jueves, 30 de diciembre de 2010

El mentiroso sincero

Cuando Mies van der Rohe llegó a América descubrió la limpieza de las estrcuturas de acero y de los paños de vidrio. Le entusiasmó tanto su pureza platónica que los empleó (acero y vidrio) para todo: viviendas, oficinas, centros culturales... Ya dijimos que Mies no era un funcionalista, sino un platónico. (Perdón por la autocita y el autoenlace, pero así evito repetirme).

Le encargaron un rascacielos en Manhattan, y se le ocurrió hacerlo de acero y vidrio. Hoy estamos tan acostumbrados a esa imagen que la vemos normal, pero había que ponerse en ese momento y sentir el shock brutal de construir un mero esqueleto sin "expresión", sin "arte", sin "carne", sin "nada".
Pero Mies era muy duro. Había que expresar lo menos posible. "Menos es más". La estructura tenía que ser expresión de sí misma, y no pretender otra cosa, ni adornarse, ni maquillarse, ni disfrazarse. La sinceridad no sólo era una virtud moral, sino la única necesidad estética.
Mies tenía subrayada esta frase de San Agustín: "La belleza es el resplandor de la verdad", y la cumplía a rajatabla.
Pero, para su desgracia, las ordenanzas de Manhattan exigían que las estructuras metálicas fueran protegidas con hormigón, para resistir incendios. El acero se derrite en seguida, y un rascacielos incendiado se caería en muy poco tiempo, sin dejar escapar a sus ocupantes.
¡Qué fatalidad! Las normas le obligaban a envolver sus limpias estructuras metálicas con hormigón. Las normas le obligaban a mentir, le obligaban a que la estructura de acero trabajara secretamente, pero lo que se viera fuese una falsa estructura de hormigón.
Esa mentira le sacaba de quicio.
Entonces pensó que una doble mentira le llevaría a la verdad. Pensó que sólo mintiendo podía ser sincero.
Así, a los pilares originarios de acero los cubrió de hormigón (por obligación), y a éste lo volvió a cubrir de acero (por sinceridad). Esta última cobertura era sólo decorativa, y él repudiaba los decorados postizos. Pero el decorado postizo, puesto sobre un hormigón postizo, volvía a mostrar la verdad. Hacía que la verdad resplandeciera.


La frase de San Agustín no era: "la belleza es la verdad", sino: "la belleza es el resplandor de la verdad". Por lo tanto, había que "ayudar" a la verdad, forzarla un poco para que resplandeciera. Tanto que, ya puestos, el forro final ya no fue de acero, sino de bronce, y las líneas verticales de fachada, meramente compositivas, meramente "estéticas" se hicieron con perfiles de tipo estructural (de doble T, que se decía antes), pero también de bronce. (A esto podríamos llamarlo: "sinceridad 2.0").


Lo que hace Mies no es mentir. Lo que hace es "componer" y "adornar", pero usando elementos que se refieren a una realidad íntima del edificio, a una verdad más profunda.
Esa era la misma (o muy parecida) filosofía del ornamento de Frank Lloyd Wright. Para él se trataba de "un todo orgánico", y también de una cuestión de sinceridad.
Mies hizo precisamente eso, y le cabreó mucho a Wright.
El gran patriarca, que había admirado tanto la obra europea de Mies (especialmente el pabellón de Barcelona) se indignó con su obra americana. Indignado, fuera de sí, le espetó: "¿Sabe usted lo que ha hecho? ¿Sabe usted lo que ha hecho?" Mies aguantó su mirada impertérrito. Lo sabía muy bien.

2 comentarios:

  1. Ayer estuve en el Museo de Bellas Artes de Bilbao viendo la exposición del pintor Lazkano.
    Conocía su obra desde hace años y tenía constancia de que le dedicaban una exposición temporal, pero no sabía dos cosas: que el título era "Lazkano, de la arquitectura a la naturaleza" y que acaba el próximo domingo 16.
    Así que, aunque tarde, aquí os dejo el anuncio.
    http://www.museobilbao.com/exposiciones/lazkano-154
    Hay varias cuadros basados en obras de Van Der Rohe y a Lloyd-Wright. Su estilo es hiperrealista con toque surrealista.
    Catálogo de la exposición, 42 euros.
    Un saludo.

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  2. Muchas gracias por el aviso. Confieso que no conocía a Lazkano. El hiperrealismo con toques surrealistas es muy inquietante, porque uno ve con precisión fotográfica algo que no existe, o que no puede existir, o que es contrario a la razón. Ver así la casa de la cascada o el Pabellón de Barcelona puede producir sacudidas.
    Muchas gracias.

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