El otro día quise poner en Bluesky una foto de la reproducción de la estatua La Mañana, de Georg Kolbe, que está en la reproducción del pabellón de Barcelona de Mies van der Rohe, y no me fue posible. Me salió un mensaje diciéndome que la imagen tenía "contenido adulto" y no podía mostrarse.
¿Contenido adulto?, me pregunté. Sí, claro, es una importante obra de arte que fue catapultada a la historia de la arquitectura por formar parte de una de sus obras maestras inmortales. Infantil propiamente no es, aunque hay gente muy lúcida y muy creativa que les hace llegar a los niños el amor y el conocimiento por la arquitectura(1). Bueno, es discutible, pero digamos que sí, que el contenido es adulto. (Incluso tomando el adjetivo adulto como sinónimo de maduro, serio, importante, desarrollado, responsable, etc. De acuerdo). ¿Y por eso no la puedo poner? Ojalá lo que publico tuviera de verdad contenido adulto.
¡Ah, no, acabáramos! No se trataba de una disquisición "adulta" conceptual, sino zafiamente torrentera. El robot programado a tal efecto no vio en esa estatua nada más que vulva y tetas, y le debió de salir del alma (o de los microprocesadores) lo de "¿y si nos hacemos unas pajillas?" Hice la prueba y, en efecto, con esos rayajos rojos el robot la admitió sin problemas. O sea, que el contenido adulto era lo que queda tapado.