martes, 21 de noviembre de 2017

Los libros de la tía Felisa

Los arquitectos MVRDV han hecho en Tianjin-Binhai (China) una biblioteca A-LU-CI-NAN-TE.


Siempre he dicho que la arquitectura es espacio, y que el análisis y la valoración de la arquitectura ha de ser la del espacio que configura. En ese sentido esta biblioteca es plausible y admirable. Y con bola.



Es un espacio impresionante, absorbente e hipnótico. Es un espacio de una vez, como el Guggenheim de Nueva York o el Panteón de Roma. Es arquitectura en esencia, es arquitectura de pata negra.
Es una obra magnífica. Estupenda.


Veo una imagen así y me quedo boquiabierto, mudo. Creo que merece la pena viajar hasta la otra esquina del mundo por verla, por sentirla, por oler y escuchar su aire interior.



Pero en ese aire interior hay algo que me sorprende mucho: ¿No están esos libros demasiado altos? ¿Cómo se llega a ellos?
Es todo tan tecnológico, tan avanzado, que pienso que tecleando en una terminal (en la bola) la signatura del ejemplar que uno quiere aparecerá un dron, lo tomará entre sus pinzas robotizadas y se lo traerá a las manos. Sí, debe de ser eso.
Pero resulta que no: Si nos fijamos bien en las estanterías altas no hay libros, sino pegatinas de libros.

Clica esta imagen y la verás más grande, y verás los libros-pegatina.

Sólo las pocas estanterías accesibles tienen libros auténticos. Las demás tienen pegatinas que imitan libros. Y los imitan muy mal. Ya puestos, eran mucho mejores los libros falsos de cartón o de madera que tenía mi tía Nandi en su tienda de muebles. Esos sí que daban el pego.


O sea, que esos innumerables pliegues no guardan libros. Exhiben imágenes de libros. Los libros como icono, como símbolo de sí mismos, como cosas que no sirven para nada, sino tan sólo para representar lo que quiera que connoten: cultura, ideas, pensamiento, discusión... Una mera representación, porque en verdad no tienen un valor en sí. ¿Libros? ¿Quién quiere libros? ¿Libros para qué? Eso ya no se usa. Que vayan los lectores con sus e-books readers, sus pendrives o sus tablets y se metan en la bola a recargarlos de libros electrónicos, de bits útiles. Los libros de papel son sólo símbolos de lo que una vez fueron, son sólo imagen retroevocadora (es decir: viejuna) contenida en los pliegues de las paredes y el techo de este espacio pasmoso.

He escrito antes que la arquitectura es espacio, que lo principal es el espacio, y en este caso es un espacio fantástico. Pero también digo siempre que la arquitectura es función, y que esta es la que debe configurar y poner a prueba la forma.
En este caso estamos ante un gran espacio (con sus exigentes requisitos de calefacción, ventilación, refrigeración, iluminación, etc.) para exhibir pegatinas de libros. Sólo para eso.

Su función no es la de una biblioteca de una sociedad culta, sino más bien la de una sociedad acomplejada y adinerada que quiere exhibir lo que no tiene y lo que no sabe. Como la tía Felisa, que se fue a Madrid a comprar libros por metros para rellenar la preciosísima librería que se había comprado para su salón. Y tenían que ser verdes y azules, según qué fila. Cuando al fin los alineó en los distintos estantes se los enseñaba ufana a las vecinas y les decía: "Huele, huele"(1).

La fabulosa biblioteca de Tianjin-Binhai sugiere esa patosidad y chabacanería de nuevo rico que quiere presumir a lo grande pero con libros de mentira. Como la tía Felisa.
También me sugiere una arquitectura perdida en simbolizar su función en vez de ejercerla.

Me resulta inevitable comparar esta biblioteca de mentira para una sociedad inculta -que no lo es en absoluto, pero digo que eso me lo sugiere esta biblioteca- y muy contradictoria con una biblioteca de verdad para una sociedad culta de verdad.







Como se aprecia en las fotos (y aún más estando allí), en la biblioteca de Seinäjoki, de Alvar Aalto, las estanterías están llenas de libros para leer, la luz es para leer, las sillas y las mesas son para leer. Todo es libro y todo es para los lectores. El mágico espacio, tan íntimo y pequeñito (en vez del enorme de los chinos) es para concentrarse a leer y para disfrutar de la lectura. Nada más. Y nada menos. Y todos los libros son de verdad.

Además -y es por eso por lo que la he escogido, disculpadme-, la biblioteca de Seinäjoki tiene un libro mío(2), mientras que la de Tianjin-Binhai tiene una etiqueta de anís del mono.


(1).- Con ello quería señalar que estaban encuadernados en piel. Vamos, que eran buenos buenos. La anécdota es rigurosamente cierta. Me la contó hace muchos años mi primo Carlos de una vecina suya. Su madre (mi tía) fue una de las invitadas a oler. La única mentira que he dicho es el nombre: La mujer no se llamaba Felisa.
(2).- Esto lo contaré otro día. ¿O ya lo he contado? No sé, pero da igual. Aunque lo haya contado lo volveré a contar cualquier día de estos.

10 comentarios:

  1. Parece ser que lo de colocar pegatinas fue cosa del cliente debido a presupuesto/plazos y que la idea era dar acceso a esas zonas altas desde salas que se encuentran detrás. En la web MVRDV dicen que puede ser que se haga en un futuro. Ojalá!

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  2. Es una obra impresionante, pero no sólo tiene el problema de los libros de pegatina, hay otra cosa que la biblioteca de Seinäjoki le da mil vueltas, y es "sentirte localizado" dentro del espacio. Cuando buscas un libro, necesitas una cierta orientación, una estantería concreta, una temática concreta... Es más, la biblioteca de MVRDV podría ser biblioteca, o muchas otras cosas (que no está mal la polivalencia en Arquitectura, pero en este uso, se requiere algo más (o eso creo).

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  3. Hastío y más hastío es lo que me producen todos estos nuevos caprichos informáticos creados para epatar en la revista de turno o en la pantalla, y para deslumbrar al cliente, el nuevo rico de turno.
    Formalismo barato y caprichoso por todas partes. ¿Arquitectura? Yo no la veo. Creo que están más cerca de la pornografía que de otra cosa.
    En el pequeño edificio de Alvar Aalto se aprecia arquitectura por todas partes. En esta "biblioteca", por contra, ¡ay!...Lástima de decorado para la película Barbarella...
    Supongo que es el signo de los tiempos...
    O quizá no tanto. Manierismo, Barroco, Rococó...todos los excesos formales siempre existieron.

    Lo normal es que acaben convirtiendo el edificio en una tienda de venta de cacharritos electrónicos, con restaurantes de comida rápida incorporados.

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  4. Te transcribo los correos que tuve con un muy buen amigo no arquitecto:
    - Asunto: mira a ver si te gusta https://www.dezeen.com/2017/11/04/mvrdv-tianjin-binhai-public-library-giant-ey................la dirección.
    - mu bonito, juanki, pero cómo coges los libros de parriba?
    los arquitectos modelnos siempre igual... si wright y mies levantaran la cabeza
    -Son fotos, yo también me hice la pregunta. Pero en plena era de la tecnología, ibook, tablet, pdf... Tampoco seria necesario cogerlos. Con todas las gradas parece hemos vuelto a un ágora del pensamiento en el que dialogan los escritos.
    Un poco de palabrería siempre viene bien. Buen dia.
    - "ágora del pensamiento en el que dialogan los escritos".
    pero juanki, qué has desayunao hoy ???????
    -La idea instrumental del trazado descubre una vibración intencionadamente metafisica.....Vale, me has pillado:
    arquitectamoslocos.blogspot.com.es/2010/09/manual-de-discurso-automatico-para.html
    Ya sabes que sigo a este pavo.....es bueno, irónico y sabe de muchas cosas.
    .......
    Y vas haces una entrada con el tema, y tú con esas "pegatinas como fondo de blog.
    (Ni que decir tiene que la forma de "hablar" es coloquial e intencionada y el alago final era para venderte un poco, eh).

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    1. Jajaja. Es cierto: El fondo de mi blog es una pretenciosa pegatina de libros falsos para dar una especie de ambiente culto. No lo había pensado.
      Ahora me pones en un compromiso, porque no tengo ni idea de cómo funciona esto ni de cómo se cambia. Cuando hice el blog tomé lo más inmediato que me ofrecía blogger, sin darle más vueltas. Pero es cierto. Tengo que cambiar ese fondo.
      Muchas gracias por intentar venderme.
      Un abrazo.

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  5. Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Diego: Eso que dices no lo sabía, pero me suena a excusa. Ya veremos cómo se accede a esas estanterías desde atrás.
    Gracias de nuevo a todos.

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  6. Pensaba el otro día, antes de leer tu artículo, que siempre estamos los arquitectos refunfuñando porque el ciudadano medio no aprecia la arquitectura contemporánea.

    Y cuando una obra de MRVDV, ¡los de aquello de Sanchinarro!, se hace popular y lo elogia todo quisqui, salimos raudos a poner pegas, a decir que este no mola.


    No somos esnobs, no, pero disimulamos de miedo :-D

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  7. Nooooo!!!

    Pon el fondo de antes, plis!!!

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  8. Por favor, amigos, pero esto ¿que narices es? Tenéis que tener más cuidado con las cosas que veis en las revistas que os queman las retinas y, lo que es peor, un millón de neuronas por infografía vista...
    ! Que daño ha hecho Rem Koolhaas a la Arquitectura ¡Aunque bien pensado, ya el propio Le Corbusier abrió la espita de la publicidad y de aquellos polvos hemos llegado a estos lodos-bodrios

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