viernes, 22 de enero de 2016

De premios y vanidades

Hace unos días se ha otorgado el Premio Pritzker, que, en una muestra perenne de paletería y de provincianismo hirsuto, todo el mundo ha vuelto a decir que es el Premio Nobel de la Arquitectura.
Vamos a ver: Que la gente de la calle no sepa qué es eso del Premio Pritzker es natural (ya es sorprendente que lo sepamos los arquitectos; y yo diría que ni siquiera todos), pero que, para resaltar su supuesta importancia se diga -todos, todos, todos los años; uno detrás de otro- que es el Nobel de la Arquitectura es patético, ridículo. ¿Por qué narices va a ser el Pritzker equivalente al Nobel? ¿A santo de qué?
¿Tiene el Premio Nobel la modalidad de Arquitectura? No. Pues ya está. Pues tan a gusto. Como no la tiene de Música, de Chapa y Pintura ni de Conserva de Pescado. Reconozcámoslo con tranquilidad de espíritu, con gesto apacible e incluso con gratitud: No todas las actividades humanas son premiadas por la Academia de Suecia. Ni siquiera por la de Noruega.
No es de recibo que para intentar dignificar cualquier premio se diga sin ton ni son que es el Premio Nobel de tal o cual actividad.
Además, ¿dónde está la supuesta excelencia y el supuesto prestigio del Premio Nobel para que haya que ponerlo siempre como parangón? Solemos hablar respetuosamente del Premio Nobel sin recordar que le dieron el de Literatura a Winston Churchill (1953), o el de la Paz a Menachem Begin (1978), o el de Medicina a Ramón y Cajal (1906), sí, qué bien y qué justo, pero compartido con Camilo Golgi, su oponente científico, que negó la neurona y defendió una trama celular inexistente.
Y, por encima de todo, recordemos que no le dieron el de Literatura a Borges.
Ah, los premios. Qué tontería. Qué estúpida vanidad.

Pues una vez dicho esto, reconozcamos que el Premio Pritzker no está mal: Más de la mitad de los premiados son buenos arquitectos.
El premio lo conceden anualmente los Hoteles Hyatt (pronúnciese Jaia, que queda más chulo). ¡Qué hoteles! ¡Qué hermosura! ¡Qué amor inmarcesible por la buena arquitectura!

Hotel Hyatt Regency Cambridge Overlooking Boston
Boston, Massachusetts, EE.UU.

Hotel Grand Hyatt, Santiago de Chile

Parece ser que ese amor inmarcesible es el que legitima a los dueños de estos descomunales hoteles para otorgar el premio anual al mejor arquitecto del mundo.
Este año le ha caído la china al arquitecto chileno Alejandro Aravena.
¿Qué decir de él? Pues que es muy guapo.
Y que tiene el pelo así, a picos. Como Son Goku.

Vale: Esto que digo es muy frívolo. Pero es así. Si ponéis Alejandro Aravena en google imágenes salen sesenta y un retratos suyos antes de ver la primera obra -y en pequeñito-, y luego siguen más retratos.
[Por favor, mira la nota al final de este texto].
Claro que es frívolo. Todo es muy frívolo. Todo es un postureo tonto que se basa en que ninguno tenemos ni idea de arquitectura ni sabemos valorarla objetivamente. Así que un gran arquitecto será más y mejor arquitecto y más y mejor loquesea si sale en las portadas de revistas de moda, si viste bien, si nos vende la moto del glamour y nos sacude a todos en este mundo de oropel y mentira. ¿Para qué hablar de arquitectura? ¿Quién narices entiende algo de arquitectura? ¿Qué es eso de la arquitectura? ¿Quién sabe a estas alturas distinguir o apreciar la buena arquitectura? No es de esto de lo que estamos hablando. No es de esto de lo que habla el Pritzker.
Tan cierto es esto que el jurado del Pritzker no le da el premio (solo) por ser buen arquitecto ni por hacer buena arquitectura, sino por su "compromiso con la sociedad".
El acta dice que Alejandro Aravena "abre nuevas oportunidades a los menos privilegiados, mitiga el efecto de los desastres naturales, reduce el consumo de energía y genera nuevos espacios públicos". (Les ha faltado decir que previene la caída del cabello y que cuando hace "pop" ya no hay stop).
Es decir: Estamos ante un premio de arquitectura que no sabe valorar ni defender suficientemente la arquitectura ni quiere entrar en tan espinoso asunto y apuesta por otros conceptos y por otros valores no arquitectónicos.
Muy bien: Compromiso social.
Tenemos ya el summum: No sólo es guapo, sino que se enrolla con los pobres y necesitados. Es encantador. Es para comérselo (mi editor no me deja escribir "follárselo"). ¡Maldita sea! ¡Es el puto Richard Gere!
Quedamos en que Aravena se implica en facilitar las condiciones de habitación de las clases más desfavorecidas. ¿Y cómo lo hace? Pues muy fácil: Por ejemplo en la Quinta Monroy les hace media casa guay para que ellos chabolicen a su puta bola la otra media.

 1.- Se construyen medias casas muy pobres pero muy cool.

 2.- Entre cada dos mitades guays hay un espacio para hacer las otras mitades cutres.

3.- El estado final es muy divertido. Tanto que ya podría irse a vivir allí el jurado del premio.

(Tiene tela lo que dice el acta de que este brillante arquitecto "genera nuevos espacios públicos". Lo que hay que oír. Ved en esta última foto la calidad y el carácter de esos nuevos espacios públicos).

Visto que el jurado del premio no hace tanto hincapié en la calidad arquitectónica de las obras de Aravena como en su compromiso social, podríamos proponer para el Pritzker a cualquier buen ciudadano, amable y encantador, majo majísimo que se dedique a esta profesión; que alguno hay.
Sin ir más lejos, yo conozco arquitectos que detraen una buena parte de sus ingresos para colaborar con varias organizaciones de ayuda y de cooperación al desarrollo, y que pasan sus vacaciones en aldeas remotas de cualquier lugar del mundo ayudando a construir una escuela o una alcantarilla, y no por ello son candidatos al Premio Pritzker ni lo serán nunca. No conviene confundir las cosas.
A mi juicio, lo que logra Aravena con su proyecto de la Quinta Monroy es una chabolización intolerable. Eso que vemos en las fotos muestra un estado social contra el que hay que luchar, y no dudo de que la intención de Aravena sea buena, pero los métodos que emplea están viciados de origen. Y que le den un premio... como que no.
Además, Aravena juega ya con ese look y con esa etiqueta de "arquitecto social" y más de una vez le vemos con esa pose. ¿Pero qué tal es como arquitecto?
A mi juicio, tiene algunos rasgos interesantes en algunas de sus obras, pero no destaca especialmente.

Casas en Villa Verde, Constitución, Chile.
Respuesta a una catástrofe natural.
Preparadas para ser espontáneamente completadas por los usuarios.

Casas en Monterrey, México.
Lo mismo, pero esta vez ya se pretende controlar la completitud.
Se ofrece una "ampliación piloto", pintada de amarillo, para que al menos
haya una que salga bonita en las revistas. Quiere insinuar algo espontáneo
y tal, pero tiene las mismas carpinterías que las mitades iniciales
y un gusto muy fino. Espontaneidad ma non troppo.

Esas medias casas "limpias" las hace cualquier arquitecto apañado, y las otras medias "sucias" ya nos las hacen habitualmente a todos.
Habría que ser capaz de conseguir los medios, los esquemas y los modelos que permitieran a todos los seres humanos tener una casa decente, y los arquitectos deberíamos saber proporcionársela, no dejarles a su suerte para que se la hagan como puedan y como les salga. (O sea: según esta idea lo mejor que puede hacer un arquitecto ante el problema del diseño de la vivienda es dar un paso atrás y callarse. Pues vaya).
Visto el éxito, Aravena nos vuelve a mostrar algún que otro proyecto de medias casas, para que cada usuario se construya la otra media. Como si esta experiencia no la hubiéramos experimentado (y a menudo padecido) todos los arquitectos del mundo. (Algún día descubrirá que también se pueden vender solares para que cada uno se haga la casa entera).
En el proceso de terminación de esas casas por los usuarios también podemos abocar a nuevos y apasionantes descubrimientos que tal vez sean objeto de nuevos premios:
a) La autoconstrucción sin técnico y sin licencia.
b) La invasión de las medianerías, con los consiguientes conflictos con los colindantes.
c) La habilitación clandestina de los espacios ocultos bajo las cubiertas.
d) La colmatación de la edificabilidad máxima con la media casa legal, para que la otra media consiga mucho más aprovechamiento que el permitido.
e) La invasión del espacio público y/o de las zonas comunes.
f) La generación y/o supresión de servidumbres porque sí.
En fin: detalles que no se le habrían ocurrido nunca a ningún promotor inmobiliario no imbuido de "compromiso con la sociedad".
Porque la dimensión social de Aravena parece ser que consiste en mantener el modelo de la promoción intensiva y apretujada y del usuario-habitante alienado. No parece orientado a cambiar las cosas (el urbanismo, la arquitectura...) sino, en todo caso, a ayudar a que los más pobres puedan aspirar a un pálido y descafeinado remedo de los burguesitos, pero con materiales más pobres y peores condiciones.


Quino. Mafalda. (Ejemplos de la estimable conciencia social de Susanita)

Pero vuelvo a la pregunta: ¿Eso es buena arquitectura? Nadie parece saberlo. O, mejor dicho, lo saben y prefieren no pisar ningún charco.
Por otra parte, una vez que el nombre y el prestigio de Aravena suben gracias a estar "comprometido con la sociedad" le llegan también encargos más sustanciosos, ante los que se comporta como un arquitecto exitoso más:





En general son cosas que ya nos suenan de antes, pero ahora algo más flojas.
Resultados desiguales y calidad desigual, como suele ocurrir con estos estudios grandes en los que trabaja mucha gente diferente. (Por cierto: la mayoría de ellos sin cobrar).
Porque esa es otra: Aravena tendrá una enorme conciencia social, pero no paga a su gente. Como buen arquitecto de prestigio internacional tiene en su estudio a muchos arquitectos jóvenes que no cobran, y que están allí tan solo por aprender y para poder poner en su curriculum que han estado en ese estudio. (Lo cual genera un círculo vicioso bastante estupidizante).
Sobre este asunto de los arquitectos aprovechones y de los becarios estúpidos (que son abusados voluntariamente porque sueñan a su vez con llegar algún día al estatus de abusadores) no insisto porque ya lo cuenta José María Echarte mucho mejor que yo.
Yo lo que quería era hablar de arquitectura, y no la veo. Algunas de las obras de Aravena me parecen interesantes, pero tengo amigos que las hacen iguales o mejores, y que jamás van a tener el Pritzker. Es más: estoy seguro de que en cada clase de proyectos de cada escuela de arquitectura del mundo hay dos o tres alumnos iguales o mejores. No veo nada especial en este arquitecto. De verdad. Bueno, aparte de su atractivo físico, su desparpajo y su "empuje empresarial", dignos no solo del Pritzker, sino incluso del Premio Nobel de Arquitectura.


[Nota.- Respecto a la búsqueda del nombre de Aravena en google imágenes no he sido justo. Tras leer el comentario de Hans Brinker he hecho algo que debería haber hecho antes de escribir eso: He pensado en un arquitecto contemporáneo y el primero que me ha venido a la mente ha sido Rafael Moneo. He puesto Rafael Moneo en google imágenes y ha pasado lo mismo que con Aravena.
Hacer esa prueba con Aravena y contarla no ha sido una buena idea por mi parte. Lo siento].


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13 comentarios:

  1. Hombre, ahora que nos informas de los patrocinadores del premio creo que lo entiendo todo.
    O no.

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  2. Al 100% compañero, al 100%. De acuerdo al 100%. Que bien lo explicas!

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  3. Pues para criticar la frivolidad y la falta de crítica arquitectónica, te ha quedado un artículo bastante frivolo y con escasa o ninguna crítica arquitectónica.
    Cuando buscas el nombre de una persona en un buscador, lo lógico es que te salgan fotos de esa persona, no de otra cosa que tú quieres que salga. No sabía que el peinado de alguien fuese de semenjante relevancia a la hora de criticar la obra de ese alguien, en fin, supongo que lo de que "le han dado el premio por guapo" pretende ser una crítica seria y fundamentada. Y ya el argumento de "esto lo hace mi abuela, mi primo o cualquiera" es muy de profe de proyectos pero me parece que como crítica tenga el mismo valor que la propia obra que critica.

    No es dificil encontrarle los tres pies al gato en la obra de Aravena ¿Porque nos tenemos que fijar su pelo? ¿A quien le importa? Criticar algo para luego hacer lo mismo es jugar al mismo juego, seguir girando la rueda que se supone queremos parar.

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    1. Sí. Mi texto es frívolo.
      He hecho una cosa que debería haber hecho y no hice. No caí en la cuenta: He pensado en el nombre de un arquitecto contemporáneo, y el primero que se me ha ocurrido ha sido Rafael Moneo. Lo he puesto en google imágenes y ha pasado exactamente lo mismo que con Alejandro Aravena.
      Tienes toda la razón.
      Añado nota al texto de la entrada.
      Muchas gracias.

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  4. Nadie puede pretender gustarle a todo el mundo. Y es que hay gente pa`tó, como debe ser...
    A mi si que me ha gustado esta entrada porque es divertida; es crítica; es valiente, es actual y esta escrita con ese habitual sentido del humor que me hace salir de aquí con una sonrisa y pensando que la visita ha valido la pena.

    Un ESCRITOR tiene que ser ameno ante todo y debe saber mezclar los ingredientes de su cocina (arquitectura; pelos tiesos; poses; premios; espacios participativos , arquitectura social y lo que se te ocurra). Pienso que lo has conseguido una vez mas y el plato ha salido redondo. Yo no veo la frivolidad por ningún lado... y es que ,para mi, el fondo está clarísimo (un sutil repaso al tema de los premios, al enchufismo; a la arquitectura social participativa, a la explotación laboral...etc, etc ).
    Un abrazo y enhorabuena.

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  5. He leído varios comentarios sobre el Pritzker y Alejandro Aravena, casi todos negativos (reconozco que estoy de acuerdo con todos ellos) pero tu entrada ha sido la que más me ha gustado con diferencia. La situación actual de la Arquitectura se ve reflejada en hechos como éste, y aunque no siempre es así, la cuestión de los premios es algo que se ha politizado tanto que acaban dándose a proyectos o a arquitectos que carecen de valor. Enhorabuena por el post.

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  6. Muy bueno. Estoy de acuerdo con lo que dices. Y creo que al post hay que leerlo con sentido del humor tambien, mas allá de que "seriamente" dices aquí lo que corresponde.

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  7. El Pritzker lleva años de resultados cuestionables, empezando por Wang Shu.Valoro y aprecio el intento por parte del jurado, de tratar de hacer una lectura de las situaciones actuales y de valorar esfuerzos más allá de los estándares clásicos que ha defendido siempre el premio, pero en muchas ocasiones me parecen forzados.

    Hasta hora el funcionamiento del premio siempre ha seguido un patrón más o menos claro: un arquitecto con una trayectoria más o menos consolidada, con un estilo o manera de hacer particular que le ha hecho explorar nuevas posibilidades en la profesión y una obra de 'prestigio internacional' que le haga valedor del mismo. Dicho esto, Wang Shu, lo entiendo como un premio a China, un toque de atención a que el mundo se está moviendo al este, que Europa y Estados Unidos ya estan acabadas y que lo nuevo está por pasar en Asia.

    Posteriormente, Shigeru Ban, un arquitecto que, cuando le sacas del cartón, no brilla por su excelencia. El pritzker lo entiendo como una reflexión sobre lo que debería ser la profesión a principios de la crisis, una profesión dedicada a la gente y no a la misma arquitectura.

    Aravena, un poco lo mismo, latinoamérica está por cambiar y lo esta haciendo ya + 'conciencia social' si a esto le sumas que ahora está en el ojo del huracán por la Bienal (que ya veremos como va), zas! Pritzker que te crió.

    Hay arquitectos que llevan años en lista de espera, pero que quizás, se les de cuando se les de el premio, nadie se sorprenderá y todos estaremos de acuerdo (a Chipperfield se lo deberian haber dado cuando el Mies por el Neues Museum).

    Por último, solo comentar que pensar en Rafael Moneo como arquitecto contemporáneo, me ha resultado gracioso. Habría que ir redefiniendo épocas (¿vivimos en la poscontemporaneidad?).

    En resumen, a pesar de que creo y pienso lo mismo que tú, quiero tratar de mantener una mente abierta respecto al tema. Quizás la bienal me la cierre de golpe (o no).

    Un saludo!

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  8. Gran artículo, José ramón.

    Aquí va un enlace a otro artículo sobre este mismo tema del neochabolismo de Aravena, con un enfoque más crítico, para satisfacción de nuestra parte rigurosa. ; )

    http://dpa-etsam.aq.upm.es/gi/arkrit/blog/la-desigualdad-es-elemental-conjeturas-ideologicas-para-una-critica-a-quinta-monroy/

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  9. Todos los premios son acciones de RRPP. No existe ninguno en el que no intervenga el mamoneo. Ni siquiera los Nobel. Todos se compran, se venden y "se negocian".

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  10. Qué mal gusto tiene el señor Aravena con su chabolismo institucionalizado, y no me refiero al estético (que también).

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  11. Este artículo denota ignorancia. Ignorancia hacia la obra de Aravena y Elemental. Para criticar, primero hay que conocer, sino esto se convierte en charla de "enagüillas", como diría mi abuela.En este caso, una charla de abuelas que basan sus opiniones en búsquedas en google images.

    ¡A leer!

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    1. A la vista del contenido de su post, lejos de cualquier duda creo que adoleces de tu propia recomendación.
      Anónimo posteante, tengo que informarte sobre las numerosas opiniones coincidentes y no fruto de la casualidad, que podemos leer en la Red acerca de Aravena y Elemental.
      Solo la relación o parentesco permitiría exonerar y justificar tu replicante desdeño.
      Basta ya de exhibicionismo y “postureo” con rentabilidad en forma de galardón y reconocimiento social, encubierto y amparado por propios y extraños intereses mercantiles de imagen y marca personal que hay detrás de muchos de estos arquitectos-estrella a los que no les falta su coro de diletantes palmeros.
      La arquitectura que aprendimos y aprehendimos en algunos casos con vehemencia, va por otros derroteros más nobles. Más íntima satisfacción y menos búsqueda del reconocimiento social. En generoso beneficio del arte utilitario que practicamos, unos con menor fortuna que otros.
      Por otro lado, excelente tu artículo José Ramón.

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