No conozco Fallingwater, aunque llevo toda la vida aguantándome las ganas. Muchas veces me he imaginado que iba allí, y otras tantas he visto la foto. LA foto. Una casa de tantísima riqueza tanto espacial interior como volumétrica-plástica exterior parecería que en definitiva se redujera a una sola foto, y también resulta obvio que quien va allí se la tiene que hacer:
lunes, 18 de diciembre de 2023
sábado, 9 de diciembre de 2023
La puñetera estética
No quiero dar pistas (ya cuento más de lo que debo), así que solo diré de la manera más ambigua posible que el otro día (o a lo mejor hace más tiempo) acudí a una obra para certificar su terminación y firmar la correspondiente acta de recepción y demás papeleo.
La semana anterior la había visitado, la había recorrido con el constructor y había constatado que estaba ya prácticamente terminada, a falta de algunos pequeños remates y de un elemento que estaba en taller, pero que lo iban a tener listo en seguida. Así lo dejamos y quedamos en que cuando estuviera puesto me llamaran.
En efecto, en muy poco tiempo recibí la llamada de que todo estaba terminado, y quedamos todos los interesados: propiedad, constructor y dirección facultativa, en la obra.
Nada más ver el famoso elemento que habían estado preparando me quedé muy sorprendido. Eso no se parecía en nada a lo que estaba en el proyecto, y, lo que es peor, no cumplía la normativa de seguridad.
Así lo dije, y anuncié que no podía firmar el fin de obra ni el acta de recepción. El constructor, consternado, me dijo que ese elemento lo había pedido precisamente así el representante de los propietarios, por estética. "Ah, la estética", dije intentando mantenerme sereno, aunque no pude evitar añadir: "la puñetera estética".