jueves, 6 de septiembre de 2012

El mejor arquitecto es el arquitecto muerto.

Hoy está un poco agitado el twitter porque Esperanza Aguirre, la Presidente de la Comunidad de Madrid, en una visita a Valdequemada(*) se ha quedado sorprendida por el edificio del ayuntamiento.
-¿Esa cosa qué es?
El alcalde, baboso y viscoso, pelota hasta reptar, le contesta que "esa cosa" es el ayuntamiento, y añade -como escandalizándose del sindiós que es este caótico mundo- que tiene premios de arquitectura y todo. (Ya ves tú).
La cosa sigue, y la presidente acaba diciendo, como atribuyendo este chascarrillo a un allegado suyo que es muy burro, que odia a los arquitectos, y que habría que matarlos porque sus obras les sobreviven: El autor se muere y su cosa ahí se queda. Añade que menos mal que la crisis ha terminado con todo esto y ahora estamos parados.


El alcalde, servil ya hasta comerse el polvo de la calle, echa más leña al fuego: "Pues no ha visto lo que han hecho con la iglesia".



El ayuntamiento en cuestión es obra de unos grandes arquitectos, Paredes y Pedrosa. Y es lo que pasa con los buenos, que hacen una arquitectura poco asequible para los espíritus simples.
¿Qué tenemos los arquitectos? ¿Por qué nos gustan esas cosas que no le gustan a la gente? No lo sé. (O sí). A veces parece que vivimos en un mundo cerrado, que solo nos entendemos a nosotros mismos. No lo sé. (O sí).
Pero, por otra parte, tampoco es cosa de que nos tiremos piedras a nosotros mismos, ejercicio que nos gusta tanto. A lo mejor también tenemos que decir que hay gente especialmente bruta, y no solo por desearnos la muerte.
Esta señora fue Ministra de Cultura, y como tal presidió el jurado del concurso de la ampliación del Museo del Prado. El fallo, lamentable y vergonzoso, dejó el premio desierto y concedió dos primeros accesits, ex-aequo, al estudio madrileño de Alberto Martínez Castillo y Beatriz Matos Castaño y al suizo de Jean Pierre Durig y Philippe Rämi. Cuando le preguntaron por este fallo tan decepcionante, que dejaba el asunto sin resolver, Esperanza Aguirre pergeñó rápidamente la solución: Habría que hablar con ambos estudios para que se pusieran de acuerdo y, juntos, hicieran una solución intermedia entre sus dos propuestas.
Quien tal cosa dijo ni sabe lo que es la arquitectura ni lo que es el trabajo en equipo, ni lo que es el respeto por el trabajo ajeno.
Digamos, por caricaturizar, que uno planteara un rascacielos y el otro un edificio enterrado. ¿Cuál es la solución intermedia?
Yo sé cuáles son las soluciones arquitectónicas que quiere la dirigente de la Comunidad Autónoma de Madrid: Canecillos de madera, tejados de teja, relojes con agujas historiadas de forja, portones de madera con clavos cabezones de hierro, jabalcones de fundición, rosetones de piedra. Lo sé. Lo sé de sobra. Sé perfectamente cómo hacer un ayuntamiento que le guste a Doña Esperanza. Es muy fácil, y queda bien con todo el mundo.
Hay, ya digo, un debate interesante sobre cuál es el papel de los arquitectos en la sociedad, sobre para qué servimos, y podemos hacer una autocrítica profunda sobre la misión de la arquitectura. Podemos debatir muchos asuntos, ya digo. Pero con Doña Espe no merece la pena. Con Doña Espe bastante tenemos con seguir vivos, y eso que la crisis, gracias a Dios, nos tiene acochinados.
Con Doña Espe no merece la pena nada.
¡Mátame, camión!

(*).- Nota. Una amable seguidora del blog me dice que el pueblo no es Valdequemada, sino Valdemaqueda. Perdón; qué fallo más tonto.


9 comentarios:

  1. Me encantaría que explicara el "O si" Si dice saber por qué nos gusta tanto lo que no le gusta a la gente a la que servimos, o decimos servir...A mi me preocupa. Más que la posibilidad de que haya pena de muerte para los edificios malos :) (Qué solución para la crisis de la profesión :))

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  2. Gracias, mOe:). Pues es mi caballo de batalla desde hace 27 años, que vengo haciendo obras según los gustos de mis clientes, e intentando entenderlos y que me entiendan a mí. Es un asunto endiablado, del que hablo en este blog a menudo. (Creo que en el fondo no hablo de otra cosa).
    Creo que es una cuestión de formación y de aprendizaje. Es lento y difícil, y nos va formando y construyendo por dentro. Ese camino no lo recorre "la gente" y nos vemos a veces muy alejados unos de otros. Simplifico mucho.
    El problema no es que a Aguirre no le guste esa arquitectura. El problema es que los políticos con poder están acostumbrados a pontificar y a que todos los que les rodean les babeen. Además, no opinan sin más, sino que decretan. Sobre arquitectura, música, poesía, cine... Da igual.

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  3. Ah, y te puntualizo. No hablamos de pena de muerte para edificios malos (¿quién los clasificaría?), sino de pena de muerte para los arquitectos solo por el hecho de serlo.

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  4. Me están entrando ganas de diseñar un edificio a la medida de Esperanza.

    Joder, qué ganas de vomitar!

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  5. Esa señora es tan burra, que nisiquiera se da cuenta de que está bailando sobre nuestra tumba. Los arquitectos estamos ya muertos como profesión y nos ha matado ella y gente como ella(de su profesión¿?) con sus ansias de poder y de beneficios. Nosotros también serviles hemos estado muy ciegos, nos hemos dejado engañar y porque? Por un pedazo de queso(que es lo que al final nos queda después de invertir en un buen proyecto) o simplemente por aquel ensimismamiento del arquitecto del que hablas en tu blog y que a veces tiene todo que ver con ego y la satisfacción personal. Esa señora tan burra y tan fea sólo está haciendo una necrológica tardía e irrespetuosa.

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  6. Tenemos muchas razones para el enfado (e incluso para el cabreo más enérgico). Hay expresiones que, dichas desde una pretendida autoridad moral/estética/institucional, son especialmente hirientes, y por tanto reprobables hasta el extremo (siendo el extremo la dimisión, no sólo la petición de disculpas).

    Ahora bien, estando de acuerdo en esto, lo cierto es que anoche, leyendo las ediciones digitales de los periódicos, los comentarios populares a la noticia me pareció que en un alto porcentaje expresaban una opinión preocupante. Venían a decir algo así como: "Que les den a los arquitectos. A nadie le gusta lo que hacen, nadie lo entiende, y ellos sólo están preocupados por su ego, no por lo que piensa su cliente. Y por eso, no nos importa nada que se metan ofensivamente con ellos; es más, lo aplaudimos y nos alegramos".

    Si esto es así, aparte de pedir la dimisión de Esperanza Aguirre (que sería lo normal en otros países), deberíamos reflexionar nosotros también (como colectivo, incluyendo a los COA's) sobre qué estamos haciendo mal, sobre qué estamos gestionando mal de nuestra profesión para que la percepción que la sociedad tiene del arquitecto sea esa. ¿Qué pensáis?

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  7. A mi me parece que la profesión es su propia y peor enemiga...Y la endogamia y el regusto por la imagen esta de "artista" maldito, incomprendido por el "insufrible" del cliente...(Las comillas son mías pero las expresiones no...) Y Esperanza Aguirre es una señora normal, entendido que esa broma no es suya sino bastante común, (A cada broma que me hacen a mi de arquitecto contesto yo habitualmente con otra peor, que me sé más...:)) Ese comentario se lo hemos oido muchas veces a mucha gente...y con ese otros parecidos. La razón suya es culpa nuestra, y solo nuestra.

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  8. Me ha encantado tu post!

    No conocía este tema! Estoy de acuerdo contigo cuando dices que la gente sentencia sobre todo tipo de temas y sin reflexionar o intentar aprender y conocer.

    Me ha encnatado el debate que has abierto.

    Eva
    MadameMademoiselle

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  9. Hola,

    A Espe y a la gran mayoría, desafortunadamente, les gustarán mucho más los edificios que hagan en el macroproyecto de EuroVegas: con sus oros, sus cúpulas, sus arcos, sus moquetas y su horror vacui indescriptible, que deja Versalles como obra del Movimiento Moderno.

    Solo poniendo Sands Macao, por ejemplo, en imágenes google tendréis una muestra "digna" de cualquier alcalde o presidente de comunidad que se precie. Os aviso, tened un antihistamínico cerca :-)

    Un saludo y enhorabuena por tu post, José Ramón.

    Ana

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