jueves, 25 de agosto de 2022

Criticones aficionados

Sigo de vacaciones, así que perdonadme esta entrada frívola y facilona sobre esta época del año en que casi todos viajamos y casi todos, arquitectos o no, acabamos viendo arquitectura. Y, naturalmente, opinamos, que para eso pagamos, y, a lo que se ve, demasiado dinero.

Estamos en una época en la que gracias a internet y a las redes nos podemos sentir importantes. Hace décadas podías enfadarte con un presentador de televisión y ladrarle desde el sofá de tu casa; muy poquísima gente se tomaba la molestia de escribirle una carta y dirigirla a la sede de la televisión. En general la protesta se quedaba en el cuello de tu camisa. Pero ahora se lo puedes decir en Twitter, e incluso puedes conseguir, para tu orgullo, que te acabe bloqueando por pesado. "Ja. Le he dicho cuatro cosas a Fulano de tal. Se ha cabreado conmigo y todo. Me ha bloqueado". Con el mismo descaro y la misma seguridad podemos decir en internet que tal obra, maestra para todo el mundo, es una porquería. No nos callamos. No le debemos nada a nadie y somos insobornables. Y nos sentimos estupendos.

Pero ya no son solo las obras de arte: En internet hay reseñas de cárceles, de misas, de todo.

Tonteando, se me ha ocurrido fisgar reseñas dadas por visitantes de obras incuestionables de arquitectura. De las que llevan siglos en nuestro acervo y tienen el beneplácito de todos. No me he querido aventurar en edificios polémicos, de gusto más difícil, que necesiten algún entrenamiento previo, sino que me he ido al consenso de los consensos, a lo que sale en cualquier guía turística general (y no las obras que solemos buscar los arquitectos, que no las conocen ni los taxistas de la ciudad). 

Y, en efecto, en estas pocas obras seleccionadas, no ya la mayoría, sino la casi totalidad de las reseñas son muy buenas. (También hay que decir que a estas obras vas con el puro espíritu del turista, que consiste en saber de antemano cuánto te va a gustar y qué cara de delectación vas a poner, y hasta sabes ya qué fotos vas a hacer y desde dónde). Pero me ha picado un poco (bastante) el morbo de ver las poquísimas malas. Siempre hay gente para todo. Incluso de entre estas la mayoría no son achacables a la arquitectura, sino a la mala organización, a la masificación, a los precios caros, a diversos abusos a los turistas etc.

Os pongo algunos comentarios que me han gustado especialmente, y espero que también los apreciéis:


Pirámide del Sol, Teotihuacán (México):

En general se quejan de que está muy mal cuidado, de que los horarios no son los anunciados y de mala organización en general, pero vemos a una visitante que no encontraba lo que esperaba y no le gustó, y nos quedamos con la intriga. Claro, que luego otro dice que no es una panadería.


Chichen Itza, Yucatán (México):

Bueno; es lindo, pero no justifica un viaje de dos horas y dejar la playa para eso. Mejor seguir en la playa y no andarse con tonterías.


Pirámides de Guiza (Egipto):

Demasiada arena. Creía que iban a barrer para que pudiera pasar, pero nada. Ahí te apañes. La arena le arruinó su vestido nuevo. Una pena que los faraones hicieran las pirámides ahí. A quién se le ocurre.


Partenón, Atenas (Grecia):

Mal conservado. Está todo viejo y roto, y por esa razón deberían dejarlo gratis hasta que esté terminadito del todo. Y está lleno de asiáticos. (Curiosamente siempre creemos que los turistas son los demás, nosotros no. Y además son asiáticos. Y egoístas. No como los americanos, que ya sabemos que tienen mucho más derecho a disfrutar de la antigüedad clásica).


Borobudur, Java (Indonesia):

Carísimo. Una estafa. Con lo que cuesta puedes ver dos veces la Sagrada Familia y te sobra dinero. Pues eso. No perdáis el tiempo. Dos Sagradas Familias y media por un Borobudur.


Templo Horyu-ji, Ikaruga (Japón)

Casi todas las opiniones negativas son por el precio (1500 yenes), pero me han gustado estos dos, que no se quejan de eso. (No sé cómo será de fiable esa traducción automática del japonés. Igual esa "estúpida cosa" tiene otras acepciones y matices. Lo siento, pero mi japonés es regulero; casi tan flojo como mi sánscrito).


Panteón, Roma (Italia)

Aquí las opiniones negativas son sobre todo de quienes llevaban poca ropa a criterio del de la puerta y no se les dejó entrar. Pero Massimiliano sí consiguió entrar y vio que por el agujero entra agua cuando llueve. Una mierda de estanqueidad. Eso seguro que no cumple CTE.


Santa María del Naranco, Oviedo (España):

Me recuerda mucho a lo de Faemino y Cansado hablando de un filete muy minimalista en un restaurante de lujo: -"¡Pero empánalo, coño!" -"¡Y ponle al lado unas croquetitas Findus!" (Que conste que ese "NADA" podría ser incluso un elogio miesiano y oteizesco, pero parece que la solitaria estrellita no lo indica así).


Alhambra, Granada (España):

Tanta Alhambra, tanta Alhambra. No se entiende por qué tanto tanto. Es más por nombre (bueno para una marca de cervezas) que otra cosa.


Iglesia de San Andrés, Borgund (Noruega):

Carísima. Y muy pequeña. Aquí te echan la cuenta por metro cuadrado. Parece ser que el espacio interior no les interesa. Son más de ver muchas cosas y de cansarse andando por dentro. (La verdad es que 10 € por 25 m2 es mucho, y más cuando esos 25 m2 están tan vacíos). (De nuevo el tema de la traducción automática: Mis conocimientos del noruego, del danés, del sueco y, si me apuráis, del finlandés, están ahí ahí con los del japonés y el sánscrito).


Catedral, Santiago de Compostela (España):

Las demás opiniones negativas se salen de lo arquitectónico y van a los precios y al negocio que tiene montado la Iglesia. Pero me quedo con esta, que denuncia otro tipo de estafa: la funcional. ¿Esto de la catedral no es para tratar directamente con Dios y que te arregle las cosas?


Catedral, León (España):

"Muy bonito para la foto, pero le quita identidad a la zona". Totalmente de acuerdo: ¿Qué hace ahí la catedral de León quitándole identidad a la ciudad? Una intrusa, una usurpadora. El nombre de León no viene del rey de la selva, sino del latín legio-onis, concretamente de la Legio VI Victrix, que estableció allí el campamento que dio origen a la ciudad. ¿Donde queda ahora el cardus?, ¿dónde el decumanus? Sí, queda el vestigio de su trazado en el propio plano de la ciudad, pero todo quedó perdido, todo adulterado por la forastera catedral gótica.


Catedral de Santa Maria del Fiore, Florencia (Italia):

Poco más que añadir. ¿Qué dijo Zevi de que la arquitectura es el espacio interior? ¡Una porra! No seáis primos y no paguéis la entrada (carísima). Os dais una vuelta por fuera y suficiente.


Esto acaba siendo un vicio: Te viene a la mente un edificio, lo buscas en Google y en seguida tienes a mano miles de reseñas. En ese momento tu mala baba se va a buscar las peores. Y las hay. Vaya si las hay.

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