El viernes 20 de noviembre la Fundación Arquia presentó su libro Siza x Siza, cuyos autores son Carlos Seoane (texto-entrevista) y Juan Rodríguez (fotografías).
Para el acto de la presentación-homenaje la Fundación nos invitó a algunos privilegiados no sólo al acto en sí, sino a la rueda de prensa previa.
Como, sea por lo que sea, fui invitado en calidad de prensa (o de lo que sea -qué gustazo sería aparecer con un sombrero y con la acreditación en su cinta, y qué poco valor tengo para estas cosas-), y el medio para el que trabajo es Arquitectamos locos?, creo necesario hacer aquí la reseña del acto. Pero comoquiera que este medio es un poco así, pues haré la reseña también un poco así.
Un grupo de avezados reporteros quedamos previamente a comer a la una y media.
Fila de la izquierda: Lorenzo Barnó, Susana Gallego, José María Echarte y yo.
Fila de la derecha: Raquel Martínez, Enrique Parra, Isa, Jimena y Alberto Alonso.
(Miguel Villegas llegó tarde, pero llegó. No sale en la foto).
Fila de la derecha: Raquel Martínez, Enrique Parra, Isa, Jimena y Alberto Alonso.
(Miguel Villegas llegó tarde, pero llegó. No sale en la foto).
De entre todos nosotros parece surgir un poderoso líder.
Enrique Parra había dado el día anterior una conferencia sobre arquitectura y videojuegos, y yo creí durante todo el tiempo que ese casco era suyo; que lo había llevado a la conferencia y que hoy lo traía de coña. Pero no: Era parte de la decoración del sitio, y no pegaba nada porque el resto eran libros gordos y como antiguos encuadernados en piel. Me enteré cuando al irnos le dije que se dejaba el casco.
Yo iba cargado desde casa (y para todo el día) con el tocho de Souto de Moura de GG, con la esperanza de que me lo firmara. Sí: cada uno a nuestra manera somos frikis.
La comida fue muy divertida, y ya sólo por eso había merecido la pena apuntarse al plan del día.
La comida fue muy divertida, y ya sólo por eso había merecido la pena apuntarse al plan del día.
Llegamos a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y fuimos a la rueda de prensa. Era una sala en la tercera planta. Antes de entrar, vimos a Suoto sentado, tomándose un café con leche y hablando en inglés con un hombre que estaba de pie.
-Ahí lo tienes. Dile que te firme el libro -me dijeron mis amigos.
Efectivamente, cuanto antes mejor.
Saqué el libro de la mochila y me puse respetuosamente detrás del hombre que hablaba con Souto. Pero, en vez de terminar e irse este señor, se le sumó otro, y siguieron hablando los tres tranquilamente.
Souto me vio y se apiadó de mí. Me hizo una afirmación con la cabeza y un gesto para que me acercase. Tomó el libro, lo apoyó en la mesa, me dijo que pesaba mucho y me preguntó mi nombre en un portuñol perfecto. (Yo diría 85% español y sólo 15% portugués. O sea, que se le entendía divinamente).
Buscó la página en la que aparece el título (su nombre), que aprovechó para que quedara incluido en la dedicatoria y me escribió: "Para José Ramón c/ un abrazo de EDUARDO SOUTO DE MOURA", y debajo su firma (legible: SMoura) y Madrid015.
Al ver cómo apretaba toda la dedicatoria en el borde superior de la hoja, dejando todo el espacio de abajo libre, durante un momento pensé lo mismo que me dijeron luego mis amigos:
-¿A ver? ¿A ver? Joder, te podría haber hecho un dibujo.
Ya veis cómo el ser humano es insaciable e ingrato.
Comenzó el acto y fue muy cálido. La sala era pequeña, y los asistentes pocos. Estábamos a nuestras anchas, y se dijeron cosas interesantes, e incluso hubo momentos divertidos.
Algunos apuntes sueltos:
Souto de Moura dijo que Portugal tiene pocos personajes de relevancia internacional: Pessoa, Saramago, Siza y Cristiano Ronaldo.
Trabajó de joven en el estudio de Siza, y habló de todo lo que éste le había enseñado. Se notaba un cariño especial y una gratitud hacia el maestro.
Siza dijo a su vez que el joven Souto también le enseñó a él muchas cosas. En el estudio el muchacho le corregía, le decía que no siguiera por tal camino, le hacía parar, le criticaba. Y todo eso le enseñó mucho y le dio una nueva forma de ver muchas cosas.
-Y me despediste -le cortó Souto.
Carcajada general.
Siza dijo que le veía tal potencia y tal talento que en seguida comprendió que tenía que volar solo y labrarse su propio camino.
Souto es explosivo, divertido, sanguíneo. Siza es tranquilo, introspectivo, pero tiene un sentido del humor sordo y demoledor.
Se palpaba su entendimiento mutuo, su respeto y su amistad.
Siza contó que a poco de empezar la carrera un profesor le dijo que estaba claro que no tenía ni idea de arquitectura. Y era cierto. No sabía nada. Ni siquiera le gustaba especialmente la arquitectura. Le gustaba dibujar. Quería dibujar. Viendo que necesitaba enterarse de algo, compró al azar tres números de la revista l'Architecture d'Aujourd'hui, que resultaron estar dedicados a Neutra, a Gropius y a Aalto. "Tuve mucha suerte".
Nos contó que con solo esas tres revistas ya empezó a vislumbrar lo que era la arquitectura, y que Alvar Aalto fue una revelación fulgurante y fascinante para él.
Nos dijo que viajar es fundamental para un arquitecto, y que los primeros países que visitó fuera de Portugal fueron España y Francia, pero para ir a Finlandia.
Souto nos dijo que Siza no tiene ni un estilo ni una ideología, y que su forma de aproximarse al proyecto es trabajar, trabajar y trabajar. Desarrolla las líneas, las ideas, las posibilidades, lo prueba todo, lo pone en duda, lo corrige... Es la propia experiencia del trabajo la que le va mostrando el camino.
Curiosamente, es cierto que Siza no tiene "un estilo", y sin embargo él dijo que de alguna forma los seis proyectos que recoge este libro que se presentaba son el mismo proyecto, o son diversas facetas de un mismo proyecto. Y eso es muy cierto. Hay una continuidad sin mímesis ni repetición.
Souto dijo que los edificios de Siza son gatos durmiendo al sol. (Después, en el otro acto, Moneo dijo: "A lo que Álvaro llama naturalidad yo lo llamaría sabiduría". Pero esto ya vendrá luego).
Seguimos:
Siza habló del dibujo como herramienta del arquitecto y como fuente de conocimiento.
Le preguntaron sobre el fracaso, y él dijo, con un tono tranquilo y en voz baja, pero con convicción, que él nunca se ha sentido fracasado, y que en una obra interviene tanta gente, tantas circunstancias y tantos intereses que no cabe asumir la sensación de fracaso. Puso por ejemplo su proyecto para el Paseo del Prado de Madrid, que iba viento en popa y de repente hubo disensiones entre el Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad Autónoma y todo aquello se vino abajo. "No hay que sentirse fracasado. Hay que seguir trabajando".
En este sentido, Siza dijo que para ser arquitecto hay que tener mucha energía, incluso física, y que él siempre ha defendido que en los programas de los estudios de arquitectura se incluyera la asignatura de gimnasia.
Souto le señaló que en el estudio venía un profesor de gimnasia por las tardes. Siza lo había olvidado, pero Souto le insistió para recordárselo. (Viendo la silueta y la actitud de Souto entiendo que aún no lo haya olvidado y que se la tenga guardada a su ex jefe).
Después de este precalentamiento bajamos al gran salón de actos, donde iba a hacerse la presentación del libro, pero veo que esto ya me está quedando larguísimo.
(Si por ahora te va gustando la crónica puedes clicar el botón g+1 que aparece debajo. Muchas gracias).
-Ahí lo tienes. Dile que te firme el libro -me dijeron mis amigos.
Efectivamente, cuanto antes mejor.
Saqué el libro de la mochila y me puse respetuosamente detrás del hombre que hablaba con Souto. Pero, en vez de terminar e irse este señor, se le sumó otro, y siguieron hablando los tres tranquilamente.
Souto me vio y se apiadó de mí. Me hizo una afirmación con la cabeza y un gesto para que me acercase. Tomó el libro, lo apoyó en la mesa, me dijo que pesaba mucho y me preguntó mi nombre en un portuñol perfecto. (Yo diría 85% español y sólo 15% portugués. O sea, que se le entendía divinamente).
Buscó la página en la que aparece el título (su nombre), que aprovechó para que quedara incluido en la dedicatoria y me escribió: "Para José Ramón c/ un abrazo de EDUARDO SOUTO DE MOURA", y debajo su firma (legible: SMoura) y Madrid015.
Al ver cómo apretaba toda la dedicatoria en el borde superior de la hoja, dejando todo el espacio de abajo libre, durante un momento pensé lo mismo que me dijeron luego mis amigos:
-¿A ver? ¿A ver? Joder, te podría haber hecho un dibujo.
Ya veis cómo el ser humano es insaciable e ingrato.
Comenzó el acto y fue muy cálido. La sala era pequeña, y los asistentes pocos. Estábamos a nuestras anchas, y se dijeron cosas interesantes, e incluso hubo momentos divertidos.
En la mesa, de izquierda a derecha: Carlos Seoane, Juhani Pallasmaa, Álvaro Siza,
Gerardo García, Eduardo Souto, David Cohn y Juan Rodríguez.
Algunos apuntes sueltos:
Souto de Moura dijo que Portugal tiene pocos personajes de relevancia internacional: Pessoa, Saramago, Siza y Cristiano Ronaldo.
Trabajó de joven en el estudio de Siza, y habló de todo lo que éste le había enseñado. Se notaba un cariño especial y una gratitud hacia el maestro.
Siza dijo a su vez que el joven Souto también le enseñó a él muchas cosas. En el estudio el muchacho le corregía, le decía que no siguiera por tal camino, le hacía parar, le criticaba. Y todo eso le enseñó mucho y le dio una nueva forma de ver muchas cosas.
-Y me despediste -le cortó Souto.
Carcajada general.
Siza dijo que le veía tal potencia y tal talento que en seguida comprendió que tenía que volar solo y labrarse su propio camino.
Souto es explosivo, divertido, sanguíneo. Siza es tranquilo, introspectivo, pero tiene un sentido del humor sordo y demoledor.
Se palpaba su entendimiento mutuo, su respeto y su amistad.
Siza contó que a poco de empezar la carrera un profesor le dijo que estaba claro que no tenía ni idea de arquitectura. Y era cierto. No sabía nada. Ni siquiera le gustaba especialmente la arquitectura. Le gustaba dibujar. Quería dibujar. Viendo que necesitaba enterarse de algo, compró al azar tres números de la revista l'Architecture d'Aujourd'hui, que resultaron estar dedicados a Neutra, a Gropius y a Aalto. "Tuve mucha suerte".
Nos contó que con solo esas tres revistas ya empezó a vislumbrar lo que era la arquitectura, y que Alvar Aalto fue una revelación fulgurante y fascinante para él.
Nos dijo que viajar es fundamental para un arquitecto, y que los primeros países que visitó fuera de Portugal fueron España y Francia, pero para ir a Finlandia.
Souto nos dijo que Siza no tiene ni un estilo ni una ideología, y que su forma de aproximarse al proyecto es trabajar, trabajar y trabajar. Desarrolla las líneas, las ideas, las posibilidades, lo prueba todo, lo pone en duda, lo corrige... Es la propia experiencia del trabajo la que le va mostrando el camino.
Curiosamente, es cierto que Siza no tiene "un estilo", y sin embargo él dijo que de alguna forma los seis proyectos que recoge este libro que se presentaba son el mismo proyecto, o son diversas facetas de un mismo proyecto. Y eso es muy cierto. Hay una continuidad sin mímesis ni repetición.
Souto dijo que los edificios de Siza son gatos durmiendo al sol. (Después, en el otro acto, Moneo dijo: "A lo que Álvaro llama naturalidad yo lo llamaría sabiduría". Pero esto ya vendrá luego).
Seguimos:
Siza habló del dibujo como herramienta del arquitecto y como fuente de conocimiento.
Le preguntaron sobre el fracaso, y él dijo, con un tono tranquilo y en voz baja, pero con convicción, que él nunca se ha sentido fracasado, y que en una obra interviene tanta gente, tantas circunstancias y tantos intereses que no cabe asumir la sensación de fracaso. Puso por ejemplo su proyecto para el Paseo del Prado de Madrid, que iba viento en popa y de repente hubo disensiones entre el Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad Autónoma y todo aquello se vino abajo. "No hay que sentirse fracasado. Hay que seguir trabajando".
En este sentido, Siza dijo que para ser arquitecto hay que tener mucha energía, incluso física, y que él siempre ha defendido que en los programas de los estudios de arquitectura se incluyera la asignatura de gimnasia.
Souto le señaló que en el estudio venía un profesor de gimnasia por las tardes. Siza lo había olvidado, pero Souto le insistió para recordárselo. (Viendo la silueta y la actitud de Souto entiendo que aún no lo haya olvidado y que se la tenga guardada a su ex jefe).
Después de este precalentamiento bajamos al gran salón de actos, donde iba a hacerse la presentación del libro, pero veo que esto ya me está quedando larguísimo.
(Si por ahora te va gustando la crónica puedes clicar el botón g+1 que aparece debajo. Muchas gracias).
Que Gran experiencia José... envidiables personajes y qué suerte la tuya de tener ahora un libro autografiado de alguien que admiras y respetas (yo tambien tengo uno y mira que se siente uno muy bien)... pero... pensandolo bien.... TE HUBIERA HECHO UN DIBUJO HOMBRE!!! ESPACIO SOBRABA!!!
ResponderEliminarun abrazo mi amigo