sábado, 13 de noviembre de 2010

Vanitas vanitatis

Hay una herramienta de Blogger que me permite saber cuánta gente entra en mi blog cada día, cada semana, cada mes... y de qué países, y con qué buscadores, y con qué palabras de búsqueda.
Confieso que miro esos datos fascinado y un poco vanidoso. Me leen en México, en Argentina, en Chile... También entran bastantes desde EE.UU. y Canadá. Y un día, no sé por qué, entraron un buen puñado desde Rusia.
Me siento como aquel periodista español de los años cincuenta-sesenta a quien sus burlones amigos convencieron de que los agentes americanos seguían muy de cerca sus artículos, que enviaban subrayados y glosados a la Casa Blanca. Y ese periodista entraba en el café con la cabeza muy alta y el gesto altivo diciendo: "¡Hoy se van a enterar los yankis! ¡Cómo los he puesto!"
Pues así estoy yo: pensando que mis opiniones y resoplidos sobre arquitectura y sobre todo lo demás son muy seguidos desde América hasta Asia (en África no; en África me leen menos). Y me siento tan ufano y tan tontito.
Y resulta que el post que más se visita, y se sigue visitando bastantes veces cada día, es el de "Ornamento y delito", y entonces durante un instante me parece como si el espíritu de Adolf Loos siguiera vivo y su mensaje de sensatez ornamental tuviera aún fuerza, y me caigo del guindo comprobando que las palabras de búsqueda que han dado por error con mi blog han sido tatuajes, tatuajes guapos, tatuajes en el cuello, tatuajes de terror... y recuerdo que para ilustrar aquel post puse una foto flipante de un tío que se había tatuado un trampantojo en el cuello, como si lo tuviera cortado y cosido.
Es decir, que puse aquello para argumentar por qué no me sentía muy partidario de los tatuajes, y resulta que son los amantes del tatuaje quienes más me visitan. Me imagino que van buscando fotos chulas y ni se molestarán en leer mi artículo, porque si lo hacen va a ser peor.
En fin; siento que el buscador les mande aquí y les haga perder su valioso tiempo. Y me imagino que de entre todos los que registran los contadores, los que de verdad leéis algo de esto que escribo seréis "cuatro gatos". Pues os doy las gracias de corazón. Me siento muy acompañado y muy querido por vosotros.

(Tengo que decir también que entran muchos buscando datos sobre Louis Armstrong, y eso sí que me lleba de satisfacción).

6 comentarios:

  1. Te sigo aunque escriba menos que de costumbre porque ya lo haces tú aquí.
    Te felicito aunque te busquen por tatuajes.
    Y te doy la enhorabuena porque esto no ha hecho más que empezar.
    Un abrazo!

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  2. Gracias a los dos.
    (Confieso, gato 2, que estoy espeso y que a la primera no entendí tu comentario. Gracias por ser uno de los cuatro gatos).

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  3. Gato rojo a gato azul: may-day, may-day. Me ataca la vanidad y la desesperación.

    Como ves, soy el gato 3, y no sabía yo que los gatos tuvieran sentimientos, pero resulta que si.
    Predicar en el desierto...muchos serán los llamados,pero pocos los elegidos.
    A seguir!!!!

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  4. ... esto acabará siendo una gatería (en cualquiera de sus acepciones)

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  5. un amigo mío siempre contaba que a él le gustaban más los gatos que los perros... porque no había gatos-policía. ; )

    Un abrazo.

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