sábado, 5 de mayo de 2012

Antitwitter

Ahora que cada vez estoy más convencido de entrar en twitter porque... No lo sé. Mi amigo Andrés y mi amiga (virtual) @acafeole me han terminado de convencer. Ahora que voy a entrar, digo, aprovecho para decir qué tengo contra twitter, que es como decir qué tengo contra este mundo en el que vivimos, qué tengo contra la gente, contra la tecnología, contra la vida, contra mí mismo o contra Dios.
Oscar Niemeyer está hospitalizado a sus ciento cuatro años y no es el mejor momento para meterse con él. Además, ya lo hice y no me gusta ensañarme. Pero es que leo una cita suya: "de un trazo nace la arquitectura", y no puedo callarme. Es otra vez lo mismo que ya dije: No, señor. La arquitectura no nace de un trazo. Un trazo no es nada. Por eso hace usted unos edificios tan esquemáticos y tan pobres. La obra no sale de una inspiración graciosa sin más. La obra es trabajo, es ajustar muchas cosas, solucionar muchos problemas, sudar mucho. Y cuando el resultado queda contenido, ligero, etéreo, grácil y airoso, no se debe a un gesto rápido (que siempre estará mal resuelto), sino al talento de mantener el arado firme hasta dominar a los bueyes que no querían colaborar.
Por lo mismo, los ciento cuarenta caracteres del twitter son lo justo para decir una parida graciosa o una frase genial, o para hacer más soportable a ese plasta que en cuanto te descuidas te endilga una parrafada de veinte minutos. Pero hay pocos conceptos que lo resistan; hay pocas ideas que quepan en twitter. Twitter no es nada: Es la radiografía de un suspiro, es el ectoplasma de un anémico pajarillo azul.


Sí: La concreción es una virtud; la síntesis es un acierto. Vale. Es verdad. Pero recuerdo haber visto en la tele a un periodista entrevistando a un sabio y diciéndole eso tan tremendo de: "Explíquenos, por favor, la estructura del adeene, pero con palabras sencillas, que las entienda todo el mundo". Y me vino a la memoria aquella definición tan maravillosa de la célula que le dio Castelar a Ramón y Cajal: "Querido amigo Ramón: Sepa usted que la célula es un animalito muy pequeño imprescindible para la vida". A lo que el científico no tuvo más remedio que asentir con la mirada baja y las orejas rojas de puritita vergüenza ajena.
Pues eso: Definiciones cortitas, conceptos sencillos, brevedad y compendio. ¿Que no son ciertos? No importa. ¿Que son meras ocurrencias vanas? No me líes con tus pesadeces. No me des la barrila, que me canso.
También recuerdo a una famosa presentadora televisiva (de las que después escriben libros y todo) pidiéndole un soneto a un escritor de moda, y puntualizándole: "pero uno cortito". Me levanté enfurecido del sillón, y con el puño enhiesto, amenazador, vociferé el verso de Lope: "¡Catorce versos dicen que es soneto!"
Yo necesito los catorce versos, y, si quisiera conocer la estructura de la doble hélice (que no quiero; vamos, ni por lo más remoto), me dispondría a dedicar no menos de una semana para que alguien me la explicara con harta paciencia y así alcanzar un palidísimo atisbo.
Yo necesito un poco más de texto, un poco más de chicha, un poco más de pájaro azul. Yo soy de los que se leen la novela antes de que salga la película. Pero la gente ya no quiere ni ver la película; menudo rollo. Con ver el tráiler vale.
Me acuerdo de una frase de Woody Allen, tan buena como todas las suyas: "Tomé clases de lectura rápida y conseguí leer Guerra y Paz en veinte minutos. Creo que iba de algo sobre Rusia".

Sí. Sí. Yo me leí Guerra y Paz lo menos durante dos meses. Enterita. ¿Quién puede ser tan cansino? ¿Quién se puede permitir ese lujo? Mientras lees Guerra y Paz te pierdes haber picoteado miles y miles de obras literarias (una por cada veinte minutos).
No sé qué haré en twitter. Yo, con los ciento cuarenta caracteres no tengo ni para saludar: "Queridos amigos: voy a contaros una idea que me parece muy interesante: Se trata del funcionalismo en arquitectura: ¿No habéis pensado nunca". Ya está. Ciento cuarenta. Campana y se acabó. Pues vaya cara de tonto que se me va a quedar.

Yo necesito más. Iba a decir algo rimbombante, algo así como: "la reflexión necesita más", o "los conceptos necesitan más para ser expresados". No sé. No sé qué iba a decir.
Sí; el problema soy yo. Soy demasiado mayor. No es país para viejos. Yo necesito más pájaro. Y cada vez más pájaro.


4 comentarios:

  1. Yo pensaba lo mismo, que twitter no era para mi, demasiado escueto todo, pero a veces (no siempre...)menos es más y a lo mejor dejar cosas en el aire ayuda a que cada uno lo interprete a su manera y enriquece más ese comentario y salen diferentes conceptos de cada twit, yo te animo a que lo pruebes, yo por ahora me he quedado porque no aportaré gran cosa (eso creo...) pero me aportan muchisimas a mi y eso me gusta también, aprender de los que dominan el arte de expresar mucho con dos palabras. Te seguiré desde luego porque no me pierdo ni un posteo en este blog!!
    Un saludo y suerte con la nueva aventura!! ^^

    ResponderEliminar
  2. Animo, amigo. Piar es muy saludable....para pájaros.

    ResponderEliminar
  3. Podrías poner un enlace a tu dirección de twitter?

    ResponderEliminar
  4. En twitter soy @arquitectamos. Si me buscas como José Ramón Hernández me encontrarás. Como @arquitectamos también.
    https://twitter.com/#!/arquitectamos

    ResponderEliminar