viernes, 2 de marzo de 2018

Arte en venta

(A Mapila)

La galería Guillermo de Osma, de Madrid, expone (y vende) hasta el día 25 de marzo una interesante muestra de la obra en papel de Le Corbusier. También tiene algún mueble.
En estos días de furor por la feria ARCO, donde, como cada año, todos los medios de comunicación muestran entre indignación y cachondeo por los precios de ciertas mamarrachadas, me acerco a ver los dibujos del Corbu con la pringosidad morbosa de saber que si tuviera el capital necesario los podría comprar. No sé cómo decirlo, pero eso le da un toque pornográfico a mi visita, que no puede ser tan desinteresada como la que haría a un museo, sino muy venal y guarrona. Vamos, como si fuera al carrefour.
Tengo pensado entrar como un señor, dar una primera pasada ligera y preguntar después los precios con aplomo. (Nunca están a la vista; en eso hay aún una especie de distancia pudorosa respecto a los productos exhibidos en el mencionado centro comercial).

Sí, tengo pensado comportarme con gran dignidad, que me tomen por un coleccionista, pero no puedo empezar peor, o cagarla más temprano. En Madrid llueve sin parar y accedo a la galería con el plumas empapado y además con una bolsa de plástico (¡una bolsa de plástico!) que chorrea. No hay perchas, ni repisas, ni nada, así que dejo discretamente mis cosas mojadas en el suelo, en un rincón. La empleada de la galería viene corriendo porque he apoyado ligeramente la bolsa en una especie de cajonera de madera (de la galería, no del Corbu) que se va a estropear con la humedad.
Me deshago en excusas y empiezo a ver las obras del Corbu como el gañán impresentable que siempre he sido. (Hay gente que transmite ligereza y elegancia, y otros que somos patosos sin descanso).

Le Corbusier es un pintor estimable, pero siempre me pregunto si su obra plástica sería tan apreciada si no se apoyara en su inmensa fama como arquitecto.
También me pregunto si sus ingresos como artista plástico eran importantes respecto a los que tenía como arquitecto y, una cosa que se debería contar siempre en las biografías, qué patrimonio alcanzó a poseer en vida. (Vamos, que si ganaba bien).

Como ahora la calidad artística parece que consiste exclusivamente en los precios de las obras, voy a hacer un somero análisis de esta exposición desde ese punto de vista.

Se exponen veintidós obras en papel, dos sillones y una mesa. (El catálogo presenta también un conjunto de catre, mesa y estanterías que no he visto. Me doy cuenta ahora. Tal vez estaban en otra habitación y no he reparado en ello).

Después de dar la primera pasada pregunto -en voz muy baja y aplomada- los precios de los números 12 y 16, y me sacan de un cajón la lista metida en una funda de polipropileno. La examino cuidadosamente y me doy una segunda vuelta con ella en la mano.
Los precios van desde 24.000 € a 225.000 € (IVA incluido). La gran mayoría no llegan a los 100.000 €.
Me congratula mi buen ojo, porque uno de los dos que he elegido, el nº 12, es el segundo más caro de la muestra. Pero también es de los más grandes, y eso es evidente: En general los más caros son los mayores. Lo interesante sería elegir el más caro intrínsecamente, es decir, el de mayor precio por centímetro cuadrado.

(El más barato de la lista, Nacimiento de Minotauro, 24.000 €, ni está expuesto ni aparece en el catálogo. Pues vaya).

Me paro ante el nº 15 porque me gusta mucho: Taureau, 1952. Es un boceto con lápices y tinta sobre papel. Firmado. 21 x 33 cm2 (prácticamente un A4). 33.000 €. 47,62 €/cm2.

Le Corbusier, Taureau, 1952

Al lado, el nº 16, es la obra ya terminada. Casi las mismas dimensiones: 23 x 33 cm2, pero ya pastel, tinta y lápiz, y también firmado. 60.000 €. 79,05 €/cm2.

Le Corbusier, Taureau, 1952

El otro por el que pregunté, el nº 12, es este:

Le Corbusier, Quattre femmes autour d'une table, 1950

Quattre femmes autour d'une table, 1950, tinta y collage de papeles de colores sobre papel. Firmado. 65 x 50 cm2. 220.000 €. 67,69 €/cm2. Menos que el Taureau definitivo, y eso que aquí el Corbu tuvo que coger papeles de colores, recortarlos con las tijeras, pegarlos con pegamento de barra y trazar las líneas encima, que a todas luces es mucho más laborioso.

El más caro es, sin embargo, de los que menos me han gustado:

Le Corbusier, Deux femmes fantastiques, 1961

El nº 22: Deux femmes fantastiques, 1961, collage de papeles de colores y periódicos, gouache, tinta y carboncillo sobre papel. 99 x 69 cm2. Firmado. 225.000 €. 32,94 €/cm2.
(Con razón no me había gustado: Es el más barato por centímetro cuadrado).

No he tenido valor para fotografiar la lista de precios, y tan solo he retenido de memoria estos cuatro. Si alguno vais a verla y sois más valientes que yo os agradeceré que me mandéis la foto, y hacemos una tasación de todas las obras mostradas.

De las que he dicho me alegra que la que más me ha gustado sea la más cara por centímetro cuadrado. Creo que eso quiere decir algo. Tengo buen ojo.

Y hasta aquí. Creo que he utilizado un método objetivo de crítica artística en este mundo tan.

5 comentarios:

  1. Gracias, mil gracias por la dedicatoria.
    Ciertamente tienes buen ojo, pero sin duda mejor corazón y mejor aún alma.
    Un abrazo gordo !!!

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  2. Tienes buen ojo, en efecto. En Valencia, casualmente se acaba de inaugurar una exposición de Joan Miró en el IVAM, y, mi opinión es que Corbu siemppre fue mucho mejor pintor que Miró. Incluso en el Orfismo de los años 20. LC es un pintor desconocido para mucha gente, y sin embargo, Miró es un artista hipervalorado a mi entender. Un abrazo.

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    1. Yo adoro los trabajos de Miró: para gusto, los colores … y también me interesan muchísimo los dibujos de arquitectura de Le Corbusier, ¿quizá estén entre alguno de los mejores los que hizo Charlotte Perriand? No creo… los que más me atraen están en sus cuadernos de viaje. Sin embargo, uno de los trabajos que menos sé saborear de Le Corbusier es un mural no arquitectónico, que por el tamaño que tiene debe ser muy caro: el mural que hizo en la casa que éste modificó y tanto amó, la E-1027 de la arquitecta Eileen Gray, cerca de la cual construyó el magnífico Cabanon de Vacances, tan admirado por mí. ;-) saludos

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    2. Ese mural disgustó a Eileen mucho. No le pidió permiso para realizarlo, y supuso un distanciamiento entre ambos artistas. Parece ser que en la restauración de la E-1027 se ha conservado .Saludos.

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    3. Son, que yo sepa, ocho los murales con que Le Corbusier vandalizó la casa E-1027 de Eileen Gray. No sólo los pintó contra los deseos de Gray, sino que su contenido sexual fue una clara provocación. Y él tan pancho, fotografiándose desnudo agrediendo la obra de la irlandesa, e indirectamente a ella.

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