viernes, 2 de agosto de 2024

Melancolía II

El otro día hablamos del grabado Melencolia I de Alberto Durero, y dijimos que era una de las obras más enigmáticas de la historia del arte, y por lo tanto una de las más estudiadas y blablablabeadas.

No es mi intención echar más leña al fuego, sino tan solo exponer lo más notable y repetido. Voy a ir con cierta rapidez porque si me extendiera tampoco íbamos a sacar nada en claro.

Empecemos con la protagonista del grabado: una figura alada (¿un ángel?) bastante enfadada (o más bien fastidiada), con la cara en sombra, sentada con un cierto descuido, levemente despeinada, con la cara apoyada en la mano izquierda (cerrada) y la derecha con un compás (y el antebrazo apoyado en un libro cerrado). Pero no está en actitud de medir ni dibujar. Lo toma descuidadamente y no lo apoya en un papel, ni en un tablero, sino directamente en su vestido, de modo que no lo está usando y hasta parece que le estorba. Le cuelga un manojo de llaves y no sabemos ni quién es, ni qué hace ni qué significa. Lleva una corona de no sé qué (helechos, hierbas, no sé).

A su derecha hay un niño con alas (un putto) sentado en el canto de una rueda de molino. Tiene una tablilla en la mano y anota o dibuja algo en ella(1).


En el suelo hay, muy desordenadas, diversas herramientas y utensilios de carpintería y de arquitectura (tintero y pluma, que pueden ser útiles de mil actividades, pero se consensúa que son de arquitectura).


Hay algún otro objeto que no identifico, un galgo (que por lo visto quiere decir un montón de cosas), una esfera de madera o de piedra (los autores sabios dicen que de madera), una balanza, un reloj de arena, una campana,

un cuadrado numérico mágico,

cuyas filas, columnas, diagonales principales y cinco subcuadrados de 2 x 2 (los cuatro esquineros y el central) suman 34. (Y los dos cuadrados centrales de la fila de abajo, 15 y 14 forman la fecha del grabado: 1514, que fue también la fecha de la muerte de la madre de Durero, a quien este estaba muy apegado).

Una escalera de madera sugiere que el lugar es una construcción inacabada. 

Y al fondo un pueblo, un cometa superbrillante, un arco celeste ("arco iris lunar") y un murciélago que lleva la cartela con el título MELENCOLIA $ 1...


Ni idea, vamos. Tantas cosas y no entendemos ni una. Y como colofón un romboedro truncado, de piedra,

en una de cuyas caras tengo el antojo de ver un rostro borroso (y leo en internet a un autor, probablemente tan caprichoso y poco fiable como yo, que también lo ve).

De todos los elementos que hay en el grabado (y son unos cuantos) no sé si por su tamaño, por su ubicación o por su forma, el que más llama la atención (aparte del personaje principal) es este que digo en último lugar: el poliedro de la melancolía.

Estaría bueno que supiéramos qué quiere decir cuando no hemos sabido qué significa ningún otro objeto ni personaje. Así que nos conformaremos con describirlo: Es un romboedro:

(Un romboedro es un poliedro con seis caras, todas rombos iguales).
(Podríamos decir que un cubo es un tipo muy especial de romboedro en la medida en que un cuadrado es un tipo muy especial de rombo).

 Y a ese romboedro le han "desmochado" dos vértices opuestos.

Fantástico dibujo, digno de un arquitecto, realizado con Paint.
(Ya os enseñaré alguno un poco mejor en la próxima entrega)

Repito: ¿Qué significa todo eso? Y repito: Ni idea. Lo siento, pero no puedo ni sé arrojaros ninguna luz sobre este poliedro. Sí os puedo contar una historia personal sobre mi relación con él (y esto, lo siento, es tan solo un blog personal, sin más pretensiones; así que si me seguís aguantando os la contaré próximamente).

Dibujo preparatorio de Durero para el poliedro

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(1).- Panofsky, en el libro que cité en la entrada "Melancolía I" (Vida y arte de Alberto Durero) pp. 174 y 175 de mi edición), tiene una interpretación interesantísima sobre el personaje principal, que encarna la melancolía misma:
Dice que hay numerosos precedentes a Durero en la representación de la melancolía, y menciona que era frecuente que presentaran a una mujer dormida junto a una rueca y un hombre dormido sobre una mesa o en la cama. (La melancolía era apatía y desgana). Dice que en Durero la melancolía está inactiva por contraste al putto, que se afana dibujando o escribiendo. Pero señala algo que me parece brillante: Aquellas mujeres de la rueca estaban dormidas por pura pereza, mientras que la de Durero, "si está inactiva no es por ser demasiado holgazana como para trabajar, sino porque el trabajo ha perdido para ella todo su sentido; su energía está paralizada no por el sueño sino por el pensamiento".
Y añade que esta Melancolía es un ser superior, no solo por tener alas, sino por su inteligencia y capacidad imaginativa. Y con ello vuelve a las representaciones tradicionales de las artes liberales, a la geometría y de nuevo a la arquitectura.
A mí lo que me fascina de esto es la relación, al parecer evidente, entre el pensamiento y la inacción, entre lo que queremos, sabemos y debemos hacer y lo que no podemos o no nos dejan hacer las circunstancias, o no tiene sentido hacer: La inacción como consecuencia del pensamiento y de la reflexión, y por ello, como veíamos el otro día, el inevitablemente triunfo de la melancolía en todo lo que tiene que ver con estas artes geométricas y diseñadoras, y específicamente con la arquitectura.

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