miércoles, 29 de junio de 2022

Investigación y desarrollo

A mi amigo y compañero de clases Miguel Barahona


Siempre me entero tarde de las cosas, y esta vez cuando digo tarde estoy diciendo unos cuarenta años tarde (y no me refiero a desde cuando ocurrió el hecho, sino desde cuando yo tuve la primera noticia de él).

Se trata de la casa experimental que se construyó Alvar Aalto en Muuratsalo (Finlandia) entre 1952 y 1953, y de la que ya hablé un poco aquí.




Siempre se ha dicho, y así lo he repetido yo, que Aalto construyó esta casa de vacaciones y fines de semana (junto a un lago y con un embarcadero para su barca Nemo propheta in patria(1)) para experimentar y sufrir el comportamiento de los distintos materiales ante las tremendas heladas nórdicas. Si miráis las fotos veréis ladrillos de distintos formatos y cochuras, piezas esmaltadas, pintadas, vitrificadas, etcétera. Una honradísima forma de padecer roturas y descascarillamientos en sus propias carnes antes de prescribir estos elementos a sus clientes.

Esa actitud me pareció siempre encomiable. Nos lo ha parecido a todos. Pero tiene que venir mi amigo y compañero de clases de Introducción a Proyectos Miguel Barahona, conocedor vasto y múltiple, a tirarme los palos del sombrajo.

Me cuenta (y con pruebas; él no habla en vano) que Alvar Aalto se montó el numerito de llamar "experimental" a esta casa para no pagar impuestos. Todo fue un truco. Nada más.

La casa de vacaciones tiene muy poco (apenas nada) de experimental, pero llamándola así y tirándose el rollo de la investigación de materiales se lo desgravó todo, y, ya puestos, no me extrañaría que incluso hubiera pedido subvenciones.

(Pero al final no coló).



-A ver, Alvarito, rico; tú a mí no me engañas. ¿Te creías que Cristöbaal Montööro era tonto? Lo que has hecho no es una labor de investigación que produzca un avance y dé un servicio al país, sino una casa para pasarte los fines de semana y las vacaciones triscando por ahí como una chiva loca y navegando en tu barca. Y todo eso está muy bien, pero te lo pagas tú. El Verotoimisto(2) no solo no va a poner ni una corona, sino que te va a cobrar las que has dejado de ingresar, y con un recargo por listo.



-Y además ahora te fastidias: Estábamos pensando en ponerte en los billetes de cien coronas y vamos a poner a Sibelius. Te vas a quedar en los de cincuenta, ¡hala!

-Jo, qué faena. Qué injusticia, con lo que yo he hecho por este país. Está visto, señor ministro, que nemo propheta in patria.


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(1).- Verdaderamente no sé a qué viene esa queja de Aalto de que "Nadie es profeta en su patria", que le llevó a bautizar así a su barquito, si en Finlandia es verdadera devoción la que sienten por él. Es uno de los héroes nacionales.

(2).- Ese nombrecito lo he sacado con el traductor de Google. Ni siquiera sé si es masculino. (Qué casualidad si de verdad se llamara así la Agencia Tributaria de Finlandia).

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