domingo, 29 de abril de 2018

Fuera de programa

Esta entrada no estaba prevista, pero me pongo a ello porque me hace ilusión.

Hoy es mi cumpleaños. Cincuenta y ocho.

Mi hermana Gema está utilizando una agenda para hacer en ella un dibujo diario durante todo el año, y en la página de hoy me ha hecho un retrato y me lo ha enviado como felicitación.


Me ha sacado un poco Miliki, pero me gusta. Me veo. Como me han dicho algunos amigos, me ha plasmado "el alma".

Pues he hecho esta entrada solo para enseñaros el retrato. Pero ya que me pongo os enseño también estos dos libros que me ha regalado mi familia:


(También unos auriculares para escuchar podcast por el teléfono mientras hago mi caminata diaria, que los que tenía cada vez se oían más bajito, y ya era imposible).

Bueno, perdonad mi impudor por contar y mostrar mis intimidades y permitidme que os dedique una canción y os dé las gracias por vuestra amistad virtual y vuestra cercanía. Un abrazo.

jueves, 26 de abril de 2018

Rejas

Esto no es una novela sino
la purga de mi corazón.
               Camilo José Cela, Oficio de tinieblas 5


En mi vida he proyectado dos centros de atención a la infancia y he intervenido muy levemente en otros dos. Los cuatro bastante pequeños y de una sola planta. (Estos centros de atención a la infancia son los que antiguamente se llamaban guarderías, y en el lenguaje común se siguen llamando así. Pero en el lenguaje políticamente correcto no sé cómo se llamarán ahora porque hace mucho tiempo que no hago ninguno).

En uno de ellos, henchido de un sentimiento de buen rollo que a su vez estaba contaminado por mi perenne estupidez, pensé que sería agradable que en el pasillo de circulación que daba a la fachada hubiera ventanas a dos alturas: la de los niños y la de los adultos.
(Sí, ya lo sé: La típica chorrada que no se le ha ocurrido nunca a nadie).
Quería que los niños tuvieran su propio punto de vista.
(Aunque el centro da a una calle peatonal tranquila y alegre no quise que las salas dieran a ella, sino a un gran patio interior ajardinado al que salieran los niños directamente. Por eso hice el pasillo por fuera).

En cuanto se inauguró, el edificio empezó a sufrir robos y actos vandálicos. Los ladrones entraban a placer y se llevaban los ordenadores, el equipo de música y todo lo que pillaban. Todo. (Supongo que los ladrones expertos se colarían por las ventanas de arriba y los aprendices por las de abajo).
No solo entraban ladrones. También (sobre todo) se metían amantes de romper cosas por el placer de romperlas. (Al parecer hay algunos menguados que disfrutan rompiendo).

El caso es que la dirección del centro se vio en la necesidad de poner rejas.


(Las rejas estaban todas pintadas de negro, pero en una intervención posterior las han pintado de colores y también han pintado un zócalo de color azul añil).

Antes de seguir hacia donde quiero ir, y puesto que este blog es sobre todo la purga de mi corazón, he de reconocer que cuando hice el proyecto y cuando dirigí la obra no preví ese problema, y por lo tanto, obviamente, no dispuse ninguna solución, por lo que tiempo después la dirección del centro, el ayuntamiento, la consejería y hasta el Sursum Corda han tenido que aplicar las medidas que han considerado oportunas y yo no solo no tengo ningún derecho a quejarme sino que he de agachar las orejas avergonzado por haber forzado esta situación con mi imprevisión y mi torpeza.

(Cuando os "destrocen" una obra pensad por qué lo han hecho, y analizad, lo primero de todo, qué problemas no habéis sabido resolver y habéis dejado a los usuarios para que se las apañen como puedan).

Dicho lo cual, me llama poderosamente la atención que lo que yo imaginé como un lugar de juego, de luz y de alegría se haya convertido en un búnker, una caja hermética, enrejada, inaccesible, y lo que imaginé como un espacio en el que los niños pudieran tener una experiencia incluso arquitectónica de... no sé cómo decirlo... digamos "libertad orgánica", haya quedado como un bloque cerrado a hierro y fuego y encajonado porque el mundo no es la alegría que quisiéramos inculcar a nuestros niños, sino una desordenada colección de hijosdeputa a quienes un arquitecto torpe no supo dejar fuera.

lunes, 23 de abril de 2018

Paletería e insulto

El ayuntamiento de Madrid ha plantado 80 meninas chungas en el espacio público de la ciudad así, a lo tonto, para fastidiar.


Es verdaderamente agotador que no le dejen a Madrid respirar a gusto ni quince días: Cuando no hay un estorbo hay otro, cuando no hay una patochada hay otra. Pero es que además vale todo. No hay criterio, no hay valoración.

Que conste que para estas cosas me caen mejor la alcaldesa actual y su equipo que lo que ha habido antes, pero sigue prosperando el infantilismo cultural, la paletería y, lo que es peor, el insulto.


Sí, el insulto. Porque a la gente que se dedica al arte y al diseño no se la trata bien, apenas se le dan facilidades ni ayudas, y cuando se organiza un evento como este se invita a toreros, cantantes, actores... gente de la prensa del corazón que de pronto se arranca con esto porque al fin y al cabo para estas cosas todo el mundo tiene mucho talento, mucha originalidad y muy buen gusto, ¿no?1

viernes, 13 de abril de 2018

Gracias, Madrid

A David García-Asenjo y a Chema,
que me han proporcionado las
imágenes que ilustran esta entrada.

La revista Arquitectura, del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, cumple cien años. La exposición que se está haciendo durante estos días muestra las diversas orientaciones que ha tenido esta publicación tan prestigiosa a lo largo de su siglo de vida y, con ello, muestra también la historia de la arquitectura no solo madrileña, sino española e incluso mundial.

Es una revista muy importante. Quienes tenemos una cierta edad hemos conocido ya varias etapas con varios equipos directores, siempre en un muy alto nivel. La revista es un referente no solo dentro de su ámbito colegial (la provincia de Madrid).

Pero, aparte de su clara vocación cultural, vanguardista, de debate, etc., es (o debería ser) una revista profesional. Y digo "profesional", si queréis, incluso en la acepción más cutre y rutinaria del término.

Porque no debemos perder de vista una cosa: La profesión de arquitecto (al menos en su forma clásica de profesional liberal) ha de ejercerse obligatoriamente bajo colegiación. El colegio de arquitectos es nuestro garante, nuestra fuerza, nuestra defensa, pero también es nuestro chulo.
Un buen chulo le defiende a uno, le ayuda a cobrar, le protege, pero uno malo te saca los cuartos y te deja tirado. Esto da para otra entrada. Hoy no toca.

A lo que quería ir es que el arquitecto debe colegiarse a la fuerza, y el colegiado madrileño con su cuota obligatoria está pagando también su suscripción a la revista Arquitectura. Esta revista trata al arquitecto como al artista de vanguardia que se supone que es y le estimula con propuestas superferolíticas. Eso está bien: Ser arquitecto es algo más que dedicarse a sobrevivir ejerciendo una profesión cada vez más evanescente y zurrada. Ser arquitecto es rozar el cielo (o algo así: yo ya no sé). Y la revista no va a dedicarse a cosas triviales como de revista de colegio profesional. Qué risa: como esas revistas de colegios anodinos de profesionales más anodinos aún que te hablan de cómo hacer la declaración de la renta, y de normativa, y te dan noticias técnicas, de materiales, etcétera.

No, no. La cojorrevista del cojocolegio madrileño te dice cosas como estas:

Clicad si tenéis lo que hay que tener y lo veréis más grande

El arquitecto madrileño que paga religiosamente sus cuotas y que está más que preocupado porque ya no sabe cuánto pedir por una ITE o por un CEE porque no se come una rosca recibe periódicamente en su casa este estupendismo obsceno.




Un diseño muy al desgaire, muy de cuidadoso descuido, muy avanzado. Es que somos arquitectos, coño. A ver si vamos a querer parecer yo qué sé: gente sensata y aburrida.

Vale: El diseño es incómodo. Está hecho para ser ilegible. No lo vamos a poner cómodo ni asequible, coño, que somos arquitectos.
Sí, el diseño es duro. Muy duro. Pero al fin y al cabo eso es solo la apariencia. Lo que importa es el contenido, el fondo. Lo que importa son las ideas. Así que tomad un botón de muestra:


Ah. Esto ya es otra cosa. ¿Lo habéis leído? Pues leedlo otra vez. Y otra vez. Y otra vez. Y otra.
¿Ya os habéis empapado? Pues insistamos. Os lo transcribo. Leedlo otra vez:

Los diferentes estados de la energía no prejuician cualidades arquitectónicas, la construcción es deudora de un tipo, la creativa de otro. Un estado, una acción o una disposición son oportunidades de experimentación que determinan presencias o apariencias.

Yo confieso que lo he leído diecisiete veces, y aparte de errores léxicos, de concordancias y de puntuación (o a lo mejor precisamente por eso) no sé lo que pone.

A lo mejor es que no lo leo bien. Voy a probar otra vez.

LOS DIFERENTES ESTADOS DE LA ENERGÍA NO PREJUICIAN CUALIDADES ARQUITECTÓNICAS, LA CONSTRUCCIÓN ES DEUDORA DE UN TIPO, LA CREATIVA DE OTRO. UN ESTADO, UNA ACCIÓN O UNA DISPOSICIÓN SON OPORTUNIDADES DE EXPERIMENTACIÓN QUE DETERMINAN PRESENCIAS O APARIENCIAS.


lunes, 9 de abril de 2018

Para una nueva crítica

[Nota previa.- Todos los ejemplos de Trip Advisor han sido tomados de El Barroquista, a quien agradezco mucho su labor de selección (tiene bastantes más) y su llamada de atención].


El otro día escribí que el Panteón de Roma es (para mí) uno de los motivos por los que merece la pena vivir.
No hace falta decir que otras personas tendrán otros motivos, y también que a la mayoría les gustará pero no será para tanto como para justificar su vida. Y finalmente, sí, amigos, he de reconocer que a algunos no les gusta nada.


Claro, que uno se pregunta, como siempre, cuánto vale el mero "me gusta" y el mero "no me gusta", y si no habrá algún criterio más objetivo.
Pues parece que no. Parece que de lo que se trata es, precisamente, de dar opiniones subjetivas, que son las que valen porque la opinión de cada uno es soberana y, lo que es más importante, es libre e insobornable.
Tanto es así que la Nueva Escuela Epistemológica (Trip Advisor), que empezó ofreciéndonos críticas sinceras y valientes sobre hoteles y restaurantes, ha ampliado su campo (era necesario) y se ha extendido a museos, monumentos y obras de arte en general siguiendo su aclamado y afamado estilo amítúnomeengañas, puesmenudosoyyo, y veteareírtedetupasteleramadre.

¿El Panteón de Roma? Deprimente. No vale la pena visitarlo. Está muy a mal traer (¿?) oscuro y poco referente. Esperaba algo más bonito.

(Clicad esta y las siguientes capturas para verlas más grandes y poder leerlas)

No me extraña que de 1 a 5 le pongan un 1. (Cero no se pude poner. Lo mínimo es uno. Uno. O sea, lo peor de lo peor. Peor que ir de turismo a un desguace o a un basurero).
¿Poco referente? Ahí la llevas.
Y sí. Es oscuro. Y eso que se han dejado un bujero en to lo alto.


Un agujero porque la gente antigua llevaba mohair bajo la ropa y los pies llenos de hongos fermentados, y eso hacía que no sintieran el frío y qué sé yo qué más. Pero ahora la gente se moja cuando llueve y eso no está ni medio bien. ¿Qué mierda de edificio es ese que deja pasar el agua de lluvia? Podéis ahorraros el sofocón de ir a verlo si hacéis un agujero en un cartón negro y miráis el cielo a través de él. Y además así no os mojáis.

lunes, 2 de abril de 2018

El grano de Plutón

A Ekain Jiménez Valencia, que me ha contado
lo del grano de Plutón, me ha pasado las fotos
del grano y me ha hecho así más de media entrada.


Parece que mucha gente se ha puesto de acuerdo en elogiar el arte de Gian Lorenzo Bernini comentando esta foto:


Últimamente la veo por todas partes. La gente se hace cruces de la maravilla que supone hacer que el frío y duro mármol parezca carne. Mirad cómo presionan los dedos de Plutón en el muslo de Proserpina. La verdad es que es impresionante.
Sin embargo, a mí eso no me parece que sea la quintaesencia y la razón de ser del arte, como dicen todos. No le quito mérito, naturalmente que no -¿cómo se lo podría quitar?- pero me parece que eso se ha llamado siempre "oficio". No es fácil, claro que no, pero se aprende.
Ya hablé de eso aquí, así que no voy a repetirme ahora.

Esta escultura, El rapto de Proserpina, es muy buena. Está muy bien, naturalmente que por las texturas que logra su autor, pero tanto o más por la composición, por el movimiento contenido y vibrante, por las tensiones enfrentadas... En fin.


El arquitecto vitoriano Ekain Jiménez estaba hace poco en la Galería Borghese de Roma y se quedó mirando atentamente esta magnífica estatua. Siendo él un gran dibujante imagino que miraría detalles, proporciones... De pronto, por la parte trasera de la estatua, la menos vista, atendida y fotografiada, le pareció ver...




Ekain Jiménez. Serie Aproximación al grano, pixel sobre pantalla

¡Un grano! ¡Una verruga! ¡Un angioma  rubí (o beso de ángel)!