que no puedo ni debo asumir un diseño que ya está en producción y no admite cambios, y que ni he pensado ni calculado. Se enfadan. Encima que la empresa me va a dar los diseños hechos me pongo tiquismiquis.

Tampoco sé si hay que guardar retranqueos, si hay que tener en cuenta alguna otra circunstancia. Pero no podría hacer nada. Ya están cortando madera y cualquier día de estos vendrán a montarla. No puedo aceptar ese encargo. (Bueno, ni les he dado precio. Supongo que si lo hubiera hecho su enfado habría aumentado bastante).

Declino la invitación al concurso (porque tal como me han llamado se ve que es un concurso de baja de honorarios) y me despido lo más educada y rápidamente que puedo dejándolos muy enfadados conmigo. ¿Enfadados por qué? Ellos llaman a uno detrás de otro preguntando precio, y la mayor parte de las veces ni se molestan en volverte a llamar para decirte que no has sido el elegido. Pues por uno que se apee de la ominosa lista no creo que tengan motivos de cabreo. ¿Los he despreciado al no dignarme ni a darles mi precio? ¿Qué precio? En el folleto de la empresa dice: "Calculamos las cargas". Pues calcúlenlas y fírmenlas, y elaboren un documento adecuado y competente, pero no le pasen el muerto (la responsabilidad civil) a un técnico ajeno firmón.

(Abro paréntesis para decir que esto que cuento no indica una gran honradez profesional por mi parte: Seguro que por tropecientos mil euros tomaría con amor las piezas diseñadas por esa empresa y sus supuestos cálculos y los digeriría hasta que me cuadraran; pero es que encima todo esto hay que hacerlo por bcffcientos euros, cantidad que además será rebajada por cualquiera de mis competidores. Vaya gana de presentarse a semejante concurso perdido de antemano y tan triste).

Pienso que el enfado se les pasará pronto, en cuanto den con uno más barato y comprensivo. Pero creo que han sido los de la empresa quienes han metido a esta gente en un problema. Los propietarios no saben en dónde se están metiendo: normal. Pero esta gente hace porches, pérgolas y similares todos los días, y deberían tener a alguien que hiciera unas comprobaciones previas y les diera el problema resuelto, o al menos bien orientado, y no dejarnos a los arquitectos de calle (o prostitutos de rotonda) en estas tesituras de tener que dar un precio (y además muy bajo) por el trabajo indecente de tragar lo que han hecho otros como si fuera nuestro y añadir paja y paja(2) a un cartapacio infumable al que llamar "proyecto".



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(1).- Pero añado una cosa que también he visto muchas veces: Digo que la gente no sabe que para hacerse una obra tiene que pedir licencia y para ello cumplir una serie de requisitos y aportar una documentación (¿Proyecto? ¿Y eso qué es? ¿Retranqueo? ¿Eh? ¿Edificabilidad agotada? No entiendo una palabra). Pero también sé que hacerse el tonto o no querer saber es muy habitual cuando no interesa, pero que cuando hay disponible una subvención a fondo perdido por rehabilitar su casa la gente se sabe hasta el número del Diario Oficial de la Comunidad y la página en la que viene.

(2).- Pero toda ella con la mala leche de dejarte solo, desnudo y autoinculpado en el juzgado al primer problema que surja.

4 comentarios:

  1. Enhorabuena por el texto. Me he visto en situaciones así muchas veces y no se puede describir mejor. Cuanto sufrimiento por tan poco... Yo podría contarle la versión del técnico municipal, quien exige el proyecto ya que, si no lo hay, no sabes a qué diablos estás dando licencia de obras 😥

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  2. Hay que saber jugar también los últimos cinco minutos de un partido que pierdes dos a cero contra el colista. Aunque seas el delantero mejor pagado del equipo que va líder.

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  3. Antes estaban las paginas amarillas y ahora las Páginas Web que facilitan un listín telefónico para la subasta a la baja. No es la primera vez que en ese acto ofrezco mis servicios como perito en vez de redactor por si las cosas no van como se pensaba.
    Hemos intentado abrir los ojos a personas que optan por construcciones prefabricadas, no son tan baratas (calidad-precio) como se cree, el único beneficio es el tiempo y es que los arquitectos la cuarta dimensión la llevamos peor.
    Un saludo en este nuevo año de remontadas.

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