Martina, una estudiante de arquitectura, me dice que tiene que hacer una presentación sobre algún tema, libro, arquitecto, movimiento, crítica, etcétera, para suscitar un debate en clase, y que ha elegido este blog.
La idea me emociona y me vuelve aún más pasteloso de lo que lo soy habitualmente. (Ni "no me lo merezco" ni narices: Las cosas vienen de la forma más inesperada y hay que celebrarlas; todas. Yo lo celebro; claro que sí).
Me pide que le cuente cómo surgió el blog, qué "ideología" tiene, etcétera, y que haga una "lectura crítica" de él.
Las circunstancias sobre cómo surgió Arquitectamos locos? ya las he contado aquí alguna vez, así que me temo que me voy a repetir.
No obstante, esto es lo que le he contestado:
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL BLOG “ARQUITECTAMOS LOCOS?”, por su
autor.
Hola, Martina:
(Esto que te cuento ya lo he dicho
en el blog. Me repito).
Siempre he sido muy discutidor (o
muy bocazas), pero limitaba mis diatribas a los bares y sitios similares, con
un reducido número de amigos.
Empecé a oír hablar de los blogs,
y me puse a leer algunos, sobre todo de libros y de cine. Me iba haciendo gracia
la idea de tener uno, pero no tenía ni idea de cómo se hacía eso.
Coincidió con el cierre de mi
estudio y con la peor situación profesional y anímica que he tenido en mi vida.
Mi hermana tenía un blog y me dijo que era muy sencillo. Me metí en blogger y, sin tener ni idea, acepté las
plantillas que se me ofrecían, sin plantearme nada en cuanto al diseño o a la imagen
del blog, y me lancé a escribir.
Esto ocurrió en julio de 2010, y
yo escribía pensando en cinco o seis personas concretas (que al final son las
que menos me leen) y no podía ni sospechar que en cinco años iba a tener más de
medio millón de visitas.
El blog nació con un título que
ni supe poner bien. Ahí se ve el nulo conocimiento que tengo de estas cosas. No
me gusta la moda de escribir en español las interrogaciones con un solo signo,
y hasta con el teléfono móvil las abro y las cierro, pero en el blog me diseñé
un logo (que luego ni supe insertar) que jugaba con un solo signo de
interrogación.
Yo quería dar un grito de
indignación contra la pérdida de sensatez y de criterio en la arquitectura de
relumbrón y de disparate, y titulé: ¿Estamos locos?, que a la segunda vuelta
(¿Estamos locos con la arquitectura? ¿Hacemos arquitectura locos?
¿Arquitecturamos locos?) se quedó en “¿Arquitectamos locos?” Me gustó el
título, pero iba con dos signos de interrogación.
Sólo tenía claro que lo que me
gusta es la literatura, el cine, la música (especialmente la de jazz), y que un “blog de arquitectura”
se debía abrir a esos campos. Vamos, que la sola idea de un “blog de
arquitectura” me parecía un poco tonta y corta. Por eso puse el lema (que no es
mío): “Quien sólo sabe de arquitectura no sabe de nada, ni siquiera de
arquitectura”.
(Hace muchos años, siendo
estudiante, me bajé del autobús con un libro del grandísimo Jardiel Poncela
bajo el brazo. Me vio un compañero de clase, cogió con curiosidad el libro y en
cuanto vio la portada me lo devolvió casi con asco, diciéndome: “¡Pero esto no
es arquitectura!” Pues eso: Me ha enseñado mucha más arquitectura
Jardiel Poncela que Aldo Rossi, porque Jardiel me ha hecho reír, pensar, coger
ritmo, contrastar… etcétera).
Mi blog no tiene criterio, ni línea
editorial. Hay algunas entradas más serias sobre algún arquitecto o movimiento,
o sobre el concepto de espacio moderno o de fisión semántica, en la que me veo
más profesor (aunque sin decir palabros y sin avasallar ni agobiar). Y hay
otras de mero cabreo ante algún atropello. Hay otras sobre jazz. Hay otras más bromistas. Etcétera.
Cuando publico una entrada creo
que ya no voy a ser capaz de publicar ninguna más. No tengo más que decir. No
sé nada más. Y sin embargo al cabo de unos días me sale una nueva. Salgo más o
menos a una entrada por semana, y nunca tengo la menor idea de cuál va a ser la
siguiente.
(Mira: Ahora que lo digo, este
texto va a ser el siguiente).
Creo que mi blog es un auténtico
blog en cuanto a “diario personal”. Soy yo mismo, y se me nota mucho. Pero por
ese mismo motivo adolece de falta de línea argumental o expositiva, de falta de
programa.
A mucha gente le gusta leer lo
que dice este bocazas, y a mí me gusta mucho escribir. Suelo hacerlo además con
algún ligero tono humorístico (a veces es más descarado) y caricaturesco.
No me debo a nada ni a nadie. No
cobro de nadie. No le debo obediencia a nadie. Así que lo que pongo en el blog
son chorradas, pero son las que me salen libremente y sin mayor pretensión ni
alcance.
Quería hacer alguna autocrítica,
pero me releo hasta aquí y observo que estoy encantado de haberme conocido. Lo
siento. En general no soy así, y acepto mis limitaciones y carencias con
bastante deportividad y aun con cierta elegancia.
Por resumir, esto es sólo un
blog. Son mis obsesiones y mis cabezonerías machaconas. Aún me sorprende que le
interese a alguien.
Por favor: Si haces algún trabajo
previo de presentación sobre este blog pásamelo, y si en tu clase debatís hazme
un resumen.
Abrazos
José Ramón
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar... En este blog hay mucha tela para cortar...
Eliminar¡Se nota que Martina tiene buen ojo!
Enhorabuena Martina por escoger al más grande pensador sobre el loco panorama de la arquitectura actual, ojalá esto sirva para que más gente conozca este enorme blog en las escuelas de Arquitectura y les lleve a pensar sobre lo qué hacen, lo que van a hacer en el futuro y sobre todo, pensar sobre como lo más cotidiano puede ser emocionante si nos paramos a reflexionar y disfrutar con ello.
ResponderEliminarY José Ramón, muchas gracias por este blog. Sabes que lo sigo a diario, ha sido un placer conocerte y sabes que cuando vuelvas a Madrid tenemos que vernos otra vez.
Un abrazouy fuerte
No hace mucho que me he encontrado con este blog, pero ya no puedo irme más de el esperando cada semana con que nos va a hacer reir, pensar, enojar y para mi importante, PENSAR. Abrazos desde argentina. Rubén.
ResponderEliminarAlgunos hemos aprendido a querer a ese bocazas, al otro lado del atlántico!
ResponderEliminarTeoría de la buena, de la que debería haber en los talleres de clase.