Sabía que estaba enfermo desde hacía tiempo, pero también que había tenido una mejoría. Estoy consternado. Lo seguía desde hacía muchos años, desde que me lo descubrió mi tía Celia, que tenía siempre la radio encendida en la cocina.
Años después, al irse de la radio, creó un blog delicioso -El duende de la radio- que yo seguía, y crucé con él algunos comentarios.
(Me trató siempre con mucho cariño, e incluso hizo alguna mención muy generosa a este blog).
Desde El duende de la radio hablaba de todo con gran estilo, humor, cultura y bonhomía, y también habló de su enfermedad sin tapujos, sin arrugarse, con valentía e incluso con su permanente ironía y amabilidad.
Era muy culto, muy afable, muy bueno, y tenía ese rasgo indefinible que, a falta de una palabra más exacta, llamamos "humor". (O tal vez sería más apropiado llamar "humour").
Que descanse en paz.
Estoy muy triste.
De lo mejorcito que ha pasado por este mundo. Tuve la inmensa fortuna de conocerle personalmente allá por los años ochenta y disfrutar en directo de sus inigualables imitaciones e ingenio infinito. Después le seguí en la radio y posteriormente en el blog y en todas sus actuaciones en las distintas corales con las que colaboraba. La última vez que le vi en persona fue en el Auditorio Nacional de Música de Madrid, después de que cantara la Novena de Beethoven. Y esta tarde, casualmente, voy al Auditorio a escuchar también a Beethoven. Luis, te tendré al lado durante el concierto, y siempre. Un abrazo enorme.
ResponderEliminarEntre làgrimas y sonrisas me quedo con su alegrìa. Fan nùmero uno de dona Marìa en la radio, sin saber quién habìa detràs de esa voz tan entranable para mì, descubro su blog. Tuvo la amabilidad de atravesar el Pirineo y aceptar una invitaciòn en casa, tras mucho insistir por mi parte. Uno de los mejores regalos que me hayan hecho nunca. El otro, fue aceptar un encuentro sorpresa organizado por el ilustre comentarista anterior y proporcionarme una gran alegrìa.
ResponderEliminarUna gran persona con un corazòn todavìa mayor que seguirà siempre a nuestro lado regalàndonos una sornrisa.
Muchas gracias José Ramòn.