martes, 22 de diciembre de 2020

El convento

Todos conocemos el feo pero eficaz dicho de "para lo que me queda en el convento..." Pues bien, a Donald Trump ya sí que parece que le quedan muy pocos días, aunque nunca se sabe, porque este hombre es capaz de cualquier cosa, y tiene seguidores muy locos.

Pero de lo que quiero hablar hoy es de que, ya prácticamente con un pie fuera de la Casa Blanca, yéndose y ya casi desde el patio, ha dictado una orden ejecutiva que se ocupa del gran tema que han tocado todos los grandes estadistas que en el mundo han sido: La arquitectura.

Este hombre, consciente de la necesidad de dejar un buen legado tras él, un gran recuerdo de su paso por el poder casi omnímodo, ha hecho una proclama por la buena arquitectura, la arquitectura decente, la que a él le gusta. (Bueno; la que a él le gusta y la que le gusta a todo ser humano bien nacido).

Trump con su familia en su apartamento de la Trump Tower en
la Quinta Avenida de Nueva York. Obsérvese... obsérvese todo.

La orden ejecutiva que acaba de dictar prohíbe la arquitectura moderna ("brutalista") en todos los edificios federales, que deberán ser obligatoriamente de estilo agradable, noble y digno. 

Primera página de la orden ejecutiva
(Clicadla para poder leerla)

Tras una introducción que parece escrita a dos manos por el Príncipe Carlos de Gales y Léon Krier, en la que se loa la buena y muy noble arquitectura de los antiguos griegos y romanos (pero para ellos era arquitectura moderna), habla de la necesidad de que los edificios públicos den ejemplo de hermosura y de decoro y, por lo tanto, sean diseñados al estilo clásico.

Se acepta neoclásico, "Greek Revival" (?), renacentista, Beaux-Arts, Art Déco...

-¿Art Déco? Eso ya es decadente.
-He dicho Art Déco.
-Bueno, de acuerdo, señor presidente.

Y, por supuesto, se prohíbe el estilo moderno, que es brutalista.

-Usted sí que es bruto.
-¿Decías?
-No, nada, señor presidente. Mi presidente.

Cuánto les gusta la arquitectura a todos los que tienen poder. Qué tendrá la puñetera arquitectura que indigna y complace tanto. No ha habido poderoso, sea del signo que sea, que no haya pontificado sobre cuál es la buena y verdadera arquitectura. Curiosamente en demócratas se da menos. Esto es cosa más bien de dictadores o seudodictadores. Estos son quienes más empeño ponen en decirle a la gente cómo tiene que vivir. Y si algo muestra la forma de vivir es la arquitectura.

Y siempre es el mismo estilo: El neoclásico, que a su vez va "degenerando" en algún tipo de Art-Déco, ya sea en los pináculos de las torres moscovitas, en las cúpulas del Gran Berlín o en la cruz del Valle de los Caídos. Son curiosísimos elementos de decorativismo áulico (estupenda contradicción) en la que se pretende una arquitectura solemne a la vez que meliflua, tan grandiosa como pastafloral. Es como la espuma de la nata montada de la ideología.

¿He dicho ideología? No lo es, porque se da en comunismos, capitalismos, fascismos y religiosismos. No es ideología. Es cultura. Bueno, incultura. Es un "quédense quietecitos y muy solemnitos, y no se me muevan". El capitel corintio en ayuda del orden social y de la paz de espíritu. Los triglifos y las metopas en auxilio de la decencia.

El jefe de estado deviene en promotor de salones de bodas, regentador de palacios del pollo frito y constructor de panteones. El líder del pueblo se hace arquitecto de sueños y guía a los suyos hacia un horizonte de felicidad.


[Escribo horizonte de felicidad en el Google-imágenes y esta es la primera que sale. ¿Previsible? Sí. ¿Preciosísima? Por supuesto. Esto lo entiende todo el mundo. Esto lo quiere todo el mundo. Como la arquitectura neoclásica. (El sol no estaba incluido en las palabras de búsqueda, pero Google te lo regala. También es así la arquitectura clásica. La respetabilidad no es obligada, pero viene de regalo con el fuste estriado. Y las emociones van incluidas en el arquitrabe, en el frontón y en las acróteras)].

Otra cosa que les pasa a los líderes mundiales es que saben más que nadie. Para proclamar su orden ejecutiva no es que no haya preguntado a arquitectos, diseñadores, historiadores y críticos, es que dice precisamente que no hay que hacer caso a arquitectos, diseñadores, historiadores ni críticos porque es por culpa de los arquitectos, diseñadores, historiadores y críticos por lo que las cosas han llegado al abismo de horror al que han llegado.

No. No se asesoran por nadie. No escuchan a nadie que se salga de su íntima camarilla de pelotas y de iluminados. ¿Acaso no hay ningún científico en los Estados Unidos de América? ¿Acaso no hay nadie que sepa algo de microbiología ni de epidemiología? ¿Acaso, si alguien hubiera, el presidente de la nación no tendría acceso a él para consultarle alguna cosa? Pues recordad que este ser omnisciente recomendó la ingesta de lejía para vencer al virus. Así se las gasta el jefe del estado más poderoso, más avanzado y más sabio de la Tierra.

Este ser nos dice que tiremos a la basura todo lo que sabemos de arquitectura, que desoigamos a quienes tienen algo que decir sobre ella para hacerle caso a él, que es quien más sabe. (Y ahora vais, si tenéis narices, y volvéis a mirar su saloncito de la primera imagen).

Este iluminado, como todos, coherentemente con toda su trayectoria, dice que el ser inculto es noble y bueno, y que la espontaneidad de su juicio y su ignorancia es superior al parecer de quien se ha consagrado a un conocimiento o a una profesión. Este ser nos dice que todo el mundo sabe de cualquier cosa, menos quienes la han estudiado, porque el estudio es una especie de vicio o de veneno que echa a perder la virginal limpieza de criterio: Ese criterio jovial, desenfadado y límpido que te hace amar el Greek Revival o beber lejía como un poseso.

21 comentarios:

  1. Igual lo que algunos quieren prohibir es hacer arquitectura historicista. Degenerada dirían como los nazis, la ornamentación artesanal es un crimen y no la piel del edificio. Lo bonito son las bullipolleces, el éxtasis del conceto, la papilla posmoderna del menos es más, la vacuidad sublimada ante las masas y alentada por los tontos con gorra de plato mientras otros se hacen de oro con el Lemans Brothers del Arte Moderno ( ya ni moderno). Decía Séneca que algunos son grandes porque están subidos en un pedestal. Los que se rompen la túnica con los graffiteros mientras destruyen los Cascos Históricos ( dinamizar dicen los caraduras) y les añaden, para evitar supuestos y ridículos falsos históricos ( criterio este sin consistencia alguna) elementos modernos que en nada armonizan con el estilo, formas y materialidad del monumento sobre el que intervienen, ni respetan su genius loci. Estos son mil veces peores y más dañinos que los graffiteros. Tan cultura es el historicismo como la arquitectura brutalista o la racionalista.

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    1. El historicismo este, en Port Aventura, que es su lugar.

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    2. Arte degenerado. Y gran parte del arte vanguardista al vertedero.

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  2. Le Corbusier hubiera destruido el centro histórico de París para construir torres y autopistas, mucho más eficiente que los decadentes bloques de seis alturas y estrechas calles decimonónicas. Mucho más "científico".

    Lo cierto es que la arquitectura no es una ciencia. Los estilos arquitectónicos no responden a imperativos objetivos, sino a una cuestión de gusto. El gusto de los "expertos", como el que quería demoler el viejo y obsoleto París, no vale más que el gusto de los millones de turistas que visitan la ciudad para disfrutar de su arquitectura y urbanismo clásico. Tampoco vale más que el gusto de alguien que prefiera vivir en un hogar tradicional que en uno moderno.

    El gusto se educa, por supuesto. Pero ¿estudiaste tú las proporciones clásicas en la universidad? ¿Sería la mayoría de los arquitectos contemporáneos capaz de diseñar un buen edificio clásico? La respuesta es no, porque no se estudia en las escuelas. Porque es tabú. Diseñar con uno de los lenguajes más ricos, depurados e importantes de nuestra historia está prohibido en las escuelas de arquitectura. ¿Por qué?

    Los arquitectos no son científicos, expertos en gusto ni poseedores de la verdad. No son quién para imponer sus dogmas estilísticos sobre los demás. Lo llevan haciendo desde la posguerra, ya era hora de que alguien les parara los pies.

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    1. Yo soy arquitecto y siento decirte que si, si estudiamos durante la carrera las reglas de composición y proporciones (clásicas¿?), concretamente en una asignatura anual que se daba todos los años : Historia del Arte (I;II;III;IV;V;VI...)
      Lo que no me queda claro es a que te refieres con reglas clasicas.... al entendimiento de la composición del espacio por los romanos? griegos? bizantinos? arte gótico? barroco?
      La realidad de construir con esas reglas respondía a unas dinámicas, necesidades y vida propias de su tiempo que nada tienen que ver con las de ahora.

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    2. Exacto, en historia estudias que existían. No te enseñaban a aplicarlas, y si lo intentabas en proyectos, aunque fuera como ejercicio puramente académico, estabas muy probablemente suspenso.

      Me refiero a los principios de articulación, jerarquía, simetría, etc. que están presentes en todos esos estilos. Hace no mucho, era parte de la educación de un arquitecto ser capaz de diseñar en estilo gótico, o bizantino, o renacentista, o incluso una mezcla o una abstracción de estos, en función del carácter que debía representar el edificio.

      Si los edificios antiguos responden a necesidades y vidas que nada tienen que ver con las de ahora, ¿cómo es posible que muchos de ellos sigan en perfecto uso? Desde museos, estaciones de tren, fábricas, oficinas, viviendas... Que tengan una fachada clásica no significa que no puedan ser funcionales y adaptarse a la vida actual. Y la gente valora la belleza de los edificios clásicos. Por suerte hemos superado la fase de tirar abajo edificios "obsoletos" para construir edificios "de nuestro tiempo" (como proponía Corbusier con París). Sabemos que eso fue un error que no ha conducido más que a enormes pérdidas.

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    3. Ahora que lo pienso, las estaciones de trenes decimonónicas son un muy buen ejemplo de cómo la arquitectura clásica puede adaptarse, con imaginación y flexibilidad, a nuevas necesidades y nuevas tecnologías.

      Y por aclarar, esto no es una diatriba contra la arquitectura moderna. Sí contra la actitud dogmática y rígida de muchos arquitectos. No es verdad que la única arquitectura posible es la que intenta no parecerse a la arquitectura clásica. Es un dogma estúpido y bastante anticuado ya.

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    4. Yo es que creo que seguimos sin ponermos de acuerdo en lo básico.
      No existe la arquitectura clásica. No ha existido nunca. Ninguna manera de pensar perdura más de 100 años, y la arquitectura no es una excepción. Los principios de jerarquía, simetría y articulación son totalmente distintos ente un edificio gótico y uno renacentista, por ejemplo.

      Si ya partimos de una idea falsa, pues luego como que el argumento nos hace aguas.

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    5. Mira la fachada de la catedral de Milán. Sí te fijas, porque hay que fijarse, ¡hay elementos claramente renacentistas en una fachada gótica! Y están perfectamente integrados. Hay muchos ejemplos 'híbridos' donde estilos de distintas épocas se mezclan en armonía. Porque siguen básicamente los mismos principios. No puede decirse lo mismo de las intervenciones modernas, que con poquísimas excepciones, chirrían y destrozan la unidad del edificio original.

      Es, de nuevo, un problema de educación. En la escuela se enfatizan *las diferencias* entre los distintos estilos históricos, olvidándose de los muchos puntos en común que todos ellos tienen. Y luego llega el siglo s.XX y la conclusión es que hay que tener estilo propio (?) y que debe diferenciarse a toda costa de todos los anteriores (?). Son racionamientos puramente académicos, que por cierto nacen en el siglo diecinueve (hace más de 100 años) y que poco o nada tienen que ver con el mundo real.

      Hablando de años, 'Hacia una Arquitectura' de Le Corbusier de escribió hace exactamente 97 años. El movimiento moderno lleva ya un siglo con nosotros... Pero ese no es el punto. Seguimos haciendo música con las mismas fórmulas armónicas y rítmicas que usaba Mozart. No hace falta reinventar la rueda y que toda nueva música sea dodecafónica porque nuestro siglo poco tiene que ver con el de Mozart. ¿Y qué? Seguimos siendo tan humanos hoy como entonces.

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    6. Es que la fachada de Milán no es gótica. La fachada de Milán se construyo en el siglo XIX, por eso es un popurri. Los historicismos del XIX no son mas que la evasión de la realidad de un siglo traumático, donde los autores se refugian en fantasías pasadas.

      Nunca, nunca antes se había pretendido construir imitando estilos pasados. Si asi fuera , hoy en las monedas de 5 cent no tendríamos la fachada barroca de Santiago de Compostela, sino que en el XVIII hubiesen construdido una neorromanica "para no ser ser tan modernos".
      La obsesión por los historicismos y la arquitectura de imitación aparece en el XIX y perdura hasta ahora, pero antes no existía.

      En cuanto a lo de movimiento moderno (me parece que te refieres únicamente a su estética).... cualquier estética de arquitectura de hoy en día nada tiene que ver con le Corbusier ( Flores i Prats, Abalos, mvrdv ¿?)
      Pero es que buena parte de la arquitectura de los 60, 70...90 tampoco se parecía en nada a Le corbusier (Pietila, los Kroll, Higueras...¿?)

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    7. Sí el siglo XIX fue traumático, ¿el siglo XX qué ha sido?

      Dices que nunca antes se había pretendido construir imitando estilos pasados. ¿Y la arquitectura romana imitando a la griega? ¿Y la arquitectura románica imitando a la romana? ¿Y el renacimiento? ¿El barroco qué es sino la experimentación dentro del lenguaje clásico? Al revés, el movimiento moderno es, por primera vez en la historia, un llamamiento a evitar cualquier parecido con todo estilo pasado. Quizás en parte como fantástica evasión hacia un prometedor futuro sci-fi tras el gigantesco trauma de dos guerras mundiales. Tabula rasa, borrón y cuenta nueva.

      Por supuesto que hay una inmensa variedad dentro de la arquitectura moderna. Ni siquiera el Le Corbusier tardío se parece al que escribió 'Hacia una Arquitectura'. Por supuesto que hay excepciones. Pero la norma general a la que responden es esta: Prohibido usar el lenguaje que nuestra arquitectura ha hablado durante milenios. Da igual que sea un lenguaje perfectamente válido y, en muchos contextos, más deseable que el lenguaje moderno. Está prohibido bajo cualquier circunstancia. ¿Por qué? Dogma de fe.

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    8. La arquitectura romana no imitaba a la griega. Y desde luego la románica menos. De lo que tu hablas es de la herencia de elementos constructivos (columnas, frontones, arcos) y tipologías ( comunes dada la herencia cultural) , elementos que también se han heredado en el movimiento moderno y que lógicamente han evolucionado.

      La arquitectura contemporánea también tiene columnas (aunque no corintias o salomónicas) y también hace uso de bóvedas de cañón, pero las usa en su manera evolucionada y contemporánea, no citándolas literalmente (aunque si existen buenos ejemplos de citas directas)

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    9. Claro que la arquitectura romana imitaba, o tomaba como modelo, a la arquitectura griega. La románica, en fin, su nombre lo dice todo. Igual que en el siglo diecinueve se tomaban estilos anteriores como base para innovar y aplicarlos a nuevas tecnologías y funciones. Por ejemplo, estaciones de tren.

      Es raro decir que una columna cilíndrica de hormigón desnudo y sin mayor detalle, por poner un ejemplo, es una forma "evolucionada" de los órdenes clásicos. Es simplemente otra cosa. Una columna clásica, con su base, su fuste, su capitel y su entasis, no es una forma primitiva de una columna recta de hormigón sin más detalle. Otro de los mitos de los arquitectos—la abstracción como "progreso"—que nadie más está dispuesto a tragarse.

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    11. Yo es que creo que hay una diferencia enorme entre un movimiento que actúe por imitación a que actúe por continuidad (o en el lado contrario por rupturismo). Por eso me parece que no vamos a ponernos de acuerdo. Tu defiendes el uso de historicismos y el problema que hay es que ni siquiera estamos de acuerdo en los principios básicos que operan en la evolución de la arquitectura ( la imitación, la continuidad, la abstracción)

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    12. En última instancia lo que defiendo no son los historicismos sino el pluralismo. Creo que esa es la base de una sociedad moderna y democrática. Se puede componer y escuchar jazz igual que pop o música clásica. Puedes decorar tu casa con muebles tradicionales o modernos. No veo por qué hay que imponer juicios de valor a determinados gustos.

      Por contra y por desgracia, el mundo de la arquitectura es bastante más doctrinario de lo que corresponde. Determinadas preferencias estilísticas están prohibidas y pobre de ti cómo se te ocurra diseñar algo fuera de lo considerado "de su tiempo" por un puñado de académicos. Mientras tanto, es un secreto a voces que al público en general no tiene esos prejuicios, y desconfía de los arquitectos y sus ínfulas. Por suerte, veo que empiezan a salir voces que gritan que el emperador está desnudo, y me alegro.

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    13. Hablándo de híbridos góticos y renacentistas. Acabo de acordarme de la catedral de Segovia. Preciosa mezcla de estilos clásico y gótico.

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    14. O el interior de la Catedral de Granada. Espectacular. La verdad es que en España hay ejemplos magníficos de mezclas entre el estilo clásico y gótico.

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  3. Y el que les para los pies vive en un "hogar tradicional" con león disecado (supongo) incluido.
    Vamos ¿un chupito de lejía?

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  4. Como siempre nuy bueno, José Ramón.

    Al leerlo he recordado aquello de "Il est interdit d'interdire" del ya casi olvidado mayo francés.
    Y el "Vivan las caenas" de cuando Fernado VII,
    Y la película de Ingmard Bergman, "El huevo de la serpiente".
    Y a Ortega, sus masas y sus élites.

    Y sobre todo he recordado aquel cuento del sabio que señalaba la luna pero la gente miraba al dedo.

    En fín; ¡Malos tiempos para la lírica!

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  5. ¡Magnifico como siempre!
    Esto recuerda la escena en la que hacen "más humano" el edificio de Howard Roark en la película "El Manantial" ......... casi siempre la realidad supera a la ficción.

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