lunes, 10 de agosto de 2015

Qué me gusta, qué sé hacer y para qué sirvo

Desde niños nuestros padres nos van haciendo a la idea de que algún día nos tendremos que ganar la vida. Así es la cosa, y ese "ganarse la vida" supone la suelta de amarras del protector núcleo familiar y el comienzo de nuestra propia aventura.
Es ley de vida. Así está pensado el sistema. Y nos hacemos las duras preguntas: "¿Qué me gusta?" "¿Qué sé hacer o qué puedo aprender a hacer?" "¿Para qué puedo servir yo?"
Es obligatorio servir para algo, poder aportar un granito de arena a la sociedad, ya sea extirpando tumores ya poniendo sellos a unos impresos y luego colocándolos en el montón correcto (o en otro cualquiera).
Hay una edad en la que todos nos hacemos esas preguntas, y esbozamos un vago proyecto de vida, pero la maldita crisis en la que vivimos nos ha obligado a volvérnoslas a hacer de nuevo, porque si habíamos encontrado un sitio en la vida, una ocupación, un refugio, un puesto, lo hemos perdido y nos volvemos a ver adolescentes a nuestros cincuenta y tantos años.

Me siento completamente identificado con esto que dice el gran humorista Ernesto Sevilla: (Siempre me he sentido identificado con esta idea, incluso antes de que él naciera. Recuerdo que de niño me planteaba cosas parecidas).

Mi padre me decía: "Hombre, tienes que trabajar en algo que te guste. ¿Qué te gusta?, ¿qué te gusta?"
Digo: "Pues a mí lo que más me gusta es: Yo pongo el dedo así, cierro un ojo, cierro el otro, cierro un ojo, cierro el otro... ¡y parece que se mueve solo!

Ernesto Sevilla
(El monólogo lo tenéis aquí)

¡Exacto! ¡Eso me gusta a mí también! ¡Y creo que sirvo para ello! ¿Por qué no puedo ganarme la vida con algo así?
Llevo unos años en los que cada trabajo que hago es algo aislado, algo que no he hecho en mi vida, que no sé hacer y que no me gusta hacer. Me paso el tiempo debutando en cosas que no entiendo y que no me gustan.
¿Qué me gusta?
Me gusta mucho escribir, leer, contar chistes, hablar, comer, reírme con los amigos, dibujar... Pero no hago nada de eso lo suficientemente bien (o con la suficiente originalidad, o garra) como para "ganarme la vida" con ello. Así que hasta ahora me he ganado la vida siendo arquitecto, que es la profesión que más me gusta de entre las que se supone que le permiten a uno "ganarse la vida". Empecé de arquitecto cuando todavía era así: Una profesión digna, en la que había bastante trabajo y bastante bien  pagado. He hecho alguna obra interesante, pero la mayoría son bastante ramplonas y triviales. No obstante, incluso en la casa más tonta que he hecho me ha gustado mucho calcular la estructura, dibujar las puertas abriéndose hacia el lado en que menos molestaran (luego los clientes las han puesto como les ha dado la gana), aprovechar un rincón para sacar por ahí el tiro de la chimenea... No soy un artista de la arquitectura, pero sí me considero un profesional competente, y un profesional disfruta haciendo lo que sabe hacer.

Preferiría ganarme la vida como Ernesto Sevilla, pero ganármela dibujando ventanas que no estorben a los cabeceros de las camas tampoco está mal.

Ahora, en cambio, hago algún informe sobre algún asunto del que no sé demasiado, y aparte de tener que emplear mucho tiempo en documentarme y en aprender, no sé si el resultado es correcto. También hago memorias justificativas para aperturas de comercios, donde repaso de forma muy pesada y aburrida la infumable normativa que le corresponde a cada actividad y a cada local. E incluso las pocas veces que hago un proyecto de una casa su diseño pesa ya mucho menos que el áspero e inútil tocho en que justifico que cumplo una normativa excesiva y absurda que en parte se contradice a sí misma.
El otro día un abogado me restregó por las narices que no me supiera de memoria la Ley Hipotecaria. Me hizo sentir bastante mal. Él no sabe calcular un porcentaje (y no digamos una fracción) y yo me tengo que saber la Ley Hipotecaria. Pues no: No me la sé. Que así conste para mi eterno oprobio. Es más: Creo que nunca me la sabré. En mis ratos de ocio preferiría estudiar algún tratado sobre la reproducción asistida del caracol de Borneo. No sé, lo veo más interesante.

Sé que no tengo derecho a decir esto: Con lo mal que está todo, con lo desesperados que están tantos compañeros, no tengo derecho a restregarles por las narices que yo sí encuentro algún que otro medio precario de subsistencia, pero que no me gusta y que no me siento solvente, ni seguro, ni feliz haciéndolo. Sé que me escribiréis diciéndome: "No seas tan tiquismiquis y pásame ese trabajo, abusón".
Tenéis razón: No tengo derecho a quejarme. Bien mirado, es una bendición que un cliente que quiere abrir una consulta de odontología te diga: "Me han dicho que necesito una memoria, ¿cuánto me cobras?", y tú vayas a ver el local y le digas que tiene tres escalones de acceso y va a tener que hacer un obrón para resolver la accesibilidad, y él te conteste que de eso nada, que le han dicho que presente una memoria, y que cuánto le cobras (obviamente, por redactar una memoria que establezca de manera fehaciente que cumple con todo lo cumplible). O que un terrateniente que en su día sobornó o hizo cosas peores para que le clasificaran una finca venga ahora a pedirte que le hagas una tasación para el catastro, porque los cabritos le cobran como urbano. O que otro te diga que le hagas la división horizontal, que el notario se la ha pedido.
Una maravilla. A mí me gusta (entre otras cosas) calcular estructuras, y creo que es metafísicamente imposible que una misma persona sepa calcular estructuras y se sepa también la Ley Hipotecaria, el Reglamento de Fanfonflias y el Real Decreto sobre el Gaschoso. (Y, lo que es peor, que sólo le encarguen trabajos en los que tenga que dominar estos últimos).
¡No sé! ¡Y no me gusta! ¡Y no sé!
Lo que me desanima mucho es que lo único que quieran mis clientes sea "un papel" para resolver algún trámite ominoso en el Ayuntamiento, en el Catastro, en el Registro de la Propiedad o en la Dirección General de Cosas. Y, por supuesto, que ese papel lo resuelva todo y jure y perjure que se cumple toda la insufrible normativa pasada, presente y futura. (Ah, y que no les cobre más de doscientos euros).

Me gustaría ser inocente, limpio, trabajador y eficaz. Me gustaría poder hacer una vez en mi vida unas ventanas como estas:

Arne Jacobsen

Un porche escamoteable como este:

Wilhelm Wohlert

O una puerta como esta:

Jorn Utzon

No parece muy difícil, ¿verdad? Sólo es imposible.

Esto que cuento no es exclusivo de los arquitectos. Vale para cualquier profesión. Un sastre sabe tomarle las medidas a un cliente, hacer los patrones, cortar la tela, hilvanarla, hacer las primeras pruebas... Con ese trabajo se siente útil, se siente feliz, se siente digno. Es un trabajo honrado con el que ganarse la vida y con el que pagar la ortodoncia de sus hijos. El ortodoncista, por su parte, también realiza con solvencia su trabajo... Y así todo. Es una cadena.
Pero ahora vivimos en un mundo en el que un escáner mide al cliente y le pasa las instrucciones directamente a una máquina cortadora de tela y a otra cosedora, y el traje sale por dos perras. Así que el sastre ya no puede ganarse la vida ni pagar la ortodoncia. Pero el ortodoncista está igual... Y así todo. Es una cadena.
Somos una sociedad corrompida y podrida en cadena, en la que ya nadie sirve para nada, en la que ya nadie sueña con ganarse la vida con su trabajo honrado, en la que todos buscamos un milagro que nos redima para siempre: la lotería, el famoseo televisivo, el fútbol...

A mí me gustaría volver a hacer un trabajo decente, llegar agotado pero satisfecho a la cama, mirar con optimismo mis días presentes y futuros. Durante años, ya digo, he tenido ese privilegio, que entonces no valoré suficientemente porque consideraba que era mera normalidad y ley de vida, pero que ahora es un sueño y un imposible.
Pero puestos a soñar, lo que de verdad me gustaría sería estirar el brazo delante de mí, poner el dedo pulgar vertical, cerrar un ojo, luego el otro, luego el uno, luego el otro, y que pareciera que el pulgar se movía.
¿Por qué no me puedo "ganar la vida" con eso? ¿Por qué yo no? El mundo es muy injusto.



Nota.- Ese trozo que he citado del monólogo de Ernesto Sevilla sigue así:

Y me dice mi padre: "Hombre, hijo mío; ya, pero tú no eres el rey".

Pues a mí me parece que el rey tiene muchos privilegios y muchas ventajas, y una vida fácil, sí, pero yo creo que sí que se pasa el día trabajando en cosas muy aburridas, y creo que tiene muchos compromisos y muchos tostonazos. Tiene que ver a mucha gente por obligación, ir a muchos sitios, decir discursos sobre cosas muy áridas...
Yo, puestos a elegir una comparación con seres mitológicos, creo que hay varios mucho más envidiables que el rey. Vamos, estoy segurísimo.


9 comentarios:

  1. De parte de un colega que comparte años e inquietudes te entiendo perfectamente.
    La arquitectura ha pasado ,para mí,de ser una amante apasionante a no querer saber nada de ella. La normativa tediosa,las chapuzas habituales,la valoración desmedida de los egos arquitectónicos,...y la falta de trabajo han hecho que yo no mire mi dedo pulgar pero si que haya encontrado en la fotografía el amor despechado de la arquitectura.
    Un saludo

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  2. Desde bien pequeña soñaba con la arquitectura, mi padre lo fue, en una época muy buena..trabajó mucho y obras muy buenas. Compraba terrenos, edificaba y después vendía los inmuebles, a precios económicos. Mi madre siempre le decía que no veía el negocio que había ahi, y él sólo quería que todo el mundo pudiera acceder a viviendas de calidad. Qué tiempos! Siempre he pensado que si las personas viven en lugares bonitos, son más felices. El entorno es muy importante. Estudié diseño de interiores. Cuando empecé la carrera estábamos en el boom inmobiliario.. Todo el mundo me decía que iba a trabajar muchísimo, que iba a ganar muchísimo dinero. Esto último nunca me importó demasiado, sólo me preocupaba poder tener una vivienda bonita y a partir de ahi tabajar mucho, hacer que otras personas también vivieran en lugares bonitos. Al acabar la carrera a mis compañeros y a mi, nos costó trabajo buscar empresas o estudios para hacer las prácticas..no había estudios ni para trabajar gratis! La mayoría optó por trabajar en tiendas de muebles o de cocinas..otros muchos se fueron al extranjero y ahí siguen. Quise tirar de contactos para hacer las prácticas.. Pero todos los que fueron compañeros de mi padre o ya se habían jubilado, o no tenían nada de trabajo. Al final encontré un estudio y aunque no aprendí absolutamente nada, estuve 9 meses haciendo renders, dejándome la paga que buenamente me daba mi madre para la gasolina y el aparcamiento diario y veía que el que era mi jefe no tenía ni el detalle de invitarnos a desayunar en el estudio. Nos llevábamos nuestra pieza de fruta y la botellita de agua y con esas estábamos. Cuando terminé las prácticas salió alguna que otra cosa..amueblar una vivienda de manera low cost..hacer el logo para la empresa de un amigo por 30€ y que encima te diga que es mucho dinero, ayudar a comprar los muebles de toda una casa por 100€ y tener que montarlos ( porque es mi trabajo..) y así año y medio. Aceptando trabajos que al año no llegan ni a una media de 100€ al mes. Algo estoy haciendo muy mal. Pero que muy mal. Me lo planteó y lo primero que pienso es en no volver a aceptar trabajos por debajo de un mínimo. Porque así la profesión se corrompe. Si no fuera porque hay que pagar gasolina, facturas y demás yo trabajaría gratis. De verdad. Adoro mi trabajo y lo hago con gusto y con pasión, por ayudar a esa persona que quiere vivir en un entorno mejor. Pero no a ese precio. No dejando que esa persona no valore el diseño. Si algo es gratis no se valora. Y eso es lo que pasa. Además de toda la crisis y que todo el mundo tenga algún cuñado o vecino albañil y no necesiten por supuesto ningún técnico de la construcción. Es muy difícil trabajar. Ya no digo ni ganar dinero. Trabajar. Y tampoco digo ni de forma legal, porque con tantisimas facturas y cuotas eso lo veo ya casi imposible. Quiero trabajar. Y terminaré trabajando. A lo mejor en un supermercado a lo mejor cuidando niños o a lo mejor en un bar. Ya he trabajado en todos esos sitios mientras estudiaba. Soy muy inquieta. Pero llega un momento en el que quieres poner en práctica todo lo aprendido y todo lo estudiado. Toda la ilusión y pasión que una persona de 30 años pueda tener se va por el retrete cuando echas cv en 467 estudios y sólo contestan 16 y para decir que no hay trabajo. Se agradecen las respuestas, y mucho. Pero se pierde la ilusión por trabajar en algo que consideras tu vocación. No me extiendo más. Sólo quería comentar lo acertado del post y añadir mi caso propio. Que después de cuatro años desde que termine la carrera cada vez tengo menos esperanza de trabajar algún día de verdad en este mundo. Que cada vez me planteo más la idea de abrir un bar y olvidarme del diseño. Que cada vez es más difícil porque pasan los años y no estoy cogiendo experiencia. Y que como los jóvenes que vienen sigan en este mismo camino van a terminar muy deprimidos. Yo seguiré teniendo fe y esperanza en que me toque la lotería, comprarme una vivienda poder formar una familia y trabajar gratis, que es lo que quieren los clientes.

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  3. Pues la verdad, yo creo que te equivocas cuando dices que no puedes ganarte la vida haciendo lo que te gusta. En este blog queda patente lo bien que escribes y lo mucho que interesa lo que cuentas, al menos a gran parte de nuestro especial colectivo de arquitectos-locos. Disfruté muchísimo leyendo tu novela La hoja desnuda y estoy convencido de que muchos estaríamos dispuestos a comprar más libros tuyos. Dispondrías, además, de este blog donde promocionarlos así que no sería tan descabellado ganarte la vida con ello. Como arquitecto y como seguidor de tu blog te animo a hacerlo.
    Y gracias, como siempre, por esta nueva entrada (¡gratuita! ;-).

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  4. Creo sinceramente que el sistema que padecemos, esta gigantesca estafa piramidal en la que estamos sumidos, no ha llovido del cielo. Nació hace décadas, y los de mi generación somos los responsables de no haber hecho nada por impedir su crecimiento y su simbiosis con la falsa democracia que la rodea, de la que obtiene la legalidad. Y el resultado es que las consecuencias más graves de este colapso, que era evidente ya hace unos treinta años, les van a estallar en la cara a la siguiente generación. Y eso es la mayor injusticia que se puede cometer, pues ellos ni siquiera han tenido la oportunidad de defenderse de algo que no han creado. Nosotros sí, tuvimos la oportunidad de abrir los ojos, mirar alrededor y ver el monstruo que estábamos creando, pero preferimos cerrarlos y seguir engordando a la bestia. Ahora sólo nos queda asumirlo, dejar de colaborar con el sistema, pedir perdón y ayudar en lo que podamos a los que vienen detrás, e intentar abrir los ojos de los que todavía los tienen cerrados.

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  5. Comparto cada frase de este artículo José Ramón, es una simbiosis de sentimientos encontrados y creo que nos pasa a la mayoría de Arquitectos. Como ya te comenté en facebook, me siento descolocado y también hastiado de mi seudo-trabajo de Arquitecto (y como dices, tampoco me puedo quejar). Pero el problema está en que cuando has estudiado una profesión por amor (y desde bien pequeño), el batacazo es más grande. No tengo ni idea si una de mis hijas decidirá buscar su profesión en la Arquitectura, pero cada día tengo más claro, que yo no "alimentaré" esa decisión. A veces sueño con mi segunda opción de estudiar (ciencias físicas) y lo que hubiera cambiado eso en mi vida... pero aún tengo la esperanza.... que es lo último que se pierde

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  6. Bueno, esto es "lo que hay", este es el Paraíso Neoliberal en la Tierra, o el Realismo Capitalista, o como se lo quiera llamar. También es la "España de la Recuperación" de cierto infumable e incompetente Presidente del Gobierno...

    Hay una cosa que a estas alturas creo que cualquier persona medianamente sensata debería tener ya suficientemente clara: este panorama no es algo temporal, como quisieron hacer creer, algo circunstancial debido a una gran "crisis". Éste panorama ES lo que va a haber, éste es el futuro y el presente, porque éste fue siempre el objetivo a lograr por el sistema económico que nos rige. Vivimos en su VICTORIA total, en el cumplimiento absoluto del programa de máximos de todos los ideólogos del neoliberalismo (Hayek, Friedman, Thatcher, Reagan, etc).

    Y no, no tiene si solución ni salida dentro de sus parámetros. Sencillamente NO las hay, porque además el planeta Tierra no da más de sí.
    Supongo que cuando se vayan cerrando del todo las válvulas de escape que han sido las vías del exilio económico para gente más o menos joven a otros países (y ya se están cerrando), la situación se pondrá más seria por aquí. No les importa, no invierten en material antidisturbio por casualidad...

    El problema es que es imposible mantener una economía avanzada y de servicios en un país que permite salarios de supervivencia y, preferentemente, por debajo de eso. Sencillamente la gran mayoría de la población no podrá acceder a servicios de ningún tipo, y tendrá que recurrir a los métodos utilizados en los países subdesarrollados (intercambio de favores, chapuzas, el todo-vale, los conseguidores, etc etc). Como no hay actividad económica, no hay impuestos, el Estado no tiene ingresos, por lo tanto recorta y recorta más y más en inversiones...y la cadena se sigue retroalimentando, en un camino perfecto hacia la miseria.
    Nada de esto es casualidad, ha sido todo guionado y dirigido a esta realidad. Los que mandan no tienen el más mínimo interés ni en cambiarlo ni en corregirlo. Sencillamente funciona como ellos quieren, es su sueño más ambicioso convertido en realidad.

    Pese a todo este panorama de desolación, no se ve una verdadera voluntad de cambio en la población. Un primer paso sería el cambio político, y vemos en las encuestas que no se produce, ni se va a producir.

    Por lo tanto, el problema es irresoluble. Es sencillamente un "sálvese quien pueda". Aquellos que tengan suerte y les toque la lotería, den un braguetazo o encuentren un mecenas (como en los mejores tiempos de Dickens), tendrán una vida más o menos decente. El resto (la inmensa mayoría), subsistirán como puedan (es decir, malvivirán), y el Estado Neoliberal siempre te permitirá la salida de tirarte por un puente, método que le sale barato y además le gusta (como demuestra el hecho de que se invierta más dinero en mecanismos de represión que en buscar formas de hacer la vida de la gente más sana y feliz). Además, en su sabiduría, los ideólogos de la economía ya saben cómo resolver el asuntillo de las frustraciones de unos jóvenes con estudios universitarios (es decir, educados para ser clases medias) que nunca van a pasar del estatus de clase trabajadora-precaria (el famoso "Precariado" del siglo XXI que sustituye al "Proletariado" del siglo XIX): está eliminando la posibilidad de acceder a tales estudios para la mayor parte de los jóvenes, y con eso resuelve el problema.



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  7. Sí, ya lo sé: con este panorama el país España va a quedar reducido al papel de una mera ¿colonia', ¿protectorado? ¿país bananero? Pues sí, es el plan, pero a los que mandan no sólo no les importa, sino que lo abrazan. Lo que importa es que la riqueza de los ricos españoles siga aumentando en porcentajes de dos dígitos cada año, como está sucediendo desde el comienzo de la "crisis", y por eso son los más patriotas de todos, y los que lucen las banderas rojigualdas más grandes y las pulseritas más vistosas.
    Un país sin industria (sometido a treinta años de desindustrialización forzosa, como precio para entrar en la ¿Unión? Europea), sin tecnología (la que hay es toda extranjera) y lo que es más grave, SIN LA MÁS MÍNIMA VOLUNTAD por parte del poder político dominante en cambiar este orden de cosas, está condenado a ser un simple almacén de mano de obra barata para otros países con economías más sólidas. Y esto es así, y punto, no hay más vueltas que darle.

    Y termino aquí. No pretendí dar un tono pesimista, porque sencillamente estoy ya pasado ese punto. El tono es de hastío. Cuarenta años después sigue en vigor el lema del movimiento Punk londinense: THERE IS NO FUTURE. Y luego hablan de progreso...

    Si algún día se hacen verdad estos versos del poeta Benedetti, quizá entonces empiecen a cambiar las cosas, pero a mejor, para variar.

    y en la calle codo a codo
    somos mucho más que dos.

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  8. Bueno, pues yo cojo la guitarra y toco.

    Alfonsina y el mar.

    Quizás, quizás, quizás.

    Lady Pepa.

    Vincent.

    Here comes the sun.

    Lisboa antigua.

    New York is not my home.

    .......................

    .......................

    Y se me pasa.

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