viernes, 4 de noviembre de 2022

Mondrian boca abajo

Estos días ha saltado una noticia de estas que siempre ponen en solfa el arte moderno: Resulta que en la Kunstsammlung Nordhrein Westfalende Düsseldorf, llevan setenta y tantos años exponiendo un cuadro de Mondrian boca abajo.

New York I, de 1941. A la izquierda como está
expuesto y a la derecha como parece que debe ser

La noticia ha despertado en los medios la habitual sorna que se gastan en estos casos. Muy aleccionadora ha sido la atención que le han prestado los periódicos futboleros, que en sus ediciones digitales le dan a todo con tal de llamar la atención y rellenar. (Como todos).

Una de las cosas que he leído en casi todos los artículos es que la confusión ha sido posible porque el cuadro está sin firmar, y claro: si no se ve la firma no hay manera de saber cuál es su orientación. Dicen incluso que esto de que no tenga firma hace sospechar que el cuadro no está terminado.

Vamos a ver una cosita. Sin ser yo un experto en Mondrian (aunque durante años leí y estudié sus curiosas movidas) me atrevo a afirmar que el cuadro ni está terminado ni está siquiera empezado porque NO ES UN CUADRO. Es un proyecto de cuadro, es un croquis, es un boceto.

Está hecho con tiras adhesivas. Mondrian está probando, corrigiendo, tanteando a ver si de ahí puede salir un cuadro. Si consigue algo lo pasará a un lienzo pintando (ahora sí) esas tiras. Mientras tanto no es sino una intención. Y si finalmente no le satisface no lo pintará y esa prueba quedará en el rincón de los proyectos fallidos o irá a la basura. ¿Veis que todo son tiras?

Fijaos, además, en esta foto de abajo cómo una línea roja horizontal pasaba por encima de una amarilla vertical y a Mondrian no le gustó y lo cambió poniendo un pequeño parche que hizo que la amarilla pasara ahora por encima de la roja. Lo mismo ocurre con la roja horizontal que ahora pasa por encima de la amarilla vertical y antes no lo hacía. (Lo he señalado con circunferencias azules que a Mondrian le desesperarían aún más que ver este boceto boca abajo). Pues así está todo el croquis, que al parecer no le terminó de satisfacer y que finalmente desechó.


Trabajando con ese mismo método, pero esta vez llegando a una solución satisfactoria, el año siguiente sí pintó finalmente un cuadro muy parecido:

Mondrian: New York City I, 1942.
Este sí está pintado y firmado.

Detalle del cuadro anterior. Lo que en el otro son tiras
pegadas en este son ya pinceladas. El pintor ahí ya está seguro.

Mondrian tenía dos cosas que no podemos concebir: Un exquisito sentido del equilibrio y la elegancia para expresar muchísimo con muy poco y unas creencias e ideologías teosóficas de auténtico zumbado de la cabeza (perdóneseme). Para él la vertical, la horizontal, los colores primarios, los no colores y el plano puro (¿infinito?) eran metáforas de la divinidad, de la naturaleza, de la humanidad, del poder, de la vida... Qué sé yo. Ya lo dije el otro día: Mucho cuidado con pensar que los cuadros de Mondrian son cosas decorativas (aunque, no sé si por desgracia para sus intenciones, son de una belleza abrumadora).

Pero el caso es hacer el titular espectacular y bastante burlón (y seguramente cierto):

De infobae. Y yo me pregunto:
¿Por qué alguien lo habría de notar?

El mensaje no es tanto que seamos imbéciles por no darnos cuenta de cuál es la orientación del cuadro (no se dio cuenta ni la gente experta, hasta ahora), sino que lo seamos por valorar ese tipo de arte-estafa que nos tiene completamente engañados y que no vale nada porque es todo superchería.

Ahora dicen que es peligroso colocarlo bien porque en tantos años las tiras han cogido vicio (ay, la maldita gravedad) y que si se les diera la vuelta se podrían desprender.

Yo propongo dejarlo como está (repito que no es sino un boceto provisional dejado así por falta de tiempo -aunque eso podemos descartarlo a la vista de que el año siguiente pintó otro que sí dio por bueno- o por rendición y abandono porque su autor no lo terminaba de ver bien -repito que eso me parece más probable) y, en todo caso, encargar a alguien meticuloso que lo pase a óleo sobre lienzo como lo habría hecho Mondrian (esa parte es la que menos mérito tiene y la puede hacer cualquier pintor a quien no le tiemble mucho el pulso). Y ya sí: Poner ese óleo al revés que el boceto, e incluso colgarlo al lado, pero siempre como obra fallida, como proyecto abandonado, que es lo que es, y, por supuesto, como precioso y valiosísimo documento de cómo trabajaba el genio.


Bonus track:

1.- Os recuerdo que hace diez años propuse este juego, cuya solución era esta.

2.- Mirad qué cuadro (inacabado) más interesante:

Esta composición con rojo, amarillo y azul, de 1933-44 (once años) también está inacabada, aunque sí está pintada. Si vemos las tres líneas verticales fallidas (por ahora) que cruzan todo el cuadro por la izquierda podemos intuir la rara finura, el exquisito instinto del autor, capaz de tirarse once años moviendo una línea, dejando el cuadro reposando durante meses (o años), tanteando otra, pintando un rectángulo de azul, etc. (De esas tres líneas verticales la central es doble. Alguna otra también se intuye doble ¿Significa eso que Mondrian pegaba tiras y pintaba provisionalmente encima de ellas y luego las despegaba?) Lo que está claro es que los cuadros eran provisionales hasta que el autor por fin los veía bien, y que podría cambiar lo que quisiera, incluso girarlos para verlos de otra manera y seguir en ella. Quién sabe.

A veces magnificamos mucho lo que no es más (ni menos) que trabajo, puro trabajo duro y obsesivo tomado muy en serio.

1 comentario:

  1. Recordemos que la obra de Mondrian se utilizó en los estudios que llevaron a perfeccionar los CCD y su capacidad de análisis del color y el balane de blancos en las cámaras digitales

    ResponderEliminar