sábado, 10 de febrero de 2018

Simetría y no sé si física cuántica (I)

La simetría -en un sentido amplio- es la correspondencia entre las partes de un todo. Dicho así, podemos entenderla como algo orgánico, funcional y dinámico. Pero habitualmente solo tomamos como simetría una de entre todas las posibles: la especular.

Los animales tenemos simetría especular

La simetría especular, como caso particular (y el más extendido) de la simetría, nos sugiere cosas muy distintas a las que hemos dicho antes: rigidez, estatismo...

Los animales tenemos simetría especular. Los coches, los barcos y los aviones también. Parece obvio que para correr, nadar y volar es mejor ser simétrico que no serlo. Y sin embargo se me ocurren dos observaciones que no sé si llevan a algún sitio:
La primera es que los animales somos simétricos para andar, nadar o volar y sin embargo para poder hacer esas cosas tenemos que romper nuestra simetría. Si nos quedamos simétricos no nos movemos. Es la rotura momentánea de la simetría la que permite el movimiento, aunque luego se conserve y optimice gracias a ella.
La segunda es que los animales, los coches, los barcos y los aviones, somos simétricos por fuera y asimétricos por dentro. Las vísceras (hígado, páncreas, intestinos, bazo, corazón) no son simétricas. El interior del capó de un coche tampoco lo es. Llama la atención que un interior asimétrico se cierre con una cáscara simétrica.

Interior asimétrico para exterior simétrico

Se me ocurre pensar que la vida, lo orgánico, y también la función, se basan en una simetría exterior, aparente, y una asimetría interior, íntima. Ya sé que esto que pienso es una tontería, pero es lo que me sale. (De donde no hay no se puede sacar).

Y enlazo eso con las arquitecturas de Frank Lloyd Wright y de Sáenz de Oiza. Wright odiaba cordialmente la simetría porque era sobre todo un arquitecto de casas, y en una casa la simetría es una mala elección de diseño. Bueno: Me refiero a la rígida simetría especular.

La simetría especular te obliga a hacer cosas bastante raras. Si es una simetría perfecta, como en la Villa Rotonda de Palladio, te obliga a hacer cuatro pórticos, cuatro escaleras interiores, cuatro salones, cuatro gabinetes... Un disparate(1).

Andrea Palladio, planta baja de la Villa Capra (la Rotonda), Vicenza, 1566-1570

Y si es de simetría especular aparente para dar imagen al exterior pero asimétrica por dentro te obliga a que la cocina tenga la misma ventana que el salón, el baño la misma terraza que un dormitorio, y cosas así. Otro disparate.

En las casas de Wright hay una simetría en sentido amplio, tal como decíamos al principio cuando hablábamos de correspondencia orgánica, funcional y dinámica. Hay simetría porque a un ala derecha le corresponde una izquierda, a un cuerpo de izquierda a derecha en planta baja le corresponde (y dialoga y discute con él) otro cruzado de delante atrás en planta alta, a un eje lo pone en duda (¿o lo refuerza?) otro ligeramente desplazado, etc., pero no son elementos iguales. Son correspondientes y parientes, pero no hermanos gemelos.

Frank Lloyd Wright, planta baja de la casa Willits, Highland Park, Illinois, 1901

Sin embargo en sus escasos edificios públicos sí usaba la simetría especular.

Frank Lloyd Wright, plantas del templo unitario de Oak Park, Illinois, 1905-1908.
El diseño es tan completamente simétrico que el arquitecto dibuja media planta baja
a un lado del eje y media planta alta al otro lado.

Porque el espacio de la casa es íntimo y secreto como las vísceras o las piezas del motor del coche, asimétricas, mientras que el espacio del edificio público es vistoso, aparente, y la simetría especular lo compone con solvencia.
Pero, claro, la simetría especular no se justifica solo porque "quede bonita". En estos casos es algo más.

Oiza decía que él tenía el primer tomo del Ulises en su estudio y el segundo en su mesilla de noche. Eran sus libros y él sabía perfectamente dónde estaban y era dueño de su desorden. Pero sin embargo en una biblioteca pública los libros no pueden estar así. No puede estar el tomo 1 en la planta baja y el 2 en la primera. En una biblioteca pública los libros tienen que tener un orden reconocible por todos los lectores. Tienen sus tejuelos con sus signaturas, se pueden buscar ahora con el ordenador y entonces con las fichas de cartulina de los catálogos. Están colocados por géneros, y dentro de cada género por temas, por orden alfabético del autor, etc. Mientras que en mi casa puedo tener el tomo 1 en el estudio, encima del Romancero gitano y el tomo 2 en la mesilla, debajo de El desierto de los tártaros.
En la biblioteca son los libros de todos y deben estar al alcance de todos, reconocibles por todos, pero en mi casa son mis libros y basta con que yo me entienda con ellos.

Pues eso mismo pasa con la simetría especular en edificios públicos y la asimetría en las casas. Y, naturalmente, de ahí lo de la (no sé si acaso) física cuántica.
Pero esto ya me está quedando muy largo y yo me estoy poniendo demasiado estupendo. Descansemos un poco.


(1). La Villa Capra de Palladio no es un disparate porque no es una casa. Es una villa de verano para fiestas y recepciones, un espacio público en cierta manera, o al menos un espacio para ofrecer al público. Por eso su rigidísima simetría no es inapropiada. Si verdaderamente fuera una casa, ¿qué pintan esos cuatro pórticos, esas cuatro escalinatas interiores, esos salones dispuestos así?

5 comentarios:

  1. Interesante reflexión

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    1. Sí señor. Como todas las que hace José Ramón.

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    2. Mira que sois majos y mira que me animáis a seguir escribiendo.
      Muchas gracias.

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  2. No seas tan modesto! Decir eso de una simetría interna y una asimetría interna no es ninguna tontería! En la obra de Wright eso pasa muchas veces y Kahn siempre empezaba con una simetría global para después acomodar el programa de modo asimétrico, como suelen ser los programas.

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  3. Estoy de acuerdo. Muy buena reflexión. Eres un crack.

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