jueves, 22 de julio de 2021

Otro búnker (I)

A Manuel Revilla, que cada día nos ilustra
con buenas obras de arquitectura.
Y a Ekain Jiménez, que es el adalid
de la defensa de la arquitectura fea.

En Twitter hay de todo, ya sabéis: idiotas y sabios, mezquinos y generosos, insufribles y deliciosos. Lo bueno es que uno sigue a quien quiere y aparta a quienes no.

Uno de los tuiteros necesarios es Manuel Revilla. Con un entusiasmo inagotable por la arquitectura cuelga una y otra vez imágenes de buenísimos edificios que yo casi nunca conozco. (Mi ignorancia es legendaria). Así que siguiéndole tengo cada año un curso de arquitectura gratuito, inagotable y amenísimo. (Además es un excelente fotógrafo y un hombre afable y bueno, así que seguir sus publicaciones es una garantía de aprendizaje, de disfrute y de simpatía).

El otro día puso estas fotos de una casa en Savièse, de Anako Architecture. (No conocía yo ese estudio. Ya os digo que soy ignorante).




Y en seguida empezamos a darle "láic" y "retuís", a decir "qué bueno" o (muy de arquitecto sujetándose la barbilla) "interesante". Pero también, como es normal, salió el típico: "Vaya búnker nuclear".

Eso es normal y hay que aceptarlo: El hormigón visto es intolerable para muchos. No lo pueden soportar: Es frío, duro, antipático... (Curiosamente sí les gusta una fachada de ladrillo visto, que no es que a mí me parezca blandito precisamente. Pero como fachadas de ladrillo visto las ha habido toda la vida la gente está acostumbrada y las ve como a algo acogedor y familiar. Eso es así).

En seguida saltó Ekain Jiménez, adalid de todas las causas perdidas, y completó las fotos de Manuel con estas:




Pero si con ellas pretendía demostrar que la casa es acogedora y que se puede vivir a gusto en ella no lo consiguió. Si alguien se incomoda por ver hormigón al exterior ya llega al paroxismo de la repugnancia al verlo en el interior.

La gente (iba a decir la Humanidad, pero me quedaba muy ampuloso) tiene, en general, una relación muy compleja y alambicada con el hormigón. Incluso muy hipócrita.

El hormigón es un material extraordinario, muy resistente, fácil de manejar y barato. Viene a ser una roca artificial, formada por conglomerantes y productos inertes que le "dan cuerpo". El hormigón actual que más utilizamos está formado por un conglomerante (el cemento), unos productos inertes o "áridos" (arena y grava) y agua para unirlo todo, hacer la masa y disparar el fraguado. Por cierto: llamadlo "hormigón" en España o "concreto" en Hispanoamérica, pero nunca "cemento". El cemento es uno de los componentes del hormigón, y se presenta en forma de polvo molido, normalmente de color gris. (Es como si en vez de decir "pan" dijerais "harina". No es correcto y quedáis mal).

Hace milenios que se conoce y, por ejemplo, los romanos lo hacían con una composición muy similar a la actual, y lo aplicaron extraordinariamente bien a todo tipo de obras que aún se mantienen en pie.

El hormigón es una roca hecha por nosotros y además hecha en un estado blando o incluso fluido que nos permite verterla sobre un molde y esperar a que se endurezca para que adquiera la forma que queramos. Así, sobre cimbras de madera y nervaduras de ladrillo, o entre dos hojas de fábrica, se ha vertido hormigón desde siempre.

Coliseo. Roma

El hormigón, como roca artificial que es, tiene el mismo problema que cualquier roca: aguanta muy bien esfuerzos de compresión pero muy mal (apenas nada) los de tracción. Eso hace que no nos sirva para hacer algo tan necesario como una viga.

Una viga trabaja fundamentalmente a flexión. Una viga apoyada en sus dos extremos y sometida a carga vertical (los pesos que tiene que aguantar) tenderá a deformarse como en la imagen de arriba, de modo que su parte superior se acortará por la compresión, cosa que tanto la piedra como el hormigón aguantan muy bien, pero la parte inferior se alargará por tracción, que es algo que no pueden resistir, y se producen grietas y fisuras porque las partes traccionadas del hormigón se abren y separan.

Por eso, a lo largo de la historia se han hecho de piedra u hormigón los muros, las columnas y demás elementos verticales que trabajan a compresión, pero para las vigas no servía otro material que la madera. (Incendios a lo largo de siglos). Lo más horizontal que se podía hacer con piedra y hormigón eran arcos y bóvedas, que no es poco, porque su forma hace que descarguen en líneas que transmiten compresiones.

Ungewitter (reproducido por Heyman): Líneas de esfuerzos en arbotantes y
en pilares de una nave central. Es estructura de fábrica de piedra, pero con
hormigón la idea es similar: Hay que buscar que se transmitan compresiones.

El colmo de los colmos fue cuando en los albores del siglo XX a un genio se le ocurrió que si metía barras de acero en la zona en la que una viga de hormigón sufría tracciones estas barras las soportarían. Y fue mano de santo.

Desde entonces se arman vigas, pilares, losas, láminas, cáscaras, zapatas, muros... Y el hormigón armado es el material rey. Adquiere formas variadas e incluso, lamentablemente, a veces estúpidamente caprichosas, y lo que no aguanta el hormigón a compresión lo aguantan sus armaduras de acero a tracción(1), de manera que para todo vale.

Gracias a él hemos sido capaces de hacer cosas hasta ahora impensables: Voladizos enormes, puentes de luces inconcebibles... de todo. Entre el hormigón armado y el acero laminado la arquitectura ha dado un giro inverosímil, impensable hace apenas un siglo y medio.

Al hormigón le debemos todo, pero es tan feo... El hormigón es el trabajador eficiente pero no queremos que asome. Lo dejamos trabajar, pero escondido. Lo necesitamos, pero no queremos verlo.

Somos unos hipócritas y unos desagradecidos con él.


(Y yo me he enrollado demasiado y ahora es cuando tenía que empezar mi entrada propiamente dicha, pero ya veis lo tarde que se nos ha hecho).


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(1). Bueno, vale: también hay armaduras de acero que están ahí para ayudar al hormigón con la compresión, pero bastante me estoy enrollando hoy, así que lo dejo como una introducción muy somera para dar una idea muy general.

12 comentarios:

  1. Esto si que es una lección en defensa de un elemento tan indispensable, nuestro querido hormigón. Muchas gracias, siempre tan atento connmigo, no te defraudaré. Abrazo

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  2. El ladrillo gusta más no solo porque es más familiar. También tiene un color más cálido (no es gris como el hormigón), los ladrillos forman patrones y permiten variedad en su colocación (menos monótono que el hormigón), etc. No me extrañaría que, aunque alguien no tuviera familiaridad con fachadas de madera o de tela, encontraría una cabaña nórdica o una yurta mongola más acogedora que una masa de hormigón gris. ¿Qué problema hay con recubrirlo? Las bajantes de agua o los cables eléctricos también cumplen una función esencial y no por eso deja de ser, en la mayoría de los casos, poco acogedor dejarlos a la vista.

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    1. Si usted cree que el hormigón no forma patrones y no tiene variedad en su colocación es porque quizá usted nunca ha visto un muro de hormigón.

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    2. Intento entender por qué la gente prefiere una casa de ladrillo a una de hormigón. Pero nada, seguro que es solo porque la gente no está familiarizada: hay que construir con más hormigón. Luego os extrañará por qué nadie os toma en serio a los arquitectos.

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  3. Estupendo Articulo, os felicito por su blog, quiero hacer un curso de arquitectura y me recomendaron esta web https://fpciclosformativos.com/c-ciclo-formativo-arquitectura-ef%C3%ADmera pero quisiera una opinión de alguien mas, que pueda ayudarme y decirme que tal le parece, por favor

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  4. Lo obsceno, aunque tenga su función,es lo que está fuera de escena,como las vísceras, la tramoya,el esqueleto o lo escatológico. No llevarlo a escena no es un acto de hipocresía. Pero como estáis totalmente imbuídos de posmodernidad y pensamiento blandito y además sois unos santurrones y sectarios de cojones, aquí estáis defendiendo el feísmo y el relativismo estético y artístico, con vuestra cháchara charlatanesca de costumbre. Sólo así se entiende que queráis hacer pasar edificios que hacen de un tanatorio un nidito de amor como el cúlmen de la belleza y lo acogedor.

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    1. Si así es, mejor esconda al ignorante que se encuentra entre sus vísceras y no lo deje visto. Déjenos a los blanditos disfrutar de nuestras obscenidades y quédese usted con su vernaculismo medieval.

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    2. En cambio su ignorancia y estupidez quedan totalmente a la vista como un zurullo en el retrete. Hay que ser tontolbolo y un moralista rancio para hablar de hipocresía por no mostrar lo obsceno o por revestir un material. Al autor del artículo, un sectario meapilas del hamparte y sus correligionarios tontocéntricos de verborrea inane, veo que le ha escocido el comentario y ha ido a llorárselo a sus amiguitos. Decirle que el estúpido es ud, además de un pésimo pensador y filósofo y ya puede,a falta de argumentos propios,hacer captura del comentario, para que le hagan casito y buscar un linchamiento en las redes con sus coleguis.Me la suda. Ya decía Erasmo que los asnos se frotan entre ellos. Me he divertido mucho. No les contestaré más.

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    3. El uso del término 'hamparte' le delata y no le deja en buen lugar. Obvio soy un pésimo filósofo, pero eso no le hace a usted mejor.

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  5. Un muro de hormigón visto, sin más,se me suele hacer desagradable por un color oscuro y una tendencia a la irregularidad según donde caiga o desagüe la lluvia o la suciedad, no recién hecho sino después de algunos años. Me puede parecer expresivo en un lugar específico pero no agradable en un conjunto de edificios similares. Para gustos colores. El ladrillo y la piedra tb se ensucian pero estaremos más acostumbrados. Se podrá limpiar, pero no veo que se haga casi nunca, y se podrá calcular por donde le cae la lluvia o tiene que ir el desagüe, pero tres cuartos de lo mismo. Sin embargo hay muchas posibilidades, y con la textura del encofrado, o combinado con otros materiales, la cosa cambia. De hecho, me parece horroroso cuando al arreglar una fachada van y pintan de gris el hormigón visto. Por otra parte, no veo que sea hipócrita ocultar el material estructural,siempre que la fachada no sugiera con sus columnitas y sus ménsulas una estructura completamente diferente. Los sofás y los colchones no llevan la espuma ni los muelles vistos y tampoco pasa nada. Hormigon? Segun donde y como. La casa del post, pues interesante, pero dentro de 20 años, si han hecho otras 3 o 4 iguales, y el hormigón va churretoso y con goterones, pues no me gustará el sitio.

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    1. Un apunte: a lo largo de la historia se han puesto siempre "columnitas" para sugerir una estructura donde no la hay. Desde el Partenón de Atenas (que tiene más columnas de las que estructuralmente necesita, por no hablar de que imita en piedra una construcción de madera) hasta la cúpula del Duomo de Florencia ("columnitas" que esconden la estructura de ladrillo en espiral) pasando por el Coliseo (las "columnitas" de la fachada son decorativas, como prácticamente todas las columnas en la arquitectura romana).

      Usar "columnitas" para sugerir una estructura distinta a la real nunca han supuesto un problema. Al contrario, siempre han sido un medio esencial para crear fachadas bellas. Hasta que llegó el siglo diecinueve con su moralismo. La obsesión con la "honestidad" del movimiento moderno es un resquicio de este puritanismo victoriano que a estas alturas solo los arquitectos comparten.

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    2. La obsesión con la "honestidad" se la debemos sobre todo al movimiento neo-gótico. Las "columnitas" clásicas eran poco menos que pecaminosas; había que volver a la pureza espiritual de la Edad Media y por tanto a su arquitectura. En el gótico primaba la expresión de la estructura, y eso lo hacía moralmente superior. Un siglo después, los "modernos" copiaron literalmente el argumento de los neo-góticos para justificar su estilo. Como digo, la obsesión por la "honestidad" no es más que un resquicio rancio del moralismo decimonónico.

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