jueves, 3 de agosto de 2023

Vacaciones (L.O.V.E.)

Acabo de comenzar mis vacaciones y recuerdo que yo antes ponía alguna cosita de jazz de vez en cuando, especialmente en vacaciones, y que desde hace ya bastante tiempo no lo hago. Como el jazz se presta a todo y estoy un poco más procrastinador (y tranquilo) que de costumbre voy a aprovechar.

El motivo por el que hoy os pongo esta canción es que a Ana Amado le gustó la entrada que le dediqué e hizo un reel (lo que sea eso) mencionándome, y como fondo puso su comienzo (lo que da tiempo en un reel, sea eso lo que sea). A mí me sonaba mucho, pero no conocía su título. Eso sí, la voz era la de Andrea Motis y el estilo y la mano eran los de Joan Chamorro. Eso no admitía duda.

Empecé a ver vídeos de Youtube de esta gente y en seguida lo encontré: L.O.V.E.

Una canción agradable pero tontísima cuya letra se limita a deletrear la palabra love: ELE es por la forma en que me miras (mirar = look); O es por lo único que veo (único = only one); UVE es muy muy extraordinario (muy = very), y E es incluso más que cualquier cosa que puedas adorar (incluso = even). La cosa consiste en cantar esa primera estrofita deletreadora, hacer una segunda con la misma música pero con otra letra, repetir la primera y repetir la segunda. Y ya. Una faena de aliño con cuatro estrofas para las que el músico ha compuesto solo cuatro versos y el letrista ocho.

Ahora bien, por lo que sea resulta una canción deliciosa. Una cosa fresca y agradable, sin más, que fue compuesta para Nat King Cole, quien la cantó con su habitual elegancia y soltura.

Cole ya nos demuestra que un buen cantante con un buen arreglo puede hacer lo que quiera, y lo hace estupendamente. Y, sobre todo, para meter chicha, entre la segunda y la tercera estrofas hay un solo de trompeta variando y desdibujando la melodía que introduce algo de profundidad. No hace falta más para tener una canción preciosa.

Andrea Motis (ya la hemos visto y escuchado al principio) canta mucho más rápido que Nat King Cole y al final de la segunda estrofa (se ha cepillado las dos en solo treinta y siete segundos) hace un fulgurante solo de saxo alto que funde los plomos con dieciocho mil estrategias de maestra (y ahí tiene solo quince años de edad). Inmediatamente después hace el suyo de guitarra Josep Traver, también muy fresco y con todo el quinteto entregado, para dar paso otra vez a Andrea Motis, que vuelve a cantar las dos estrofas a su endiablada velocidad y ataca su segundo solo, esta vez con la trompeta, que es su "instrumento fuerte" o "instrumento principal" (jolín, menos mal que el saxo alto no lo era). Un sonido limpio y muy competente de quien en esa grabación es aún solamente una "aprendiz de estrella".

(Por cierto, no sé si a Joan Chamorro, con su Sant Andreu Jazz Band, se le valora suficientemente la prodigiosa capacidad de sacar jóvenes talentos constantemente. Esto sí que es una Masia, mucho más que la del Barça).

Una vez más vemos que todo puede ser jazz, porque este es una forma de decir, de pensar y de sentir que se impone a cualquier melodía y armonía, y las coloniza y hace suyas.

Aturdido por estas dos interpretaciones de una canción tan sencilla, tan optimista y tan bonita, busco más formas de enfocarla y doy con este enorme músico que se prodiga por instagram: @caseybassy (el bajo Casey).


Casey Abrams (@caseybassy)

Toca con su amigo Stefano (@stefanomusic), que se afana en la cocina y que de repente se arranca a cantar muy bien. (No puedo insertar el vídeo. Por favor, vedlo aquí).

Ellos solo hacen las dos estrofas, y solo una vez, y con el único apoyo del contrabajo, que es un instrumento rítmico y armónico a la vez, por una parte muy poco lucido y muy minimalista, y por otra básico, fundamental, imprescindible. No sé si la brevedad de la interpretación, el poco espacio en el que están y la ambientación un poco incómoda e incluso algo cutre (todo intencionado, por supuesto) hace que por contraste esa canción tan bonita y tan pura brille mientras se perpetra esa pasta con esa indecente (qué asco)(1) cantidad de queso rallado. Es un juego, una cosa fresca veraniega, una aparente tontería. Pero la música no es tonta. Este divertimento exige un estudio y una aplicación tremendas.

Solo por ver ese vídeo, y sin conocerlo de nada, ya me hago seguidor suyo. (Las cosas buenas hay que buscarlas con avidez y atesorarlas con mucho cariño)(2).

Veo los tres vídeos seguidos y los vuelvo a ver. Y me parece que la música es algo very very extraordinary, y una misma composición está sujeta a mil formas de interpretarla, de verla y de entenderla, como la vida. Y con esa vida que fluye para todos os deseo unas buenísimas vacaciones a quienes las tengáis, y buena música a todos(3).


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(1). Sí, soy caseófobo, casi turófobo. Ya sé que la pasta es en general insípida por no decir cansina, pero se puede animar con mil cosas que no tienen por qué ser queso. Ese afán de verter una cantidad ingente de virutas de leche estropeada y solidificada sobre ella es añadir mal al mal, una actividad propia de criaturas sin corazón ni sentido común. (Pero canta bien). (Jejeje; es broma. O a lo mejor no tanta broma).

(2). Como sé que hacéis con este blog. (Jejeje; es broma. O a lo mejor no tanta broma).

(3). Bueno, venga, vale: Y buenas raciones de queso a quien le guste (que ya sé que sois la inmensísima mayoría). Disfrutadlo.

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