jueves, 13 de enero de 2011

¿Fundación Chillida vs Oteiza-Leku?

Estos días estamos todos muy tristes ante el cierre del Chillida-Leku, esa maravilla. El motivo ha sido el más cutre (y el más habitual): no había suficientes visitantes para mantener todo aquello. Demasiados sueldos, demasiados gastos.
Pienso en el verano de hace tres años, cuando me di la gozosa paliza de ver Aránzazu, el Chillida-Leku y la Fundación Oteiza de un día para otro. ¡Qué atracón! ¡Qué cantidad de estímulos!


Como sobre estos tres santuarios del arte se me amontonan tantas ideas, voy a limitarme a hablar de un asunto muy accesorio y muy tonto (soy así): las tiendas.
Aránzazu no es sólo la joya arquitectónica-escultórica-pictórica que yo esperaba (que lo es). Es, sobre todo, un santuario religioso de mucha devoción. Además, es un lugar entroncado en la vida de la comarca, en sus costumbres y en su calendario. Hay concursos de perros de caza, hay pruebas de escalada y de otros deportes y festejos populares. El arte de vanguardia (Oiza, Oteiza, Chillida, Basterrechea, Lucio Muñoz) está metido en lo popular, se vive y se mastica.
La tienda me encantó: Objetos religiosos, recuerdos kitsch de todo tipo, camisetas con un escalador estampado, postales, rosarios, etc. Tenía ganas de camiseta, pero no la había que me gustara. Me habría encantado una con los apóstoles, por ejemplo. Compré un excelente libro que cuenta todo el santuario y lo muestra todo. Fantástico. Pero me quedé con mono de camiseta. Me gusta llevarme una camiseta de recuerdo de los sitios y lucir sus motivos estampados deformándose esféricamente por mi barriga inmoral. Me quedé con mono.
En la Fundación Oteiza me quedé fascinado. El edificio de Oiza me gustó mucho más de lo que esperaba. Perfectamente integrado con la obra y el espacio oteizesco, y a su servicio siempre. (Otra vez Oiza y Oteiza mano a mano). Estupendo.


Estábamos mi mujer, mis dos hijos y yo, y otra pareja. Seis visitantes. Y unos ocho o diez empleados. Lo vimos a placer, pero sentí que era una pena que tuviera tan poco tirón, y pensé que estaba demasiado bien dotado de personal y servicios para el poco público que había. (Cuánto gasto para tan poco aprovechamiento, aunque yo, egoístamente, celebré verlo tan a gusto).
Pero vamos a la tienda. Quería una camiseta. Me quedé aplanado. Es la tienda más austera que he visto en mi vida. Sólo hay libros. Libros sobre arte contemporáneo y los libros de Oteiza. Los agotados los va reeditando la fundación, y creo que ya se podrán encontrar prácticamente todos. Pregunté por un DVD de Oteiza que había visto hacía años en el COAM. Esperaba que allí lo tuvieran. Pues no. Tenían otro, y lo compré. También compré un libro, pero me quedé sin camiseta.
Y al día siguiente, en el Chillida-Leku, sí había muchos visitantes, y un pedazo de tienda con libros, pósters, toallas, llaveros, lápices, cuadernos, camisetas, caramelos, máquinas de refrescos, linternas... Me sentí como Jesús en el templo. No me compré camiseta (no me gustaba ninguna, o era yo, que estaba apocalíptico). Mi mujer me compró un llavero sin que me enterara (habría protestado). Me lo regaló días después, cuando ya no tenía remedio y no se podía devolver, y se lo agradecí mucho.
El sitio era, con diferencia, el más comercial de los tres. Comparado con el ascetismo oteizesco esto era Disneylandia.
Pero era hermosísimo.
La orientación comercial no puede empañar el tamaño colosal de Chillida, y la magia de las praderas verdes con esos hierros oxidados sobre ellas era incomparable.
Resumo: Por lo poco que pude entender (habitualmente entiendo muy poco), Aránzazu funciona con los monjes, la religiosidad, el patriotismo, la tradición y el deporte; lo de Oteiza funciona por un chorro de dinero público que no tiene fin, y lo de Chillida quiso funcionar (y parecía que podía) como negocio familiar. No sé si tenía también una parte de financiación pública; supongo que sí, pero como institución privada parecía viable. Muchos visitantes, mucho gasto en la tienda, mucha publicidad. Es una verdadera pena. No sé si la propia familia rechazó ayudas para seguir siendo dueña exclusiva. No lo sé y no lo quiero saber. Al parecer las esculturas van a acabar en Sotheby's. Pasta.
El Chillida-Leku era espléndido. Una pena.
Y al final me quedé sin camiseta.

4 comentarios:

  1. siempre con una mirada paralela, muy acertado José Ramón.

    me he permitido la libertad de enlazar tu blog en la barra de blogs de pinkmenina's

    Salu2

    ResponderEliminar
  2. Informaros que, las esculturas que se subastarán en Sotheby's, no son las expuestas en Chillida-Leku y según aseguró la Familia Chillida, la venta no se realiza exclusivamente por dinero.

    Gero Arte,

    Gotzon

    ResponderEliminar
  3. Gracias por la puntualización, Gotzon.
    Tiro de noticias rápidas y suelto mis opiniones a vuelapluma. Te agradezco tus precisiones.

    Gero Arte.

    ResponderEliminar