miércoles, 20 de agosto de 2025

Una casa (3)

(No pensaba añadir ninguna entrada más a las dos anteriores, que di por concluidas, pero me he encontrado con esta historia y creo que tiene mucho que ver. Además, en las anteriores me refería a la importancia de los habitantes y a la muy poca de la arquitectura, y aquí, para compensar un poco, sí quiero señalar que la arquitectura puede tenerla, y mucha).


EL ÚLTIMO CLIENTE

A mi contacto de bluesky C6H4(CH3)(NO2),
@nitrotolueno.bsky.social, que me dio esta
preciosa información: el último cliente.


Roland Reisley ha cumplido ciento un años en mayo pasado y es el último cliente vivo de Frank Lloyd Wright.


Ahí lo tenéis, en la terraza, bajo el voladizo, de su casa de Pleasantville, NY, que la Frank Lloyd Mopnograph fecha en 1951(1).

Ronald no solo es el último cliente vivo de Wright, sino que además lleva viviendo setenta y cuatro años, ininterrumpidamente, en la casa que el arquitecto le diseñó.

La historia de cómo Ronald y su esposa, recién casados, contactaron con el arquitecto, y de cómo este les diseñó su casa se cuenta en este artículo (clicad). No voy a extenderme al respecto. Solo diré que fue una de las casas llamadas "usonianas", de la última época del arquitecto, que trasladaban a gente de clase media (media alta) los hallazgos arquitectónicos de toda una vida del genio. Son casas más bien pequeñas y, dentro de su sofisticadísimo y a veces retorcido diseño, muy cómodas y agradables.

Digo lo de "a veces retorcido diseño" porque normalmente eran muy sencillas, pero te podía tocar la china (y a los Reisley les tocó) de que Wright te endosara una trama hexagonal (es decir, una trama de triángulos equiláteros) y allá te las apañaras. Eso hace que el espacio fluya y se produzcan unas sensaciones y percepciones deliciosas, pero los dormitorios salen romboidales y las camas también. Al menos Wright dibuja las camas romboidales; luego, si no las encuentras (que no las vas a encontrar) o no las quieres encargar a la medida (colchones y ropa de cama incluidos), y acabas poniéndolas rectangulares se fastidió el invento. La mayor parte de los muebles eran diseños del propio Wright.

Roland, ya solo, cuenta que la familia vivió muy bien en esa casa. De sus tres hijos solo le queda vivo uno (qué horrible es sobrevivir a tus propios hijos), que heredará la casa y no sé si volverá a vivir en ella como cuando fue niño. El deseo de su padre es que sí lo haga.

En todo este tiempo, Roland se ha implicado mucho en la conservación de las casas de Wright. La verdad es que la suya está estupenda. Hay una asociación de propietarios, y se reúnen de vez en cuando y hacen encuentros, actividades y demás. Eso parece llenar la vida del heroico y longevo cliente.

Me hace gracia la foto del arquitecto en un marco sobre una mesa. La presencia del genio es inevitable. Y supongo que en una casa de trama triangular-hexagonal tienes que acordarte de él (generalmente para bien) en cada paso, en cada giro, en cada rincón y en cada espacio.

Ha sido, y lo sigue siendo, una casa felizmente vivida. En principio por un matrimonio, al que después se le fueron añadiendo hasta tres hijos. Los chicos crecen y se van yendo a hacer su vida. La esposa muere. Dos de los hijos también. Es la vida. Son otras vidas, diferentes, pero en el fondo paralelas, a las que vimos en las dos anteriores entregas.

He dicho arriba, y lo repito aquí, que dije que en las vidas que se desarrollan en el seno de la casa, su arquitectura no tiene ninguna importancia. Aquí sí parece que la tuvo. No solo por los rincones a sesenta grados y las demás particularidades de diseño, sino porque el propio artefacto arquitectónico fue objeto de amor para la familia desde el primer momento, y su conservación y difusión ha sido una sagrada empresa para Roland Reisley, a quienes los dioses protejan y cuyo nombre sea siempre loado.










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Nota: Las fotografías en color están obtenidas del artículo de NPR que he enlazado. Las fotografías en blanco y negro y los planos están tomadas del tomo 8 de la monografía de FLW: Frank Lloyd Wright Monograph 1951-1959, de A.D.A. Edita, Tokio. Es el proyecto que abre ese tomo.

(1).- ¿De qué año es una casa? Cuando se da una sola fecha, ¿es la de la finalización de la obra? Cuando se dan dos, ¿son la del inicio del proyecto y la del final de la obra? Una casa lleva su tiempo, y a veces no es fácil concretar. De hecho, a menudo diferentes publicaciones dan distintas fechas para un mismo edificio.

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