miércoles, 24 de julio de 2024

Nadie es perfecto

No me gusta destripar los finales de las películas, pero si aún no habéis visto esta no tenéis perdón.

Billy Wilder e I. A. L. Diamond sabían que estaban escribiendo un guion brillante y divertidísimo. Tan seguros estaban de ello que en  la escena en la que Daphne (Jack Lemmon) le cuenta a Josephine (Tony Curtis) que el millonario Osgood Fielding III (Joe E. Brown) le ha pedido que se case con él introdujeron acotaciones indicando que tocara unas maracas después de cada descacharrante frase, para darle tiempo al público de reír sin tapar la siguiente réplica.

jueves, 18 de julio de 2024

Reseñas

Qué mal lo pasé cuando mi socio y yo cerramos el estudio y nos fuimos cada uno a nuestra casa: A la angustia de no tener nada de trabajo se sumó el desconcierto de tener que "reinventarme", como me exigía todo el mundo, sin saber hacer nada nuevo ni distinto ni tener ninguna idea de cómo reorientar mi trabajo.

De golpe abrí este blog (para desahogarme), me hice perfil en Facebook y (no tengo la menor idea de cómo) creé en Google el perfil de mi estudio. Vi que estaba asociado al Maps y confié en que cuando alguien buscara arquitecto por la zona me encontraría.

No sé si me encontró alguien, pero si lo hizo tuvo que ser para pedirme un certificado de eficiencia energética u otra chorrada similar (esto merece una entrada aparte), porque los pocos que me han llamado por teléfono desde entonces no me han solido decir cómo me han encontrado. Y, desde luego, las escasísimas casas que he proyectado y dirigido en estos años no me han venido por ahí.

Una cosa que sí he mirado de vez en cuando, con bastante temor, ha sido si alguien me había dejado alguna reseña en ese perfil. Sobre todo clientes antiguos, que sí he tenido bastantes. Tengo la idea de que, a diferencia de con los restaurantes, es difícil que en un trabajo como el mío alguien deje una reseña elogiosa, pues se supone que si todo sale bien era lo esperable y lo obligado, pero que cuando un cliente queda descontento por lo que sea (quizá esto merezca otra entrada) lo expresa por todos los canales posibles.

Además yo soy de los que ante un comentario amable se alegran (como todo el mundo), pero ante una queja se ponen malísimos y pierden el apetito y el sueño. Así que cada vez que veía esto

me quedaba muy tranquilo. Vale; ni para bien ni para mal. Estupendo.

Pero ahora, que, como ya os conté, me jubilo, y no sé cerrar ese perfil, ya me da igual ocho que ochenta (no es cierto: una mala cara me sigue haciendo mucho daño, pero al menos un comentario negativo ya no me va a quitar encargos futuros) y estoy pensando escribírmelas yo mismo desde un perfil ficticio.

viernes, 12 de julio de 2024

Elogio de lo monstruoso

El otro día vimos "lo monstruoso" como criterio último y más eficaz para invalidar y descartar una obra de cualquier tipo: Si no responde a su naturaleza (o si algo de ella no lo hace), si no es coherente con su propia esencia, no nos sirve. No la queremos.

De acuerdo. Eso parece irrefutable, y probablemente lo es. (Vamos, que seguro que sí lo es). Pero sin embargo... Sin embargo lo monstruoso está en el centro de muchas obras de arte, e incluso, exagerando, podríamos llegar a decir que está en todo arte que no quiera cumplir lo establecido. (No me refiero ya a que no quiera cumplir los códigos -de eso ya escribí el otro día y lo di por legítimo-, sino a que no quiera cumplir con la forma de pensar, con la coherencia, con la inteligencia, con la bondad. Me refiero a un non serviam en toda la línea de flotación).

Lo monstruoso ha ejercido siempre una rara fascinación sobre muchos artistas, que han intentado explorar alguna de sus facetas.

Grandes escritores han penetrado en los abismos más siniestros del alma humana y nos los han mostrado para nuestro pasmo y horror, y grandes ilustradores, actores y directores han reaccionado intentando darles forma visual y tangible.

miércoles, 3 de julio de 2024

Refutación de lo monstruoso

La identidad de tu padre se hace trizas y con ello se descompone una parte de la tuya. Es cuando te das cuenta de que la una no puede entenderse sin la otra. Y le miras a los ojos y llega la pregunta que lo cambia todo, la pregunta que pone tu existencia patas arriba: ¿quién hay ahí? Es tu padre, sus mismos gestos, su mismo timbre y tono de voz, su misma mirada pero habla otra persona, o parece hablar por boca de otra persona. Sí, técnicamente lo monstruoso es "aquello que no está en su propia naturaleza".

La última novela de Agustín Fernández Mallo me ha gustado mucho. Ya sabía yo (porque estas cosas se saben, se huelen) que iba a ser muy buena, pero es que es MUY buena.

Con su estilo intelectual y frío, con sus complejas ramificaciones rizomáticas, consigue llegar a un raro nivel de sentimentalismo que emociona. Y con una historia tan personal y autobiográfica consigue hacer que muchos nos reconozcamos. Yo, desde luego, me he reconocido, como él, como hijo que ha sido testigo del deterioro "monstruoso" de su padre.

Y me quedo con ese concepto de "lo monstruoso" para reflexionar sobre otras cosas. Todo fracaso, toda decrepitud, todo error, incluso todo dolor, pueden llegar a ser asumibles, pero "lo monstruoso" es inconcebible y es lo que nos desarma. Y "lo monstruoso" es, como bien dice Fernández Mallo, algo muy sencillamente definible: "aquello que no está en su propia naturaleza".

Monstruosa es una mente que ya no es la de la persona que conocemos y queremos; monstruosas son unas células que han perdido su código y su esencia y se están reproduciendo locamente en nuestro cuerpo, que parece que ya no es el suyo. Monstruoso es aquello que, sobre el dolor o el malestar que produce, es un disparate sin sentido, y eso es precisamente lo terrible.

Dicho lo cual, cambio bruscamente de tercio: