martes, 10 de agosto de 2021

1789

Mil setecientos ochenta y nueve. A lo mejor os pensabais que me refería a un año. ¿Qué pasó en 1789? Obviamente, La Revolución Francesa.


Jacques-Louis David, Le Serment du Jeu de Paume
(El Juramento del Juego de Pelota), 1790-94.

¿Podría escribir en este blog sobre la Revolución Francesa? Hombre, por poder... Sí, aunque no tenga ni idea. (Me paso la vida escribiendo sobre cosas de las que no tengo ni idea, así que, por poder...)

Pero no. No va de eso. Va de algo bastante más anodino. Se trata de que, después de anunciarlo varias veces (y de que siguiéramos a nuestra bola sin querer enterarnos) por fin hoy, 10 de agosto de dos mil veintiuno, se ha publicado en el Boletín Oficial del Estado el Código Estructural. ¡Bien! ¡Bravo! ¡Aleluya! ¡Que suenen las trompetas de Cafarnaúm y que el tío Anselmo se invite a unos tintos!

Este código (podéis consultarlo clicando donde lo acabo de mencionar, en el párrafo anterior a este) sustituye a las Instrucciones sobre el hormigón (EHE) y sobre el acero (EAE) que estábamos manejando mejor o peor.

Es el Real Decreto 470/2021, del 29 de junio de este año, que como se publica hoy entrará en vigor dentro de tres meses; es decir, el 10 de noviembre. Así que tenemos tres meses para estudiárnoslo. Bien. Todo perfecto. Todo controlado.

A mí, además de que soy un arquitecto que siempre se ha calculado las estructuras de sus proyectos (tan solo con puntuales ayudas y colaboraciones de mi amigo Emilio), en estos momentos me pilla (siempre eventualmente, por supuesto) dando clases de estructuras. Así que, por una razón y por la otra, me toca estudiármelo a fondo.

Voy al enlace para descargarme el pdf del BOE. Voy incluso con optimismo y alegría, pero veo que tiene... ¡1789 páginas! No puede ser. Pienso que hay un error, que habrá muchas páginas en blanco, corruptas, gráficos desformateados, tablas rotas, de esas 

q
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e
s
e
h
a
n
d
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m
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e
s
t
o

o algo así. Pero cabalgo al galope con el ratón y no. Pasan a toda velocidad decenas, cientos de páginas compactas, llenas, pletóricas de fórmulas y de mala leche.

El Gobierno de España -sí, amigos- ha actuado con vacacionidad y alevosía. Esto es un abuso, un atraco. ¿Cómo se puede dominar una norma fundamental que tiene 1789 páginas? Y necesitamos dominarla. No basta una breve noticia de que eso está ahí y ya lo consultaré cuando quiera algo.

Bah, nos decimos. No es para tanto. Hay mucha paja, muchos anexos, muchas tablas. Ya. Pero va a ser en una de esas pajas, en uno de esos anexos, en una de esas tablas donde se va a agarrar como una lapa y donde se va a hacer fuerte el perito contratado por el abogado de la parte contraria para hundirte a ti en el fango a la primera fisurita que te salga.

"No, si al final es un refundido de las normas anteriores y poco más". De eso nada, monada(1). Para producir 1789 páginas tienes que refundir la EHE con la EAE, con la trilogía del Señor de los Anillos y con la guía telefónica de Soria. Y, lo que es peor: Esto es igual que antes, esto también, y esto, y esto, y esto... pero esto no. Esto no, y ahí camuflado te lo has tragado. El coeficiente de incremento de carga revertida indirecta sustancial no fenoménica (vamos, el ptsí de toda la vida) te lo han cambiado y ni te enteras. Sigues aplicando el de antes y la has cagado. No has tenido en cuenta que ahora han añadido un caso más de mantenimiento de carga insostenible accidental verborreica flatulenta(2) que antes no existía. Un desastre, porque por pereza has seguido usando el programa que tenías y, sobre todo, la mentalidad que tenías y eres reo de lesa tracción. Lo siento, amigo: Has pandeado pero bien.

Échate sal por la cabeza, ponte solo un saco sobre tu trémula desnudez y sal a la calle a mostrar tu vergüenza y tu humillación. Eres un ser despreciable, un profesional nefasto. Porque preferiste pasar el mes de agosto de dos mil veintiuno jugando con tus hijos o (¡qué asco!) leyendo una novela policíaca en la tumbona, con una cerveza fría y unos mejillones al alcance de tu mano en vez de estudiarte a fondo las mil setecientas ochenta y nueve páginas del nuevo y flamante Código Estuctural.

Laus Deo.


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(1).- ¿Cuánto tiempo hacía que no oía eso? Lo debía de tener ahí en el fondo de mi cabeza, anclado con la EH-80 y con las MV.

(2).- Estaréis pensando: "¿Pero de verdad a este tipo le dejan dar clase de estructuras?" "¿Pero de verdad confían tiernas criaturas a su discurso ignorante y disparatado?" Sí. Así están las cosas. Ya lo veis.

3 comentarios:

  1. ¿Y no habrá -digo yo- una versión con subrayados para remarcar las partes que varían respecto a las normativas anteriores? Madre mía, qué fatiga tanta norma interminable...

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  2. !En este país no coge un tonto más¡
    Nuestros gobiernos tienen una avidez de regularlo todo inusitada y desproporcionada. Se creen que son muy modernos y europeos por imponer normas que ya hace años que son imposibles de cumplir, en este y en todos los campos en los que meten sus sucias manazas.
    Como son tan estúpidos, ni siquiera ellos pueden cumplirlas y les llueven bofetadas desde todos los lados. Dios mío, que plagas estamos sufriendo con esta gentuza...

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    1. Y que lo digas. Y lo malo es que como en el Covid-19 van mutando y van surgiendo variantes con mayor carga de estupidez, bien seleccionados por los titiriteros que les manejan para evitar la más mínima resistencia.

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