viernes, 23 de agosto de 2024

Desprecio y veneración

He leído (en un grupo de Facebook de admiradores de Frank Lloyd Wright) que la Torre Price está cerrada, sin uso, y que el dueño está vendiendo las decoraciones interiores.

No conozco el grado de fiabilidad de esta noticia, que está sin contrastar y en la que no profundizo porque no me veo con fuerzas para entender todo el proceso (parece que el edificio está protegido e inventariado y que la Frank Lloyd Wright Foundation lo ha denunciado y las autoridades le están exigiendo al dueño que recupere los elementos que haya vendido hasta ahora). Lo que yo pretendo, a raíz de esta noticia, mejor o peor entendida por mi parte, es mencionar dos males de la arquitectura: el desprecio y la veneración.

lunes, 12 de agosto de 2024

Nina, reina

Estoy de vacaciones, roto por el calor, vago y flojito, y hace muchísimo tiempo que no hablo de jazz. Así que hoy vamos con ello. Además la arquitectura es un rollo.

Bueno, de jazz tampoco voy a hablar, porque os quiero poner una canción de una reina que no es propiamente una jazz-woman, pero le anda cerca. Lo suyo es más el soul y un montón de estilos más o menos próximos. Yo diría que en definitiva su verdadero estilo, su verdadera esencia vital, es la negritud.

Nina Simone, cuyo nombre auténtico fue Eunice Kathleen Waymon, nació en el año 1933, pobre y negra, sexta de ocho hermanos, hija de un obrero manual y una sirvienta doméstica, en el estado de Carolina del Norte, de los Estados Unidos de América.

Con solo dos años empezó a tocar el piano, y progresó muy deprisa. Con diez o doce (según dos fuentes diferentes) estaba ya lista ante el piano para dar su primer concierto cuando los encargados de la sala hicieron levantarse a sus padres de la primera fila porque ahí no podían estar los negros. Obviamente Nina se negó a tocar. A la mierda.

viernes, 2 de agosto de 2024

Melancolía II

El otro día hablamos del grabado Melencolia I de Alberto Durero, y dijimos que era una de las obras más enigmáticas de la historia del arte, y por lo tanto una de las más estudiadas y blablablabeadas.

No es mi intención echar más leña al fuego, sino tan solo exponer lo más notable y repetido. Voy a ir con cierta rapidez porque si me extendiera tampoco íbamos a sacar nada en claro.

Empecemos con la protagonista del grabado: una figura alada (¿un ángel?) bastante enfadada (o más bien fastidiada), con la cara en sombra, sentada con un cierto descuido, levemente despeinada, con la cara apoyada en la mano izquierda (cerrada) y la derecha con un compás (y el antebrazo apoyado en un libro cerrado). Pero no está en actitud de medir ni dibujar. Lo toma descuidadamente y no lo apoya en un papel, ni en un tablero, sino directamente en su vestido, de modo que no lo está usando y hasta parece que le estorba. Le cuelga un manojo de llaves y no sabemos ni quién es, ni qué hace ni qué significa. Lleva una corona de no sé qué (helechos, hierbas, no sé).