lunes, 16 de septiembre de 2013

Cuando todo se hunde

Me propongo no hablar de cosas tristes en este blog. Principalmente porque eso no sirve para nada; ni siquiera para desahogarse.
Llorar es bueno, incluso higiénico, pero quejarse de todo es de nenazas, o de futbolistas.
Además, ¿qué voy a decir? Todos lo sabemos. ¿Para qué insistir?
Así que no entraré a ese trapo.
La vida es muy injusta, naturalmente que sí. Eso ya lo aprendí de niño con los programas de Félix Rodríguez de la Fuente. La parejita de lirones caretos estaba tan contenta preparando su madriguera y acopiando comida para el invierno y de repente llegaba el buitre leonado y ¡zasca! No hay derecho. Esto no debería ser así. Justo cuando les habías cogido cariño a los lirones, no me fastidies.
Todo es así de cruel. Es la vida.
Los arquitectos hemos tenido mucho trabajo y mucha prosperidad hace unos años, y de repente se terminó todo. No es que hayamos bajado un cincuenta, un sesenta, un setenta por ciento. Es que ha hecho pum y nos hemos quedado a dos velas. Y los últimos trabajos que hicimos ni los cobramos ni los cobraremos nunca, pero tenemos que seguir pagando, y pagando, y pagando.
Bueno, esto es así.
Ya está. Se acabó.
Claro. Y qué le vamos a hacer. Además de esto mucha gente padece enfermedades injustísimas y toda suerte de desgracias que no merecen. ¿Por qué? Así ha sido siempre, pero ahora parece que es más. Todo es más gris, más triste, más injusto, y todo colabora a que estemos con un desánimo y un pesimismo terribles, que tiñen todos los aspectos y nos amargan aún más nuestra vida.


No se puede decir nada. No tengo derecho a decir nada más, ni siquiera a intentar quitarle hierro a todo esto, porque lo tiene. Tiene muchísimo hierro.
Personas que no sólo no pueden ganarse la vida, no pueden subsistir, sino que, sobre todo, se sienten inútiles, se sienten fracasadas, se sienten incompetentes, torpes, tontas, fallidas, estúpidas, ignorantes. ¡No! ¡Eso sí que no!
Gente que se pone a estudiar inglés, o informática, o lo que sea, porque necesita decirse a sí misma que la culpa no es suya. ¡Pues claro que no es culpa suya! ¡Estaría bueno! Gente válida, que sabía (y sabe) calcular una estructura de hormigón, que sabía (y sabe) vender un piso, alquilar una plaza de garaje, preparar un contrato de compraventa, hacer unas maestras en un paño, montar la ferralla de una viga o clavar una estaca para un replanteo. Y ahora resulta que no saben nada. Hay que reinventarse. Hay que reconvertirse, nos dicen.
Os lo advierto: No me digáis que tengo que reinventarme. Si apreciáis vuestra integridad física no me lo digáis. Pues claro que nos estamos reinventando todos, a cada momento y a la fuerza, aceptando trabajos y haciendo chorradas que jamás habríamos sospechado, dando más vueltas que un tonto, gastando gasolina para nada, de acá para allá, llamando mil veces para ver si nos pagan al menos una parte de las facturas que nos deben (y pasando más vergüenza que nuestros deudores, y no cobrando ni un chavo de nadie), yendo a cursillos chorras que organizan los colegios, las escuelas, los institutos y los viveros de empresa, haciéndonos emprendedores quienes siempre lo hemos sido, que nos hemos pasado la vida ahí, en el ruedo, esperando al toro a portagayola sin más armas que un lápiz, un escalímetro y una calculadora, y que jamás hemos tenido miedo a ningún miura ni a ningún vitorino. Lo que pasa es que se acabaron los toros y ahora nos toca torear garrapatas y mosquitos, que no sólo es más difícil, sino que además, hagas lo que hagas y por más que trabajes y sufras, no se pueden torear, ni puedes conseguir de ellos ninguna oreja ni ningún rabo.
Estamos acostumbrados a darnos cabezazos contra un muro, pero ya no encontramos ni el muro para abrirnos la cabeza. Por favor, una buena pared para estampar en ella la sesera. No pedimos más.
Siempre estamos diciendo que estudiamos una carrera difícil, muy exigente, pero apasionante, y que hemos ejercido una profesión no menos difícil, no menos exigente y no menos apasionante. Ahora, sin embargo, sentimos que vivimos una época muy dificil y muy exigente, pero nada apasionante, y nos hemos desapasionado completamente. Se nos han caído todos los palos del sombrajo y nos hemos dado cuenta de que no hay nada.
Y sin embargo...




Y sin embargo yo no había visto hasta ahora a tantos arquitectos entusiasmados por la arquitectura. En la época disparatada del boom estábamos todos demasiado ocupados haciendo adosados, o lo que fuera, y no teníamos tiempo ni de hojear nuestros libros, ni de leer, ni de pensar.
Ahora, por el contrario, nos queda menos dinero para comprar libros, pero más tiempo para leer los que compramos entonces, y a los que no hicimos el caso que merecen.
Ahora muchos arquitectos (jóvenes y no tanto) suben y suben fotos de arquitectura a facebook y a twitter, tienen blogs, entran en debates... aman la arquitectura más que nunca y la muestran y comentan.
Por otra parte, había entonces demasiados arquitectos que caminaban varios centímetros por encima del suelo, y no deja de ser consolador que por fin hayan tomado tierra y se hayan vuelto humanos. Era una cosa muy rara tener que soportarlos y sufrirlos.
Yo veo y leo a compañeros muy enamorados de la arquitectura, muy entregados a ella, muy inteligentes y con mucho talento. Ojalá se pudiera vivir de esto. Ojalá el mero amor a la arquitectura fuera en sí mismo una forma de vida. (Casi lo es, sólo que no paga la hipoteca ni los zapatos).
Homero, que era un hacha diciendo perogrulladas con un gran aliento, dice en la Odisea (canto VII) que "no hay cosa más inoportuna que el maldito estómago, que nos incita por fuerza a acordarnos de él", y como también era un hacha repitiendo los conceptos, lo vuelve a decir en el canto XVII: "Cuando tiene apetito, no es posible acallar al maldito estómago que tantas desgracias suele acarrear a los hombres". Y otra vez en el mismo canto: "El miserable estómago, el maldito estómago, que proporciona males sin cuento a los hombres". La idea es que los seres humanos seríamos capaces de hacer heroicos gestos y de afrontar especulativas filigranas si no fuera por la necesidad que tenemos de llenar el estómago todos los días; necesidad que nos lleva a vender crecepelo de puerta a puerta, a ser cronistas deportivos o incluso a trabajar.
Bien. Vale. Eso es indiscutible. No lo puedo olvidar ni despreciar. No puedo hacer un canto de amor a la arquitectura y decir a mis compañeros que disfruten con su contemplación y con su estudio aunque no tengan los mínimos ingresos imprescindibles para afrontar las más perentorias necesidades de la vida.
Pero sí que me atrevo a hablarles de otro Homero: Un filósofo práctico. Un "pobre hombre" (para mí un hombre rico, feliz y privilegiado donde los haya) que sueña con paraísos sencillos: la cerveza, la tele, haraganear los domingos (y el resto de la semana), comer... Trabaja poco, y los errores que comete se acaban solucionando por sí solos. Su mujer le adora y sus amigos también. ¿Quién da más?


Cuando todo se derrumba, cuando ya no sabemos dónde mirar ni dónde agarrarnos, aparece la voz autorizada de Homer, su ejemplo poderoso:
-¡Que no cunda el pánico! Recuperaré el dinero vendiendo uno de mis hígados. Puedo vivir con uno.
Porque Homer sí sabe lo que quiere, y cómo conseguirlo, y nos enseña a todos.
-Toda la vida he tenido un sueño: conseguir todos mis objetivos.
Y no se arruga porque a otros les vaya mejor que a él. Qué va.
-Tendrá todo el dinero del mundo, pero hay algo que nunca podrá comprar... ¡Un dinosaurio!
Es conformista, plácido, feliz. Nada de reinventarse, nada de hacer cursillos estúpidos:
-Hijos: Lo intentasteis al máximo y fracasasteis. La lección es: No intentarlo nunca.
Y cuando, a pesar de todo ello, el mundo se derrumba:
-Normalmente no rezo, pero si estás ahí sálvame, Superman.


(Como siempre, te pido que cliques en el botoncito g+1 que está justo aquí debajo. Muchas gracias).

15 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Como no solo de pan vive el hombre esto me ha sabido a gloria agridulce. 53

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  3. Los humanos tenemos dos cabezas, una para crear a Homer otra para apagar la tele y otra para quitarse el sombrero ¿ O eran manos?

    Saludos. 53

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  4. En serio me da mucha lástima lo que sucede en España. Pero dejo una pregunta...Como haríamos con todos los arquitectos españoles que llegan sin parar a algunos países de Latinoamerica en busca de trabajo, sobre pasando lo demanda que existe acá y teniendo en cuenta lo maltratados que han sufrido nuestros compatriotas en su momento, y trabas para sacar una colegiatura en España, cuando el boom estaba allá? Tendrán en mente los profesionales españoles que migran en busca de trabajo, las humillaciones que han sufrido los latinoamericanos que alguna vez tuvieron que migrar para España por razones similares? Espero que esto al menos sirva para pensar en la reciprocidad...

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    1. No conozco en detalle los problemas de colegiación y reconocimiento mutuo de títulos entre España y los distintos países latinoamericanos, pero creo que tienes toda la razón.
      El ambiente en España (ya digo que muchos caminaban a varios centímetros por encima del suelo) era de una gran superioridad. Se usaba mucho el término "sudaca", y otros aún peores ("chigüito", etc) y se miraba con desprecio a los inmigrantes.
      Pero ahora que somos los españoles los que emigramos os vemos como hermanos de la gran patria hispana, y esperamos que nos acojáis con los brazos abiertos.
      Tienes toda la razón.
      Un cordial saludo.

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    2. ¡ Manos! Eran manos llenas de dedos con los que aporrear millones de teclados llenos de letras, dame una V dame una E dame una N dame una G dame una A dame una N dame una Z dame una A.

      Yo quiero que tu sufras lo que sufro y aprenderé a rezar para lograrlo ( Albert Plá)

      Hora de almorzar- Yo cojo un moco lo miro poco a poco, lo redondeo lo cojo con deseo...53

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    3. José, gracias por tu respuesta. Efectivamente fue bastante conocido las dificultades que pasaron los latinoamericanos que decidieron buscar suerte en España. Como antes he dicho, es una lastima ver un país en crisis ya sea España o cualquier otro, no se lo deseo a nadie. Y de esto solo tener en cuenta que las cosas siempre dan vueltas y que generar un ambiente hostil para el otro no sirve de nada porque nunca se sabe cuando puedas estar en su lugar. Por esto mismo al amigo " Manos de venganza" le deseo todo lo mejor y espero que sus rezos no se le reviertan.

      Saludos para ti.

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    4. !Yo también te deseo lo mejor, hombre! Y sobre todo, lo único que para mi es lo más difícil - como se puede comprobar - que es el sentido del humor, eso sobre todo te deseo. Me he quedado con este blog porque yo arquitecto loco, y aquí...buscando la manada. Tengo cosas más importantes por las que rezar, pero Plá me parece un buen poeta. Lo de pertenecer a un club que acepte gente como yo es la parte contratante de la primera parte. Un abrazo y dos huevos duros. Manos saltarinas. 53

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  5. Que manía con llamarnos emprendedores cuando toooda la vida hemos sido profesionales liberales: Arquitecto, Aparejadores, Ingenieros...buenos estos últimos no tanto ;)

    Por cierto... ¡Vendo dinosaurio! los "emprendedores del boom del ladrillo" tenemos que seguir pagándonos en PREMAAT, RC ... lo del estómago se soluciona con mucho Almax

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  6. Leo tu blog hace mucho. Y hoy, conmigo has dado en el clavo. Hoy siento que se me viene el mundo abajo, y me caigo con él. O se me viene encima, y me aplasta.
    Gracias.

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  7. Creo que ahora viene la consecuencia de haber vivido tantos años con los ojos cerrados a las realidades que no fueran las nuestras cuando todo era Hollywood. Y no queríamos abrirlos para ver dos cosas: que no lo era, y que aunque lo hubiera sido, Hollywood era también una mierda. Hemos participado activamente con un sistema de especulación salvaje en todo y con todo. Unos más por acción y otros más por omisión.

    En mi opinión, el colectivo de arquitectos, sin ser el origen del problema de la burbuja inmobiliaria, sí que ha tenido cierto grado de connivencia con promotores, constructores y administraciones públicas, que son el trípode que la creó y la mantuvo con la ayuda de la cuarta pata, que es la estupidez colectiva. Ahora, pagamos las consecuencias todos menos los creadores del problema, como ocurre siempre. Éstos, siempre se las apañan para huir por delante.

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  8. Vamos, vamos, hay que mirar al mundo con optimismo, porque es la única manera de que el mundo sea optimista con nosotros también.

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  9. Apreciados colegas, soy arquitecto colombiano con nacionalidad española, emigre a España en el año 2000 y retorne a Panamá en el 2010.
    España y sus arquitectos me trataron bien y logré objetivos similares a lod que tuve en America. Hice estupendos amigos arquitectos quienes apreciaron y respetaron mi trabajo de igual a igual. No me puedo quejar porque aprendi a vivir y compartir con ellos de manera total.
    Muchas gracias por vuestras deferencias y amitades, tanto conmigo como con mi familia. Os quiero y od queremos fuisteis grandes. En lo que os pueda ayudar contad conmigo siempre.
    Lamento haber tenido que emigrar y deseo volver a vivir en España con mis amigos, con su historia, con su música, con su arte.
    Ole por España y por todos los españoles. Escribidme soy un amigo incondicional

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