jueves, 20 de junio de 2024

Leer hoy a Sullivan y escuchar a Mbappé

Acabo de terminar de leer este libro que vio la luz hace justo un siglo(1):

Confieso con mucha vergüenza que lo debería haber leído hace treinta y tantos años, cuando hice mi tesis doctoral. Entonces lo picoteé ligera y egoístamente buscando perentoriamente las dos o tres cosas que me interesaban y no le hice el caso que merecía. Y ahora voy a elucubrar si merece caso: quizá no lo mereció nunca, ni siquiera cuando fue publicado, porque ya nació anacrónico. No obstante ha habido algo que me ha sacudido, y por eso lo traigo.

miércoles, 12 de junio de 2024

Fiesta y placa

Ya llegan, un año más, incansables y precisas como un eclipse, las fiestas de mi pueblo. En estos días tengo que soportar algún que otro fastidio, porque resulta que tengo el privilegio de que buena parte de los actos se celebran ante (y en) el soportal al que da mi estudio.

En ese espacio, ante mi puerta cerrada, se congrega mucha gente, que hace todo tipo de cosas (algunas bastante desagradables) durante bastantes horas.

Hace unos años, al llegar la fecha, decidí quitar la placa de al lado de la puerta porque pensé que algún idiota podría romperla, pintarrajearla o llevársela, y desde entonces lo vengo haciendo cada vez. En cuanto terminan las fiestas y el soportal vuelve a su rutinaria normalidad vuelvo a colocar la placa.

Hoy ya la he quitado.

Pero he decidido que ya no la voy a poner más.

jueves, 6 de junio de 2024

Melancolía I

A mi compañero arquitecto, y amigo virtual
Javier Ricardo Simón Niño, por los comentarios
que he transcrito en la anterior entrada, que me han
inspirado para tratar aquí el tema de la melancolía.


Uno de los grabados más enigmáticos de Alberto Durero (y de cualquier artista, y de cualquier época) es el titulado Melencolia I.

Alberto Durero, Melencolia I

Como de lo que no se entiende es de lo que más se escribe, de este grabado hay páginas y páginas explicando nítidamente que no se entiende nada. (Hay que ver lo doctos y lo rimbombantes que nos ponemos todos para decir que no sabemos ni un pimiento). Por lo tanto yo, como aspirante a crítico sesudo, voy a insistir en señalar mis incomprensiones, pues no hay ni un solo elemento en ese grabado que no las atesore. Por ejemplo: