sábado, 16 de noviembre de 2024

Una sola casa

Soy un pésimo lector de poesía. Mi mente me castiga a no alimentar evocaciones, a no dejarme llevar, a no disfrutar de la mera sugerencia, de la mera ensoñación, del mero estímulo. Mi mente quiere comprender, hacer un esquema, una estructura, un argumento. Estoy mucho más cómodo, mucho más en mi ambiente con la narrativa que con la poesía. En la narrativa sí admito, e incluso disfruto, saltos en el tiempo y en el espacio, tramas divergentes, voces variadas e incluso contradictorias: Las intento encajar en una estructura y a menudo lo logro. Pero con la poesía no suelo entender nada. O, mejor dicho, nunca lo entiendo todo.

Me intento convencer a mí mismo de que en la poesía no hay que entender. Hay que percibir y sentir. Hay que disfrutar de la belleza y de la sorpresa. Hay que tener el valor de asomarse a la maravilla y de dejarse atravesar por ella. Sí. Lo sé. Pero mi yo mezquino, mi yo racionalista (y funcionalista) se pregunta: "¿y entonces qué?", "¿y esto qué significa?", "¿y por qué?", y se queda insatisfecho.

Si frecuentáis este blog os habréis dado cuenta de que me gusta explicar tanto lo que muestro como lo que pienso, a veces incluso con alguna pesada prolijidad. De la misma manera me gusta que me expliquen las cosas, y la poesía no suele explicar nunca nada. 

Aun así leo poesía; no tanto como leo novela, ni mucho menos, pero la leo. (Algo. Poco). Y la subrayo. La subrayo pensando con arrogancia que señalo lo más evocador y fantástico, pero me temo que lo que señalo es lo que entiendo, que no solo no es lo mismo sino que seguramente sea lo contrario. Lo evocador y lo fantástico debe de ser lo que no entiendo, y precisamente porque no lo entiendo.

Ilustración de Pere Joan

martes, 5 de noviembre de 2024

El becerro de barro

Como todo el mundo, estoy consternado con la catástrofe de Valencia. Como todo el mundo, no puedo quitármela de la cabeza. Pienso que desde aquí podría opinar sobre el cambio climático, sobre el tipo de urbanismo en el que hemos degenerado, sobre infraestructuras... Pero no sé lo suficiente. No me atrevo a opinar. Apenas tengo dos o tres nociones confusas de todo eso. Y no digamos del sistema económico y social que ha generado el tipo de vida que llevamos: de eso no tengo ni idea. Sí que me sorprende que nuestra forma de vida habitual sea, desde hace ya mucho tiempo, trabajar a muchos kilómetros de donde vivimos y necesitar el automóvil constantemente y para todo. Eso genera unos despilfarros de energía y unos colapsos circulatorios inhumanos, pero es lo que hay, y la verdad es que no sé qué decir al respecto.

Por otra parte quiero desahogarme, escribir sobre algo (este blog es la purga de mi corazón), y me viene de forma tangencial y muy casual un tema del que ya escribí muy al principio de este blog: el símbolo del becerro de oro, Moisés y Aarón, y su relación con el diseño arquitectónico. Así que escurro el bulto, soslayo el problema con el que no me atrevo y salgo por peteneras.

viernes, 25 de octubre de 2024

Los malos arquitectos

"Los malos poetas son malas personas, gente cobarde"
José Avello, Jugadores de billar


Acabo de leer esta frase en esta magnífica novela (injustamente olvidada durante muchos años y que ahora, reeditada, tiene una nueva oportunidad) y me ha llamado mucho la atención. ¿Malas personas?

Me hace reflexionar, porque yo me tengo por mal arquitecto pero no por mala persona. A no ser que le dé una vueltecita al concepto, que es lo que pretendo hacer a continuación.

Yo en principio diría que el mal poeta, como el mal arquitecto, es una persona torpe en su oficio y en su pasión, un desatalentado, incluso un plasta, pero que eso no tiene nada que ver con la maldad. ¿O sí?

miércoles, 16 de octubre de 2024

Desde la puerta

Con motivo del Mes de la Arquitectura me llamó el secretario de la Demarcación de Toledo (mi demarcación) del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha (mi colegio) para preguntarme si estaría dispuesto a dar una charla. "Por supuesto", le contesté. A bote pronto no tengo ningún pudor. Luego lo pienso y me pregunto qué voy a decir, qué puedo contar que interese. Pero ya es tarde: ya he dicho que sí.

En seguida (a los dos o tres días) me pidió el título para irlo anunciando, y le solté: "Una mirada desde la puerta de salida", pensando vagamente en que podía contar cómo veo la evolución de la profesión en estos treinta y nueve años que llevo colegiado, y cómo la dejo.

Bien. Estupendo. Se le dio la conveniente difusión y finalmente llegó el día: ayer, 15 de octubre, a las 18:00 h.

Con lo del visado digital hacía mucho tiempo que no iba a la sede. (La verdad es que a los de la provincia nos ha evitado un montón de viajes). Me sentí raro, como un turista. Hice fotos.

viernes, 4 de octubre de 2024

Melancolía IV

Lo del tanatorio salió mal. No gustó la idea del cromlech, no gustó la idea del poliedro de la melancolía, que nadie entendió, ni gustó la idea de la homotecia propuesta para el vestíbulo con todo el conjunto en miniatura mostrando las relaciones y las tensiones (lo tomaron por una especie de belén o de fuerte comansi). Lo único que quedó de toda aquella idea, aislado, solo, perdido, sin sentido, fue un péndulo que evocaba el paso del tiempo y, a través de la asociación con el cuento "El pozo y el péndulo", de Poe, la certeza de la muerte(1). Quedó ahí, incomprensible, adulterado por bancos y jardineras, como un intruso en un Hipercor. Ahí sigue. Y funciona: Podéis empujarlo (creo que casi mejor si no os ve ningún vigilante) para hacerlo entrar en tragedia: en la tragedia de las ideas adulteradas, perdidas, descartadas, desinfladas y olvidadas. Melancolía.

(En mi vida profesional he intentado tres o cuatro veces poner un poliedro de la melancolía. Jamás lo he conseguido).

Pasados unos meses, mi compañero de clase y amigo Ochan me dijo que unos tíos suyos tenían una fundición y estaban a punto de cerrarla por jubilación. Hacían objetos de bronce al molde de arena y sería bonito que su último trabajo fuera el poliedro de la melancolía.


martes, 24 de septiembre de 2024

La función son los padres

Dedicado doblemente a Jaume Prat,
por su tuit y por su artículo


El otro día, un poco provocativo, un poco en broma (como siempre), pero muy en serio (como siempre), mi amigo y maestro Jaume Prat ha publicado el siguiente tuit: "El gran secreto es que por mucho que nos hablen de función solo cuenta la forma. Antes y ahora".

Yo me he enganchado a parasitar ese tuit (es lo que estoy haciendo ahora) para extenderme aquí y de paso para recordar el último artículo de Jaume publicado hasta el momento: "La arquitectura son los padres".

Maldita sea. No me libro ni una vez de las tildes
que me pone el autocorrector del teléfono

Los arquitectos tenemos una especie de mala conciencia que nos lleva a justificarnos siempre en el sentido de que la forma es caprichosa, poco ética y bastante vana, y que por el contrario lo que nos redime y nos hace ciudadanos de bien y útiles a la sociedad es la función.

lunes, 16 de septiembre de 2024

Melancolía III

Una tarde Fullaondo nos habló en clase del Poliedro de la Melancolía de Durero, y lo hizo como si ya lo conociéramos. Yo conocía a Durero, claro, pero jamás había visto ese grabado ni ese poliedro. Lo proyectó en la pantalla y nos explicó un problema proyectual muy interesante.

Su amigo Antonio Fernández Alba estaba haciendo el Tanatorio de la M30 de Madrid y le encargó un diseño para el patio central que actuaba como lugar de encuentro y distribuidor a las distintas salas.

Antonio Fernández Alba. Tanatorio de la M30, Madrid
Patio distribuidor central a las salas

Le pidió que diseñara algún símbolo que evocara la muerte y pudiera servir de consuelo, de motivo de reflexión, de punto de atención, etcétera. Pero había una condición importante: el tanatorio era aconfesional y el símbolo o la alegoría que diseñara no podía formar parte del imaginario de ninguna religión.

jueves, 5 de septiembre de 2024

...y su madre lo llamó Bill

Llevaba mucho tiempo sin escribir sobre jazz y ahora dos entradas casi seguidas. Digamos que por una parte tenía mono, y por la otra me sigo acogiendo a vacaciones. Creo que con esto dejaré el tema por una temporada.

Hoy os quiero hablar de Billy Strayhorn, un genio de la música.

Duke Ellington y Billy Strayhorn arreglando alguna pieza de la banda

Billy nació en 1915 en Dayton, Ohio, EE.UU. Su padre era alcohólico y su madre lo mandaba por largas temporadas a Hillsborough, Carolina del Norte, con los abuelos para protegerlo. Así que Billy prácticamente se crio con sus abuelos maternos. La abuela, aunque solo fuera como aficionada (que no es poco), lo introdujo en la música.

viernes, 23 de agosto de 2024

Desprecio y veneración

He leído (en un grupo de Facebook de admiradores de Frank Lloyd Wright) que la Torre Price está cerrada, sin uso, y que el dueño está vendiendo las decoraciones interiores.

No conozco el grado de fiabilidad de esta noticia, que está sin contrastar y en la que no profundizo porque no me veo con fuerzas para entender todo el proceso (parece que el edificio está protegido e inventariado y que la Frank Lloyd Wright Foundation lo ha denunciado y las autoridades le están exigiendo al dueño que recupere los elementos que haya vendido hasta ahora). Lo que yo pretendo, a raíz de esta noticia, mejor o peor entendida por mi parte, es mencionar dos males de la arquitectura: el desprecio y la veneración.

lunes, 12 de agosto de 2024

Nina, reina

Estoy de vacaciones, roto por el calor, vago y flojito, y hace muchísimo tiempo que no hablo de jazz. Así que hoy vamos con ello. Además la arquitectura es un rollo.

Bueno, de jazz tampoco voy a hablar, porque os quiero poner una canción de una reina que no es propiamente una jazz-woman, pero le anda cerca. Lo suyo es más el soul y un montón de estilos más o menos próximos. Yo diría que en definitiva su verdadero estilo, su verdadera esencia vital, es la negritud.

Nina Simone, cuyo nombre auténtico fue Eunice Kathleen Waymon, nació en el año 1933, pobre y negra, sexta de ocho hermanos, hija de un obrero manual y una sirvienta doméstica, en el estado de Carolina del Norte, de los Estados Unidos de América.

Con solo dos años empezó a tocar el piano, y progresó muy deprisa. Con diez o doce (según dos fuentes diferentes) estaba ya lista ante el piano para dar su primer concierto cuando los encargados de la sala hicieron levantarse a sus padres de la primera fila porque ahí no podían estar los negros. Obviamente Nina se negó a tocar. A la mierda.

viernes, 2 de agosto de 2024

Melancolía II

El otro día hablamos del grabado Melencolia I de Alberto Durero, y dijimos que era una de las obras más enigmáticas de la historia del arte, y por lo tanto una de las más estudiadas y blablablabeadas.

No es mi intención echar más leña al fuego, sino tan solo exponer lo más notable y repetido. Voy a ir con cierta rapidez porque si me extendiera tampoco íbamos a sacar nada en claro.

Empecemos con la protagonista del grabado: una figura alada (¿un ángel?) bastante enfadada (o más bien fastidiada), con la cara en sombra, sentada con un cierto descuido, levemente despeinada, con la cara apoyada en la mano izquierda (cerrada) y la derecha con un compás (y el antebrazo apoyado en un libro cerrado). Pero no está en actitud de medir ni dibujar. Lo toma descuidadamente y no lo apoya en un papel, ni en un tablero, sino directamente en su vestido, de modo que no lo está usando y hasta parece que le estorba. Le cuelga un manojo de llaves y no sabemos ni quién es, ni qué hace ni qué significa. Lleva una corona de no sé qué (helechos, hierbas, no sé).

miércoles, 24 de julio de 2024

Nadie es perfecto

No me gusta destripar los finales de las películas, pero si aún no habéis visto esta no tenéis perdón.

Billy Wilder e I. A. L. Diamond sabían que estaban escribiendo un guion brillante y divertidísimo. Tan seguros estaban de ello que en  la escena en la que Daphne (Jack Lemmon) le cuenta a Josephine (Tony Curtis) que el millonario Osgood Fielding III (Joe E. Brown) le ha pedido que se case con él introdujeron acotaciones indicando que tocara unas maracas después de cada descacharrante frase, para darle tiempo al público de reír sin tapar la siguiente réplica.

jueves, 18 de julio de 2024

Reseñas

Qué mal lo pasé cuando mi socio y yo cerramos el estudio y nos fuimos cada uno a nuestra casa: A la angustia de no tener nada de trabajo se sumó el desconcierto de tener que "reinventarme", como me exigía todo el mundo, sin saber hacer nada nuevo ni distinto ni tener ninguna idea de cómo reorientar mi trabajo.

De golpe abrí este blog (para desahogarme), me hice perfil en Facebook y (no tengo la menor idea de cómo) creé en Google el perfil de mi estudio. Vi que estaba asociado al Maps y confié en que cuando alguien buscara arquitecto por la zona me encontraría.

No sé si me encontró alguien, pero si lo hizo tuvo que ser para pedirme un certificado de eficiencia energética u otra chorrada similar (esto merece una entrada aparte), porque los pocos que me han llamado por teléfono desde entonces no me han solido decir cómo me han encontrado. Y, desde luego, las escasísimas casas que he proyectado y dirigido en estos años no me han venido por ahí.

Una cosa que sí he mirado de vez en cuando, con bastante temor, ha sido si alguien me había dejado alguna reseña en ese perfil. Sobre todo clientes antiguos, que sí he tenido bastantes. Tengo la idea de que, a diferencia de con los restaurantes, es difícil que en un trabajo como el mío alguien deje una reseña elogiosa, pues se supone que si todo sale bien era lo esperable y lo obligado, pero que cuando un cliente queda descontento por lo que sea (quizá esto merezca otra entrada) lo expresa por todos los canales posibles.

Además yo soy de los que ante un comentario amable se alegran (como todo el mundo), pero ante una queja se ponen malísimos y pierden el apetito y el sueño. Así que cada vez que veía esto

me quedaba muy tranquilo. Vale; ni para bien ni para mal. Estupendo.

Pero ahora, que, como ya os conté, me jubilo, y no sé cerrar ese perfil, ya me da igual ocho que ochenta (no es cierto: una mala cara me sigue haciendo mucho daño, pero al menos un comentario negativo ya no me va a quitar encargos futuros) y estoy pensando escribírmelas yo mismo desde un perfil ficticio.

viernes, 12 de julio de 2024

Elogio de lo monstruoso

El otro día vimos "lo monstruoso" como criterio último y más eficaz para invalidar y descartar una obra de cualquier tipo: Si no responde a su naturaleza (o si algo de ella no lo hace), si no es coherente con su propia esencia, no nos sirve. No la queremos.

De acuerdo. Eso parece irrefutable, y probablemente lo es. (Vamos, que seguro que sí lo es). Pero sin embargo... Sin embargo lo monstruoso está en el centro de muchas obras de arte, e incluso, exagerando, podríamos llegar a decir que está en todo arte que no quiera cumplir lo establecido. (No me refiero ya a que no quiera cumplir los códigos -de eso ya escribí el otro día y lo di por legítimo-, sino a que no quiera cumplir con la forma de pensar, con la coherencia, con la inteligencia, con la bondad. Me refiero a un non serviam en toda la línea de flotación).

Lo monstruoso ha ejercido siempre una rara fascinación sobre muchos artistas, que han intentado explorar alguna de sus facetas.

Grandes escritores han penetrado en los abismos más siniestros del alma humana y nos los han mostrado para nuestro pasmo y horror, y grandes ilustradores, actores y directores han reaccionado intentando darles forma visual y tangible.

miércoles, 3 de julio de 2024

Refutación de lo monstruoso

La identidad de tu padre se hace trizas y con ello se descompone una parte de la tuya. Es cuando te das cuenta de que la una no puede entenderse sin la otra. Y le miras a los ojos y llega la pregunta que lo cambia todo, la pregunta que pone tu existencia patas arriba: ¿quién hay ahí? Es tu padre, sus mismos gestos, su mismo timbre y tono de voz, su misma mirada pero habla otra persona, o parece hablar por boca de otra persona. Sí, técnicamente lo monstruoso es "aquello que no está en su propia naturaleza".

La última novela de Agustín Fernández Mallo me ha gustado mucho. Ya sabía yo (porque estas cosas se saben, se huelen) que iba a ser muy buena, pero es que es MUY buena.

Con su estilo intelectual y frío, con sus complejas ramificaciones rizomáticas, consigue llegar a un raro nivel de sentimentalismo que emociona. Y con una historia tan personal y autobiográfica consigue hacer que muchos nos reconozcamos. Yo, desde luego, me he reconocido, como él, como hijo que ha sido testigo del deterioro "monstruoso" de su padre.

Y me quedo con ese concepto de "lo monstruoso" para reflexionar sobre otras cosas. Todo fracaso, toda decrepitud, todo error, incluso todo dolor, pueden llegar a ser asumibles, pero "lo monstruoso" es inconcebible y es lo que nos desarma. Y "lo monstruoso" es, como bien dice Fernández Mallo, algo muy sencillamente definible: "aquello que no está en su propia naturaleza".

Monstruosa es una mente que ya no es la de la persona que conocemos y queremos; monstruosas son unas células que han perdido su código y su esencia y se están reproduciendo locamente en nuestro cuerpo, que parece que ya no es el suyo. Monstruoso es aquello que, sobre el dolor o el malestar que produce, es un disparate sin sentido, y eso es precisamente lo terrible.

Dicho lo cual, cambio bruscamente de tercio:

lunes, 24 de junio de 2024

Fallo del concurso #ArquiRELATO. Tercera edición

Por fin ha llegado el momento que estabais esperando con ansiedad: el fallo del tercer concurso #ArquiRELATO.

Los tres miembros del jurado hemos sido Ekain Jiménez Valencia y yo como organizadores y María Luisa Valls Alguacil como ganadora de la segunda edición, quien de manera muy generosa se ha prestado a esto y nos ha sido de gran ayuda.

Una vez cerrado el plazo de presentación el 31 de mayo, los miembros del jurado procedimos a leer todos los arquirrelatos presentados (muchísimas gracias a quienes os habéis animado a mandar el vuestro) y posteriormente tuvimos un encendido debate porque de inicio, como debe ser, no había unanimidad.

Tras varias rondas y desempates hemos decidido otorgarle el premio a...

JOSÉ LUIS OLIVER. Título: "Orgánico". [No era necesario titularlo, pero él lo ha hecho]

Era difícil salir airoso del tema propuesto. Un tema sin solución, y el jurado ha pensado que el ganador ha dado una salida inesperada y provocativa.

Os recordamos el planteamiento:

La crisis de la vivienda acecha a tope, aquí y allá. Entre los pisos turísticos y los trasteros de 13 metros cuadrados que se ofertan en idealista, la sociedad está desesperada.

Como experto-a en vivienda que eres te han invitado al último SIMPOSIO INTERNACIONAL SOBRE LA VIVIENDA DEL FUTURO. Tu intervención es la más importante y está programada justo después de comer. La comida ha sido copiosa y te acabas de meter entre pecho y espalda medio litro de licor de hierbas. Confundido-a por las ideas que habías estructurado perfectamente, subes al atril entre aplausos y lanzas las siguientes propuestas para la vivienda del futuro:

"Presidente del Gobierno, Secretario General de la ONU, apreciados señores y señoras, esto es lo que (hic) propongo para dar solución al problema de la vivienda:"


Y este es el #arquiRELATO ganador:

jueves, 20 de junio de 2024

Leer hoy a Sullivan y escuchar a Mbappé

Acabo de terminar de leer este libro que vio la luz hace justo un siglo(1):

Confieso con mucha vergüenza que lo debería haber leído hace treinta y tantos años, cuando hice mi tesis doctoral. Entonces lo picoteé ligera y egoístamente buscando perentoriamente las dos o tres cosas que me interesaban y no le hice el caso que merecía. Y ahora voy a elucubrar si merece caso: quizá no lo mereció nunca, ni siquiera cuando fue publicado, porque ya nació anacrónico. No obstante ha habido algo que me ha sacudido, y por eso lo traigo.

miércoles, 12 de junio de 2024

Fiesta y placa

Ya llegan, un año más, incansables y precisas como un eclipse, las fiestas de mi pueblo. En estos días tengo que soportar algún que otro fastidio, porque resulta que tengo el privilegio de que buena parte de los actos se celebran ante (y en) el soportal al que da mi estudio.

En ese espacio, ante mi puerta cerrada, se congrega mucha gente, que hace todo tipo de cosas (algunas bastante desagradables) durante bastantes horas.

Hace unos años, al llegar la fecha, decidí quitar la placa de al lado de la puerta porque pensé que algún idiota podría romperla, pintarrajearla o llevársela, y desde entonces lo vengo haciendo cada vez. En cuanto terminan las fiestas y el soportal vuelve a su rutinaria normalidad vuelvo a colocar la placa.

Hoy ya la he quitado.

Pero he decidido que ya no la voy a poner más.

jueves, 6 de junio de 2024

Melancolía I

A mi compañero arquitecto, y amigo virtual
Javier Ricardo Simón Niño, por los comentarios
que he transcrito en la anterior entrada, que me han
inspirado para tratar aquí el tema de la melancolía.


Uno de los grabados más enigmáticos de Alberto Durero (y de cualquier artista, y de cualquier época) es el titulado Melencolia I.

Alberto Durero, Melencolia I

Como de lo que no se entiende es de lo que más se escribe, de este grabado hay páginas y páginas explicando nítidamente que no se entiende nada. (Hay que ver lo doctos y lo rimbombantes que nos ponemos todos para decir que no sabemos ni un pimiento). Por lo tanto yo, como aspirante a crítico sesudo, voy a insistir en señalar mis incomprensiones, pues no hay ni un solo elemento en ese grabado que no las atesore. Por ejemplo:

miércoles, 22 de mayo de 2024

¡Será por dinero!

-¿Qué más ha pintado después de esta capilla?
-Pues... no mucho...
-¿Cómo, si estaba tan orgulloso de haber perfeccionado un nuevo método?
-Cuando el papa Clemente VII me designó Guardián de los Sellos, ya no necesité trabajar. Tenía todo el dinero que deseaba.
-¿Así que el dinero era la única razón de su pintura?
Sebastiano miró a Miguel Ángel con asombro, como si creyese que su benefactor había perdido repentinamente la razón.
-¿Y qué otra razón podía haber?

En esta escena de la novela La agonía y el éxtasis, de Irving Stone, vemos a Miguel Ángel hablando con su amigo y protegido Sebastiano Luciani, más conocido como Sebastiano del Piombo precisamente por lo que ahí cuenta: porque el papa le nombró guardián de los sellos (de plomo) de la Santa Sede. Un cargazo.

Sebastiano del Piombo, La resurrección de Lázaro

Sebastiano fue un magnífico pintor, con influencias cruzadas de los opuestos estilos veneciano (color) y florentino (dibujo) -perdón por la excesiva simplificación-, que siempre admiró a Miguel Ángel y fue ayudado por este (aunque al parecer la cosa no acabó muy bien. Ya sabéis: los artistas).

jueves, 16 de mayo de 2024

Cartas de amor y partes de accidente

La mayoría de la gente que necesita un arquitecto no es para que haga arquitectura. Eso de la "arquitectura" es un concepto demasiado sofisticado y casi siempre inalcanzable.

En mi triste experiencia, casi todos los que han recurrido a mí alguna vez lo han hecho para que les resolviera la ardua papeleta de un trámite burocrático, y yo, como casi todos mis compañeros, casi siempre lo he entendido mal y he querido creer que buscaban en mí un "algo" casi inefable. Siempre he buscado la ocasión, incluso con ansia y con desesperación, de hacer arquitectura. Pero no; no era eso.

Me llama, por ejemplo, gente que algunas veces en casa se junta con muchos amigos o familiares y en esos momentos de celebración las comidas se les hacen muy incómodas en el salón. Entonces se les ocurre acristalar el porche y el ayuntamiento les da el gran disgusto: Necesitan un arquitecto. En esas circunstancias lo que menos quieren es que yo les hable de luz, de espacio, de circulaciones, de formas... Tampoco es el momento de sacar los lápices de colores. Soy un petulante y un estúpido. Es como si necesitaran que alguien ducho en seguros les rellenara un parte de accidente y dieran con un gilí que quiere creerse poeta.

Parte Europeo de Accidente

Descripción del accidente: "Ya la Aurora de rosados dedos bañaba de plata el horizonte cuando el vehículo 'A', raudo cual el équido Bucéfalo..." No, así no vamos a ningún lado. Quién ha contratado a este imbécil.

martes, 7 de mayo de 2024

¡Chinita!

Hoy he tenido un "¡chinita!" No es el primero; ni el quinto; ni el décimo. Sí que espero con todo mi ser que sea el último, pero quién sabe.

¡Ch! ¡Ch! ¡Chinita! ¡Chinita! ¡Chinita, ven aquí!

Esta es la forma en que muchos se dirigen a nosotros, y, como en el fondo nos merecemos ese trato, acudimos dóciles como la chinita de la película.

Yo he sido chiniteado cien veces a la cara, por teléfono, por correo electrónico, o -como hoy- por WhatsApp. Os voy a contar cómo ha sido porque lo tenemos tan asumido que a veces no nos damos ni cuenta de la humillación y nos creemos que es una forma correcta de ser tratados. Desde luego, quien se dirige a nosotros no se da cuenta; lo suelta así, como si cualquier cosa.

lunes, 29 de abril de 2024

Consejos a jóvenes arquitectas-os

De pronto me veo hoy, el día en que cumplo 64 años, y ya a punto de salir de esta maldita (perdón, quise decir bendita) profesión, y creo que es justo que le cuente a la gente joven mis experiencias y aprendizajes durante décadas, por si les pudieran servir de algo.

Las he (des)ordenado en forma de decálogo. Ya sabéis la magia que tiene el número diez para hacer listas de mandamientos o de consejos.

Vamos con ello:

0.- Tened siempre localizadas esas cositas que
llevan una base de rafia y una especie de correa.

viernes, 26 de abril de 2024

Concurso ArquiRELATO: Tercera edición

Ekain Jiménez Valencia y José Ramón Hernández Correa tenemos el enorme placer de convocar la tercera edición del premio narrativo que ha fascinado a propios y a extraños, y que tanto os ha emocionado siempre: el famoso y prestigiosísimo premio de narración arquitectónica ArquiRELATO.

Como en anteriores ediciones, hemos respetado el calendario: convocamos en abril y resolvemos en mayo.

Este año volvemos a contar con la compañía de Ediciones Asimétricas. Agradecemos mucho su generosidad.


CONTEXTO Y TEMA DEL RELATO:

La crisis de la vivienda acecha a tope, aquí y allá. Entre los pisos turísticos y los trasteros de 13 metros cuadrados que se ofertan en idealista, la sociedad está desesperada.

Como experto-a en vivienda que eres te han invitado al último SIMPOSIO INTERNACIONAL SOBRE LA VIVIENDA DEL FUTURO. Tu intervención es la más importante y está programada justo después de comer. La comida ha sido copiosa y te acabas de meter entre pecho y espalda medio litro de licor de hierbas. Confundido-a por las ideas que habías estructurado perfectamente, subes al atril entre aplausos y lanzas las siguientes propuestas para la vivienda del futuro:

"Presidente del Gobierno, Secretario General de la ONU, apreciados señores y señoras, esto es lo que (hic) propongo para dar solución al problema de la vivienda:"


BASES

0.- Este III Concurso ArquiRelato cuenta con el patrocinio de Ediciones Asimétricas (@e_Asimetricas). Agradecemos mucho el apoyo.

1.- El concurso está abierto a cualquier persona.

2.- El relato, en formato email y con una extensión máxima de 300 palabras, se enviará por correo electrónico a la dirección arqui.relato@gmail.com antes de última hora del día 31 de mayo.

3.- El contenido del relato es libre, pero tiene que empezar obligatoriamente por la frase que se ha indicado: "Presidente del Gobierno,... (etc)", cuya extensión no cuenta en el total de palabras. Se valorará el humor, la ironía, la serenidad, la locura, la mala leche, el disparate, la coherencia, la incoherencia y un largo e inconcreto etcétera.

4.- El jurado, cuyo fallo será inapelable, estará compuesto por José Ramón Hernández Correa, Ekain Jiménez Valencia (que serán tan arbitrarios y subjetivos como cabe esperar de ellos) y María Luisa Valls Alguacil, ganadora de la segunda edición de ArquiRelato (que pondrá la necesaria sensatez y ecuanimidad).

5.- Se otorgará un premio consistente en:
-Dos libros de Ediciones Asimétricas.
-Un ejemplar del fastuoso libro El hombre del sombrero dedicado por su autor.

6.- La fecha del fallo será anunciada en redes sociales y en este blog a la finalización del plazo de recepción de los relatos. El relato ganador, junto con una selección, serán publicados en las redes sociales y en este blog ¿Arquitectamos locos? Salvo petición expresa, se publicarán de forma anónima.


En Vitoria-Seseña, a 26 de abril de 2024

miércoles, 24 de abril de 2024

Perspectiva histórica (y II)

El otro día, después de escribir eso tan bonito de que todos tenemos la opción de cambiar el futuro para mejor a base de modificar cualquier cosa del presente, se me ocurrieron varias objeciones que contradecían un propósito tan optimista.

A veces la relación causa-efecto no es la esperada.
Dibujo de Quino

Pensé que si por ejemplo alguien hubiera ayudado a Hitler a ser mejor pintor y con ello le hubiera llevado a centrarse en el arte y no interesarse por la política, probablemente las cosas habrían incluso empeorado. El ambiente quería nazismo, y en cualquier caso lo habría habido. Y probablemente otro líder del partido y de la cancillería con otra personalidad, menos disparatado, menos excitado y más frío y racional, habría escuchado a sus generales y habría dosificado sus fuerzas con mayor prudencia, por lo que podría haber soslayado el desastre de la ofensiva rusa e incluso haber ganado la guerra. ¿Y cómo estaría el mundo hoy?

lunes, 15 de abril de 2024

Perspectiva histórica (I)

Todos hemos pensado alguna vez en el viaje en el tiempo, y asumimos como algo evidente que quien lo hiciera al pasado no debería tocar ni alterar nada, por insignificante que fuera, o sus consecuencias encadenadas modificarían profundamente el presente.

Es un recurso muy utilizado en la narrativa, y por supuesto que en un episodio Homer Simpson viaja a la remota prehistoria, mata algunos bichos y rompe alguna cosa, y cuando vuelve al presente se encuentra a su familia comiendo con largas lenguas viperinas y prensiles.

miércoles, 3 de abril de 2024

El pícaro (la escalera picarona)

En pleno casco de una histórica ciudad castellana inauguraron hace bastantes años un edificio muy importante, diseñado por uno de los arquitectos españoles vivos más prestigiosos (si no el que más).

Hubo mucho bombo y platillo, y también mucha polémica, porque no hay ciudad histórica castellana en la que cualquier edificación contemporánea que se salga de lo de siempre, por respetuosa y comedida que sea, no la genere. Además, toda la normativa, el plan especial del casco, las normas y filtros de la comisión de patrimonio, etc., hacen casi imposible que se construya otra cosa que no sea una enésima imitación de la arquitectura de los siglos gloriosos.

Pero esta fue una de las raras veces en que se consiguió. Un gran edificio singular desafiante de los gustos, usos y costumbres de los pobladores del heroico casco antiguo. Para muchos una auténtica provocación, y para otros una necesaria entrada de aire fresco y una sacudida de tanta paletería. 

Yo, como soy un osado, oso no tenerle demasiado aprecio a ese edificio, aunque tiene cosas muy meritorias. Pero no quiero hablar de eso; no pretendo hacer una fina crítica arquitectónica, sino enseñaros esta foto que tomé yo mismo:

martes, 19 de marzo de 2024

Castañuelas

A Millán, y por extensión otra
vez a Eduardo y a Santiago.


Mis mejores amigos me han regañado mucho por la última entrada: Nevermore. Me dicen que lo que digo no es verdad, que juego a hacerme la víctima, que esta profesión me ha dado muchas alegrías y muchos éxitos, que he dado servicio a muchos clientes satisfechos, que he creado una red de afectos y que no tengo ningún derecho a hacerme la víctima ni a intentar dar penita.

Bueno, vale; si lo dicen ellos, que tienen un criterio probado y aquilatado, será verdad, pero os aseguro que no fue un relato triste ni quise dar penita. Al revés: Estaba contento y muy tranquilo al asumir mi realidad, y dispuesto a disfrutar mi apagamiento profesional.

Y justo entonces, estando así, me llega un motivo de celebración e incluso de envanecimiento. Estoy más contento que unas castañuelas, y lo voy a contar, si queréis, para compensar lo del otro día.

-Tampoco te vengas arriba, que no tienes medida y eres capaz de saltar de la miseria a la prepotencia; so bipolar.
-No, nada de eso. Si lo del otro día mencionaba de alguna manera el fracaso, era un fracaso muy liviano, así que ahora, del mismo modo, toca hablar de un éxito modestísimo. Esa es mi escala para mal y para bien.

Bueno, pues se trata de que he recibido un correo de Millán Garrido, un arquitecto fiel lector de este blog que me dice que comenta pocas veces, pero que lo lee siempre, y también que ahora anda de paseo por Helsinki y se ha acordado de mí y de ¿Arquitectamos locos? Me cuenta una historia y me adjunta cuatro fotos:

lunes, 11 de marzo de 2024

Nevermore

And my soul from out that shadow that lies floating on the floor
Shall be lifted - nevermore!
Edgar Alan Poe. The Raven

Y mi alma, de esa sombra que yace flotando en el suelo
no se levantará - ¡nunca más!
Edgar Alan Poe. El cuervo


Nunca más. Ya nunca más.

Como Dios nos cría y nosotros nos juntamos, en las redes estoy rodeado de viciosos de la arquitectura, que no hacen más que poner fotos y planos de edificios. Estoy viendo ahora más proyectos que en toda mi vida, de todas las partes del mundo y de arquitectos de quienes jamás había oído hablar.

Abundan más las obras tranquilas, sensatas y lúcidas que las espectaculares y extravagantes (sé elegir de quiénes me quiero rodear), hasta el punto de que en un primer vistazo a algunas de ellas llego a pensar: "Esto lo podría haber hecho yo". "Esto lo sabría hacer yo". (Pero llevo treinta y nueve años diseñando casas, varios cientos, y jamás he hecho nada ni remotamente parecido).

Una de las últimas casas que me han mostrado es esta:

Residencia Hawkins. Cheltenham, Sidney, Australia.
Philip Cox, arquitecto

Y ha desencadenado en mí una cascada de emociones(1), que es la que os voy a intentar contar aquí.

lunes, 4 de marzo de 2024

Miedo

Un amigo mío, de mi edad, fue a consulta del urólogo (también aproximadamente quinto suyo) y este le preguntó si se levantaba de madrugada para ir al baño. Mi amigo le contestó: "¡Pues claro; como usted!"

Y sí; yo también. Y algunas noches dos veces. Es muy desagradable abrir el ojo de madrugada, con lo a gusto y lo calentito que estoy, urgido por una presión tiránica en la vejiga.

Sin embargo el sábado me desperté de repente por otro motivo. De nuevo se me había metido en mi colodrillo (y supongo que en mi sueño) la casa de X.

El padre de Mafalda, preocupado, no puede dormir. Quino

Me ha pasado dos o tres veces en los últimos dos o tres años. Hay en esa casa algo que no me gusta, algo con lo que no estoy tranquilo. Le doy vueltas a la cabeza y no hago más que ver cosas horribles.

miércoles, 28 de febrero de 2024

¿Quién necesita arquitectos?

Bernard Rudofsky, basándose en una exposición que hizo el MoMA, publicó en el año 1964 un libro titulado Architecture Without Architects que se hizo famoso, y que fue traducido al español como Arquitectura sin arquitectos por la Editorial Universitaria de Buenos Aires en 1973. (Cuánto tenemos que agradecerles a las editoriales hispanoamericanas todos los lectores en español, y sobre todo los españoles).

La exposición y el libro consiguiente eran un canto a la arquitectura vernácula, espontánea, tan diferente a la que hacemos los arquitectos que puede decirse que no es la misma disciplina. No solo los métodos son distintos. Lo son la concepción, la necesidad, el planteamiento, la finalidad, todo.

Aquí quizá sea pertinente una acotación: Creo que toda arquitectura tiene arquitecto; otra cosa es que este tenga o no tenga título académico. En toda obra de construcción hay alguien -una o varias personas- que decide, que piensa, que diseña, que estima costes y que adquiere responsabilidades. Si esa obra de construcción goza de alguna de las cualidades que la hacen acreedora de ser llamada "arquitectura", entonces a esas personas que la han pensado se les ha de llamar "arquitectos" o "arquitectas".

miércoles, 21 de febrero de 2024

El tercer hombre

A Carlos Bento Company, que lo
mencionó en Facebook.


Renzo Piano (Génova, 1937) y Gianfranco Franchini (Génova, 1938 - Génova, 2009), paisanos, se conocieron muy jovencitos estudiando arquitectura en el Politécnico de Milán e incluso compartieron habitación. Con el tiempo, y ya titulados, trabajaron juntos y se les unió Richard Rogers (Florencia, 1933 - Londres, 2021).

Los tres jóvenes talentosos dieron la campanada cuando ganaron uno de los concursos de arquitectura más importantes de la segunda mitad del siglo XX: el Centro Georges Pompidou en el centro histórico de París. Tocaron el cielo y, de rebote, el infierno.

martes, 13 de febrero de 2024

Insultos

Tengo un lector que me insulta.

Mi madre siempre decía que el mayor desprecio es no hacer aprecio, y así lo he hecho hasta ahora con este personaje. Leo sus estúpidos y malignos comentarios y paso de él. Pero hoy me decido por fin a escribir para decirle que ha ganado.

Sí, le felicito a usted: ha ganado. No sé qué, pero ha ganado. Para usted la perra gorda. Ya puede celebrarlo. Hala.

Reproducción de uno de los bloques de la casa Ennis, de Frank Lloyd Wright.
Regalo de un amabilísimo lector de este blog.

martes, 6 de febrero de 2024

El monje de la boina

He visto esta foto que me ha llamado muy poderosamente la atención: Le Corbusier visitando las obras del convento de La Tourette. Todos los monjes lo acompañan y lo escuchan.

¿Todos? ¡No! Un monje irreductible, tocado con una gran boina resiste todavía y siempre al arquitecto.

(Podéis clicar la foto para verla más grande, pero de todas formas os amplío al monje de la boina):

Está subido a un muro y mira desafiante a un punto, me da la impresión de que no tanto porque aquel punto le atraiga como para hacer ostentación de que no le interesan nada ni ese otro que todos miran ni el arquitecto a quien parecen respetar tantísimo. Ese monje solitario y testarudo, ágil y desafiante, parece decir: "Habla, chucho, que no te escucho" y "Ja; Lecorbusieritos a mí".

lunes, 29 de enero de 2024

El desaforado y febril disparate de Fred Mamany

Hay espacios que nos hacen replantearnos nuestro concepto de arquitectura, nuestro criterio de belleza e incluso nuestras convicciones éticas y nuestras ganas de vivir.

Hay cosas que son insoportables. Por ejemplo este restaurante:

¿Podríais comer ahí, tranquilamente sentados, un trozo de carne asada sin tener sobre vuestra conciencia catorce asesinatos? ¿Podrías comer como si tal cosa, sin que se os alterara una docena de constantes vitales? Yo (y eso que soy muy comilón) no probaría bocado. Es más, me pondría a llorar desconsoladamente con un infinito sentimiento de desamparo y con la certeza de que nadie me quería y de que la vida no tenía sentido.

jueves, 18 de enero de 2024

Bonito (otra vez)

Me repito mucho. Ahora iba a ponerle a esta entrada el título "Bonito" y me ha dado la vaga sensación de que ya lo había usado. He buscado y sí: aquí. Por eso añado ahora "(otra vez)", y podría seguir con ("y las que hagan falta").

Ay, lo bonito; qué bonito.


Para empezar a aclarar los conceptos diré que no voy a hablar de pez teleósteo alguno, lo que deja la cuestión reducida a algo más bien "lindo, agraciado, de cierta proporción y belleza".

Los arquitectos, en general (yo diría que casi todos), odiamos la palabra "bonito" referida a la arquitectura porque no es un término que nos sirva para nada. ¿Qué es un edificio bonito, una ventana bonita, una bóveda bonita? Nada. Bonito no es un criterio arquitectónico ni un rango de valor. Por eso nos pone nerviosos que este adjetivo tenga tanto predicamento entre la población lega, y no digamos ya que nos pregunten si tal edificio nos parece bonito. A veces contestamos, un poco (bastante) indignados: "¡Este edificio no es bonito: es bueno!".

Eso, como digo, ya lo he contado y no quiero extenderme ni repetirme demasiado. Lo que pretendo contar ahora es que para todo hay alguna excepción, y para esto que acabo de decir, y que nos parece tan claro y tan evidente a (casi) todos los estirados arquitectos, está la del brillante Bernardo Angelini, del estudio zigzag arquitectura (con su socio David Casino).

jueves, 11 de enero de 2024

No se me ocurre nada

Hay veces (incluso bastantes) en que tengo dos o tres temas bulléndome en la cabeza para escribirlos aquí, e incluso empiezo un par de entradas a la vez, cuyos borradores se estorban y se dan codazos para ser publicados antes que el otro, pero de repente (serán las fiestas, será el año nuevo) me he quedado sin nada que decir. El tan temido momento ya apareció: Adiós al blog. Se me acabó la mecha.

Pero la vida nunca para y en mi estúpida rutina ayer mismo vinieron a verme unos clientes para pedirme que les hiciera el certificado final de obra de una pequeñísima y modestísima intervención que les he hecho. Así que os voy a contar esa insignificante aventura.

Hace unos años les hice el proyecto de su casa y les dirigí la obra. Es una casa que jamás publicaré aquí ni en las redes sociales ni en ningún otro sitio, porque temo la feroz (y seguramente justa) aversión de mis adorados compañeros de profesión y de los amantes de la arquitectura en general.

La casa que me encargaron fue una versión reducida y más pobre (pero con el mismo espíritu optimista) de esas mansiones salvajes, empalagosas y agobiantes que aparecen en la revista ¡HOLA!(1).

miércoles, 3 de enero de 2024

Tintinismos y otras filias

A mis ilustres compañeros Francisco
Gómez de Tejada
y Jaume Prat, porque
saben y están en el bando correcto. 


Estamos rodeados por grupos irreconciliables, fanáticos y terribles: concebollistas y sincebollistas, colacaístas y nesquikistas, paellistas y arrozconcosistas, solotildistas y solonotildistas... Se pertenece a uno o a otro con pasión y fiereza fundamentalistas, y, naturalmente, no solo con exclusión absoluta del otro, sino con la convencida negación de que en el otro pueda haber escondida ni siquiera alguna remota virtud.

Nos encanta pertenecer a un bando y restregárselo por la cara a los del otro, con la firme convicción de que están equivocados. Eso nos refuerza más en nuestra verdad. Ya lo he dicho: es puro fundamentalismo.

Yo me reconozco concebollista (perdón, Pumares), colacaísta ("hace grumos"; "pues que los haga"), arrozconcosista (la auténtica paella valenciana está de muerte, pero por aquí le ponemos chorizo y ohlàlà ohmygod) y empecé siendo solotildista pero me estoy quitando poco a poco (y eso es raro, porque uno pertenece irreductiblemente a un bando hasta su muerte).

Pero también hay grupos más tolerantes y enfrentamientos más amistosos, o al menos menos cruentos. De entre estos casos se me ocurre como el más claro y nítido el de los tintinistas y los asteriquistas.