jueves, 27 de noviembre de 2025

Todas las derrotas

Dedicado a Francis, probo ciudadano bilbaino
amante de su ciudad, que me ha dado la noticia.


Mi amigo Francis me saluda el viernes 21 con la noticia de que pretenden derribar este edificio:

(Primeros dibujos. Se aprecia desde el principio la voluntad de diseñar un muro cortina potente, con diversos planos inclinados y, sobre todo, un gran cubo de coronación en una estructura externa, y una rotunda marquesina inferior).

Bueno; en realidad es este:

(El edificio ya construido. El muro cortina sigue teniendo algunas inclinaciones y quiebros, ya mucho más leves, aunque la marquesina manifiesta fuertemente la idea original. Pero el cubito ha reducido muchísimo su escala).

Bueno, no. Tampoco. Es más bien este el edificio que pretenden derribar:

(Foto tomada de Google Maps. Adiós al cubito definitivamente, y a la marquesina, sustituida ahora por un anodino zócalo vertical de granito gris y una banda también vertical de vidrio y acero).

Ya solo con la secuencia de estas tres imágenes nos podemos hacer idea de la cadena de renunciaciones y derrotas que se sucedieron desde el principio.

Se trata de un proyecto de los arquitectos Juan Daniel Fullaondo Errazu y Félix Íñiguez de Onzoño(1), del año 1974, para la sede de Eurobanco (Banco Europeo de Negocios) en la calle Marqués del Puerto, número 3, de Bilbao. El primer gran disgusto fue la ridícula reducción del gran "cubo" de arriba, que iba a ser un anuncio luminoso dinámico y "desmaterializado" por esa chorradita que pusieron. Fullaondo se refería a ello como a una reducción cómica, y se resignaba. ¿Qué otra cosa podía hacer? "No pudo ser". La verdad es que ya es mala suerte que nunca nada pueda ser. Pero hay que seguir jugando con las cartas que nos quedan; no se puede estar continuamente enfadado y frustrado.

La calle en la que está el edificio es muy estrecha, y muchos de los vecinos tienen miradores. De ahí la idea de que todo este fuera un gran mirador. Y además un espejo que ensanchara virtualmente la calle con el reflejo de las construcciones de enfrente. Fullaondo decía que cuando la fachada estaba limpia -lo que no era lo más habitual- le agradaba mucho el efecto de los vidrios rojizos duplicando el espacio y haciéndolo respirar(2).

Y, por si no fuera suficiente con el "cubo" de remate, hace unos años se fue también a la porra la marquesina.

Ahora, ya, definitivamente, por fin -ya era hora, suspiran sus propietarios- han anunciado que lo van a derribar. La entidad Kutxabank es dueña de casi toda la manzana y quiere levantar un nuevo edificio de oficinas para su sede central. Y, claro, el de Fullaondo e Íñiguez les estorba muchísimo.

Cuando han recibido quejas y protestas (ahora voy con ellas) han esgrimido de todo: que está muy deteriorado estructuralmente, que las cotas de los distintos forjados no coinciden con las que ellos necesitan, etcétera. (Añado aquí el paréntesis de que cuando no te interesa un edificio y no lo cuidas ni lo reparas se daña mucho, lo que luego te sirve de muy buen argumento para derribarlo). Supongo que por un problema estructural decidieron tirar la marquesina en vez de arreglarla, sanearla o restaurarla. No: era mucho mejor hacer la paredeja esa de granito. Dónde va a parar.

El colegio de arquitectos, como también algunos académicos y profesionales prestigiosos, han dado la voz de alarma, y están pidiendo conservar al menos la fachada del edificio. (Supongo que sin cubo y sin marquesina, así que conservar qué).

El profesor Joaquín Lizasoain, de la Universidad de Alcalá de Henares, gran conocedor de la arquitectura vasca contemporánea, y especialmente de la de Juan Daniel Fullaondo(3), ha salido a la palestra de los medios a defender el edificio, y lo está haciendo con elocuencia y con pasión.

Pero, ay, nadie se acordó nunca de incluirlo en ningún catálogo ni lista de obras a conservar ni a respetar. Su dueño es dueño absoluto y puede hacer con él lo que quiera. Solo queda intentar suplicar, gritar, sacarle los colores, patalear. Pero ya sabemos a lo que suele conducir todo esto.

El profesor Lizosain sugiere que ha habido algo turbio en la tramitación de la licencia de derribo y de la modificación urbanística (estudio de detalle) para que se pueda construir lo que Kutxabank quiere y como lo quiere, porque en el proceso se ha soslayado e incluso ocultado la autoría del edificio a derribar y sus valores arquitectónicos y tipológicos. Pero el quid de la cuestión es, como digo, la ausencia de protección para el inmueble.

Yo, la verdad, no sé lo que quiero. El edificio, tal como está, es ya la historia de una derrota, o, mejor dicho, de una serie de derrotas encadenadas: todas las derrotas. Ya, total, para eso, mátame camión, o dame veneno, que quiero morir; dame veneno.


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(1). Fullaondo dice que colaboró con ellos Pedro Herrero, que hizo unas plantas "muy duras, rigurosas, como es él". Yo no era capaz de localizar a este arquitecto, cuyo segundo apellido desconocía, y pedí ayuda en esta nota. Inmediatamente mi amigo Francis, a quien va dedicada esta entrada, ha preguntado a sus amigos y me ha dicho que es Pedro Herrero Pinto, añadiéndome que aparece una referencia suya en el libro Bilbao, nueva arquitectura, de los hermanos García de la Torre, y que tiene varios proyectos con Álvaro Aritio Armada, con quien aparece en varias publicaciones como Aritio y Herrero.
En seguida mi compañero y amigo Paco Casas ha coincidido en decirme (desde Riad, nada menos, donde vive y trabaja) que es Pedro Herrero Pinto, y me añade que es (o fue) profesor de proyectos de la ETSAM en la cátedra de Miranda. Y para remate Paco me añade la carátula de un proyecto de 88 viviendas en el polígono Churdinaga-Begoña. de Bilbao, firmado por Álvaro Aritio Armada, Pedro Herrero Pinto y Juan Daniel Fullaondo Errazu.
O sea, que mi ignorancia queda resuelta por mis lectores. Y es que menudos lectores tiene mi blog. Menudo lujazo de personas. Muchísimas gracias.

(2). Experto en derrotas, Fullaondo era un apasionado disfrutador de lo que quedara. Si había perdido un ochenta por ciento del proyecto, celebraba el veinte que había logrado. Más de una vez yo le contaba muy desanimado mis primeros fracasos en la profesión, y él siempre me animaba a celebrar una esquina, un picaporte, una línea. Lo que fuera. Era consciente de lo casi imposible que era conseguir que todas nuestras ideas se materializaran, pero con que un detalle lo consiguiera ya era motivo para estar contento.

(3). Joaquín Lizasoain fue el comisario de la exposición Las arquitecturas bilbainas de Juan Daniel Fullaondo (1964-1978) que tuvo lugar en la sede del COAVNbiz, en Bilbao, entre noviembre de 2021 y enero de 2022, dentro de la Bienal Internacional de Arquitectura de Euskadi del Mugak, y después, entre mayo y septiembre de 2022, en el Instituto de Arquitectura de Euskadi, en San Sebastián. Es también autor de artículos y estudios diversos sobre Juan Daniel Fullaondo.

1 comentario:

  1. Celebrar esa ínfima parte que aún puede quedarnos mientras contemplas la aberración en que se ha convertido tu edificio. Es siempre un consuelo. Ayer mismo, un constructor: "las balaustradas ("renacentistas") quedan muy bien, y yo de eso entiendo". La propiedad dio por buena esa sentencia. Monté en el coche, puse a Paul Demond a tope y pensé: "que les den", a ver di cobro pronto el fin de obra.

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